La brasa que sostiene el fuego creativo

El incendio en la imaginación que nos despierta el trabajo de un artista en escena no es posible sin la labor de artesanos, técnicos y gestores, quienes con sus habilidades y destrezas son el soporte de las artes vivas. Sin ellos el telón no se levanta en las salas de teatro, los micrófonos se silencian en los conciertos y los actores no cuentan con los elementos y artilugios que les permiten caracterizar sus personajes.

Estas mujeres y hombres detrás de los espectáculos se convierten, con su trabajo individual y en equipo, en la brasa que alimenta el fuego creativo que se prende con la chispa de los creadores y es visible en todo su esplendor gracias a los intérpretes, las llamas que encienden la fantasía del público al salir al escenario. A pesar de desarrollar las ideas en una producción escénica y ser el pilar en las representaciones de danza, música, teatro y circo, esta tropa de talento en trasescena encargada de los oficios en las artes no cuenta con el reconocimiento que otros roles poseen, llegando a ser invisibles.

ARCADIA quiere llamar la atención sobre la crítica situación que afrontan las artes vivas en Colombia, que se acentuó de manera catastrófica por las medidas sanitarias, expedidas desde marzo pasado con la declaración de la pandemia. En estos meses hemos visto el cierre definitivo de muchas salas y equipamientos culturales en el país, así como la liquidación de empresas que trabajan tanto en la producción de espectáculos culturales y artísticos como en la organización de eventos sociales y académicos, privados, corporativos y públicos, en los que se emplean los artistas relacionados con las artes vivas.

Los oficios de las artes son los eternos olvidados, tanto por el público como por otros colegas del sector. Y ni hablar del Estado, que si bien trabaja en la formación de los oficios por medio de algunos programas, solo en tiempos recientes se ha ocupado de pensar ampliamente el sector, expidiendo en 2018 una política de fortalecimiento para las actividades en la cultura y las artes, que aún no empieza a implementarse con todos sus componentes.

Paradójicamente, el gremio de la producción de eventos fue el primero en reaccionar y recogió información mediante encuestas sobre su realidad, lo que le permitió abrir espacios de diálogo para plantear soluciones y alternativas que alivien la crisis en que se encuentra este sector, que en las últimas tres décadas se ha posicionado como un referente para América Latina.

Estas acciones cuentan con amplios liderazgos de la sociedad civil, que han impulsado campañas privadas con alivios económicos para las familias de los afectados y han establecido canales de interlocución con el Congreso, la Presidencia de la República, los ministerios y los Gobiernos regionales y locales. Pero aún no se concretan soluciones de fondo que alivien su situación; no hay recursos adicionales que lleguen al ramo para hacer frente a la crisis, y lo que hasta ahora se ha visto son convocatorias artísticas extras, formuladas al amparo del Decreto 475 de 2020, que facultó a alcaldes para reinvertir los recursos recibidos por la Ley del Espectáculo Público (lep). Preocupa que no haya claridad sobre cómo se reinvertirán los casi cuarenta y cuatro mil millones de pesos que tenían por asignar, y que en los portafolios de nuevos premios y becas que se han publicado a la fecha no haya ningún estímulo específico que beneficie de manera directa a técnicos y representantes de los oficios.

Ahora, más que nunca, es necesario evidenciar su importancia y llamar la atención sobre la crisis que atraviesan los oficios de las artes; oficios tradicionales en la producción escénica en danza, música, teatro y circo. Por eso, acá les contamos en qué consiste su labor y les presentamos algunas cifras que dan cuenta del impacto que este sector tiene en la economía y en el desarrollo de nuestro país.