LITERATURA
Colombia y el fenómeno de la autopublicación
Por paradójico que suene, escritores muy jóvenes están conquistando audiencias que ya se soñarían algunos de quienes escriben en editoriales tradicionales. La 'fanfiction' hecha en Colombia tiene ya varios ejemplos que son citados a nivel latinoamericano. Ellos también están atrapados en su propia paradoja: quieren publicar en una editorial tradicional para ser legitimados.
La cadena del libro tradicional se ve más o menos así: autor-editor (corrector/diagramador/diseñador/marketero)–agente-impresor-distribuidor-librero-lector/crítico profesional. Esto quiere decir que entre el manuscrito de un autor y el destinatario final puede haber hasta cinco intermediarios que agregan valor (y costo) al manuscrito original de forma que llegue a la mayor cantidad de lectores. En el proceso editorial, el manuscrito es leído, revisado y preparado para ser impreso y comercializado, luego distribuido a diversos puntos de venta. Si el libro resuena en medios, gracias a la crítica profesional, al librero o al voz a voz, esa venta se multiplica, afectando de para atrás a todos en la cadena hasta que el autor recibe, si todo sale bien, entre el 8% y 10% del precio de venta final del libro impreso. La explicación, si bien obvia para quienes habitan “la cadena del libro”, no es tan evidente para el lector que solo quiere un buen libro y hablar de ese libro con alguien más. Conectar. Encontrarse, por vía de la palabra con otras personas, vivas o muertas.
Internet tiró al traste esta larga cadena. Con la llegada de Amazon (la tienda de retail más grande del mundo), la librería fue el primer eslabón de la cadena del libro que empezó a tambalear. Como internet puede ser tienda, red de cotorreo o gran imprenta, otros actores empezaron a saltarse eslabones de la cadena. Rápidamente, la mayoría de editores desarrolló su propia tienda virtual para vender sus libros de manera directa. Además, con la posibilidad de impresión bajo demanda y venta en línea, muchas editoriales han logrado mantener vivo gran parte de su fondo sin incurrir en costos de bodegaje de grandes tirajes. Los autores, incluso aquellos publicados por casas editoriales establecidas, cultivan sus audiencias sin intermediarios en redes sociales, mientras que lectores amateurs ofician de críticos profesionales y suben sus videorreseñas a Youtube, teniendo tanto impacto en ventas que hoy en día las editoriales mandan sus libros a los booktubers y no a los críticos profesionales de medios tradicionales. Entonces, que un autor decida autopublicarse y en el proceso acceder a regalías de un 70% o hasta el 100% del precio de venta es, por decir lo menos, perfectamente natural.
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El fenómeno de la autoedición no es nuevo. En 2011, la revista Publishing Perspectives reportaba que la empresa francesa Feedbooks ya contaba con tres millones de libros digitales para la venta y un sistema (en su momento novedoso) de autopublicación abierto a cualquier persona con una novela engavetada. Ese mismo año, la autora de Cincuenta sombras de Grey auto publicó el primer volumen de la trilogía erótica en una pequeña editorial virtual australiana. Poco tiempo después los derechos fueron adquiridos por la editorial Vintage. A la fecha, los libros de E.L. James han sido traducidos a 52 idiomas y, se han vendido más de 125 millones de copias.
A principios de este año, en un artículo publicado en la revista especializada Publisher’s Weekly, el articulista Alex Daniels advierte (como ocurre todos los años en todos los foros de edición) que cada vez hay más libros, cada vez los libros compiten más por la atención del lector, cada vez la gente lee menos. Daniels también señala dos fenómenos que, si bien tampoco son nuevos, mueven el mercado editorial en nuevas direcciones. Por un lado, el programa de autopublicación de Amazon Kindle Direct Publishing Select obliga que los autores cedan la exclusividad a Amazon y que permitan la inclusión de sus libros en Kindle Unlimited, un sistema de lectura por suscripción donde el autor recibe dinero por página leída. En pocas palabras, esto significa que Amazon se está convirtiendo en el gran Netflix del libro digital, pues no solo controla el canal de distribución sino también parte del contenido distribuido. Por otro lado, Wattpad, quizá la plataforma de autopublicación y lectura gratuita más popular de internet, ha desarrollado nuevas formas de monetizar y generar ganancias para los autores mediante pauta, patrocinio de contenido por grandes marcas y coproducción para televisión de historias autopublicadas. A la fecha, Wattpad reporta una audiencia mensual de 60 millones de usuarios (9,2 de los cuales son de habla hispana), 30 minutos diarios de lectura por usuario, y un nuevo usuario registrado cada segundo. Según Ahsley Gardner de Wattpad, la audiencia de habla hispana es la que reporta mayor crecimiento y especula que el español podría llegar a convertirse en el idioma más usado en la plataforma.
