Nubia Muñoz, la microbióloga
Tantas vidas salvadas
Mientras Manuel Patarroyo no ha logrado inventar la vacuna contra la malaria, una colombiana ha sido crucial en el desarrollo de la exitosa vacuna contra el cáncer de cuello uterino. ¿Quién conoce a Nubia Muñoz?
Sin ser la inventora de una vacuna que puede estar salvando de la muerte a tres mil colombianas al año, sus investigaciones científicas y trabajo de campo fueron claves para lograrla. Médica patóloga y epidemióloga, la caleña Nubia Muñoz ha dedicado unos cincuenta años de su vida a encontrar la causa de varios tipos de cáncer y proponer estrategias de prevención.
Sus estudios han incluido a miles de mujeres de más de cuarenta países, principalmente de Asia, África y América Latina. De las pipetas y equipos de su laboratorio en el Instituto Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) de Lyon, Francia, viajó a países tan disímiles como Uganda, Colombia, Filipinas, Irán y Brasil, buscando la causa del cáncer de cuello uterino. Tenía la sospecha de que se trataba de un agente infeccioso, estilo virus, y en su mira había unos posibles candidatos. Pero los instrumentos con que contaba para comprobarlo a mediados de la década de los setenta no le permitían asegurar con plena certeza lo que intuía.
Por esa época colaboró con el virólogo alemán Haraldzur Hausen –Premio Nobel de Medicina 2008– pero fue solamente hasta 1995 cuando lideró un estudio que develó dos resultados importantes: en cuanto a las causas del cáncer de cuello uterino, clasificó dos tipos del Virus del Papiloma Humano (VPH) –el 16 y el 18–, como los agentes responsables del 70 por ciento de los casos a nivel mundial; y, como consecuencia, estimuló a la industria farmacéutica a desarrollar pruebas para mejorar los diagnósticos, así como para desarrollar vacunas. “Tuve el privilegio de ser una de las científicas que participó en este descubrimiento”, asegura Muñoz en uno de sus artículos publicado en Public Health Genomics en el 2009.
En una investigación mucho más amplia realizada en veintidós países y ya con equipos más sofisticados, su grupo de científicos comprobó que no solo el VPH era la principal causa del cáncer cervical, sino que era absolutamente necesaria su presencia, lo que no ha sucedido hasta ahora con ningún otro tipo de cáncer. Ese nuevo descubrimiento hacía más fácil buscar estrategias para combatirlo, enfocar los esfuerzos de la vacuna hacia los tipos 16 y 18 del VPH, y mejorar la precisión en las pruebas de detección.
¿A qué se enfrentaba?
Si bien Muñoz trabajó en cáncer gástrico, de esófago, hepático y colorectal, desde muy pronto el VPH y su incidencia en cáncer de cuello uterino fueron sus principales objetos de estudio, y por su estrecha relación, también el anogenital y el de garganta. De 1985 a 1997 lideró once estudios en algunos de los cuales fue posible establecer el rol del comportamiento sexual masculino en el riesgo de desarrollar estos tipos de cáncer.
Cobra aún más importancia si se tiene en cuenta que a nivel mundial el cáncer cervical es el segundo más común, y en países en desarrollo, donde ocurren el 80 por ciento de los casos, es el número uno. En Colombia es el tercer tipo de cáncer más frecuente y sigue siendo la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres.
Estudios posteriores liderados por Muñoz han encontrado otros seis tipos del VPH, diferentes al 16 y al 18, responsables entre todos del 95 por ciento de los carcinomas; en total se han identificado más de ciento cincuenta tipos de este virus. “El enérgico e implacable liderazgo en el frente epidemiológico de Muñoz, basado en el trabajo pionero de zur Hausen, ha originado la vacunación contra el VPH y mejorado los métodos de diagnóstico”, de acuerdo con la Asociación Internacional de Epidemiología.
Actualmente, y luego de su retiro del IARC en el 2001, es miembro del comité que diseña e implementa la tercera fase de la vacuna de Merck en varios países, incluido Colombia. “Sigo activa, ayudando a colegas en el Instituto de Cancerología y en el Ministerio de Salud”, le dijo a Arcadia.
“Nubia ha sido durante décadas y sigue siendo una referencia obligada para nuestros estudios”, comentó Xavier Bosch, director del Programa de Investigaciones Epidemiológicas en Cáncer del Instituto Catalán de Oncología de Barcelona. Es “una excelente consejera para guiar decisiones y aconsejar a grupos e individuos en proyectos y planes de trabajo”, continuó, dando mérito a su capacidad para promover a otros investigadores y trabajar en grupo.
La científica colombiana en Francia
Aunque Muñoz vive aún en Lyon, cada cierto tiempo aterriza en El Dorado para cumplir con sus obligaciones profesionales, y aprovecha para pegarse la rodadita hasta su natal Cali. Visita a sus hermanos –ella es la menor de cinco y la única mujer–. Hija de un campesino que murió de difteria cuando ella tenía seis años, su madre empezó entonces a trabajar en el servicio doméstico y sus hermanos la apoyaron para que, a diferencia de ellos, continuara estudiando una vez graduada de bachiller.
Coautora de más de trescientos artículos científicos en revistas internacionales –publica desde 1966–, su mayor logro, dice, es “haber participado en los estudios de epidemiología molecular que llevaron a demostrar que ciertos agentes infecciosos son una causa importante de cánceres en los humanos”. Menciona, además del VPH, al virus de Hepatitis B y C causante del cáncer de hígado, y la bacteria Helicobacter pylori, causante del cáncer gástrico. “Los agentes infecciosos son responsables de un 20 por ciento de todos los cánceres en el mundo y son un gran problema de salud pública sobre todo en los países pobres donde causan un 50 por ciento de todos los cánceres. Lo más importante de [mis] estudios es su impacto en la prevención de los cánceres de cuello uterino y de hígado con el desarrollo de vacunas profilácticas contra VPH y Hepatitis B. Esta ha sido mi mayor satisfacción”.
A pesar de que por estatutos la fundación que otorga el Premio Nobel no informa sobre las nominaciones que recibe, es bien sabido que su nombre estuvo en el abanico de posibles ganadores de dicho reconocimiento en el 2008. El epidemiólogo Fernando de la Hoz, director del Instituto Nacional de Salud, la califica como “un ejemplo de la ciencia colombiana”, y afirma que su contribución ha sido muy importante para el conocimiento pero sobre todo para la prevención. “Fue su liderazgo a través de amplios estudios epidemiológicos realizados en muchas partes del mundo lo que llevó a la demostración innegable de que el VPH tenía un papel fundamental en el desarrollo del cáncer de cérvix en las mujeres y en otro tipo de cánceres en mujeres y hombres”.