De aficionado a profesional
Su seudónimo es Claudia Winchester. Tiene 29 años, vive en Medellín, y estudia Diseño Gráfico e Ingeniería de Sistemas. Se describe a sí misma como lectora asidua y escritora precoz de fanfic, un género de escritura en el que los seguidores de una novela, película, cómic o serie televisiva escriben historias que extienden en distintas direcciones la historia que sirvió de fuente de inspiración. Por ejemplo, El chico de rojo de Winchester se inspira y toma prestados algunos personajes de Flash, el superhéroe de DC Comics. Como explica el escritor e investigador Daniel Cassany, el fanfic es una práctica vernácula digital, que ocurre “al margen de la ley”, entendiendo que “la ley es el canon literario oficial, el currículo escolar, los catálogos editoriales o las convenciones establecidas de género”.
Claudia siempre tuvo miedo y vergüenza de mostrar lo que escribía hasta que una amiga, habitante de Wattpad, la animó a “echarse al agua”. El chico de rojo ha recibido a la fecha 20.000 lecturas y dos premios a mejor historia en concursos orquestados dentro de la plataforma. Aunque su historia nació como un fanfic, actualmente está modificando la historia, removiendo todas las referencias a los superhéroes de DC Comics para no incurrir en problemas de derechos cuando autopublique su novela en una plataforma comercial. Ya abrió una cuenta en Sweek, plataforma de autopublicación donde, según ella, han migrado muchos escritores de Wattpad. Pero Claudia sueña con ver su novela impresa, en Norma o Planeta: “Sería un logro enorme que a alguno de los grandes le llame la atención”.
Claudia Figueroa, alias Winchester, representa a buena parte de los escritores de Wattpad: es mujer (se estima que la gran mayoría de usuarios son mujeres), escribe dentro del género del fanfic y colabora de forma espontánea y gratuita dentro de la comunidad. Claudia es moderadora voluntaria del foro de Facebook Wattpad Latino. “Ahora estamos en break”, me dice. El grupo solo cuenta con doce moderadores voluntarios y es mucho trabajo controlar un grupo de 180.000 personas inscritas.
El caso de Juan Alonso Mejías, alias Serpetiem, es también paradigmático de la autoedición. Ciudadano español radicado en Colombia y estudiante de filología, Mejías se inició como autor de Wattpad hace tres años. A diferencia de Claudia, Mejías tenía miedo de ser plagiado si autopublicaba su obra, “pero las ganas de dar a conocer lo que yo escribía eran más fuertes”. Durante un tiempo fue “Embajador de Wattpad”, una ocupación también voluntaria y gratuita, en la que se dedicaba a resolver dudas de los usuarios y vigilar a quienes incumplían las normas, así como gente que entraba con “perversas intenciones”. Buena parte de la audiencia de Wattpad son adolescentes desde los 13 años, de forma que el contenido ofensivo y extremadamente violento, así como el matoneo y el acoso entre usuarios, tratan de ser controlados por censores como Juan Alonso.
Su novela A2Plus Esencia evanescente alcanzó 850.000 lecturas en Wattpad y 53.000 seguidores. Animado por el aparente éxito de su historia, se lanzó a la autopublicación en Amazon. “Yo iba con muchísimas esperanzas, pero me fue pésimo”: la audiencia de Wattpad no se tradujo en ventas. Además, advierte, “¡cuando autopublicas en Wattpad o Amazon tu texto ya no es inédito y no puedes participar en concursos!”. Recientemente, su novela captó la atención de una casa editorial catalana que se ha lanzado a imprimirla y distribuirla. En su Facebook, Mejías ha publicado algunas fotos de montañas de libros impresos puestos como en un altar. La ruta de Wattpad a la librería ha sido, por ahora, conquistada.
Tanto Mejías como Winchester coinciden en que lo más valioso de una plataforma como Wattpad es la cercanía con el lector. Rota la larga cadena del libro, el lector y el autor pueden conversar libremente, recibir consejos, ánimo y hasta regalos. En el caso de Winchester, los comentarios más sorprendentes se los ofreció Blackpride, una chica española: “Sus comentarios me enseñaron mucho de la trama de mi historia; ella me avisaba si veía inconsistencias”. Mejías coincide en que Wattpad sí ayuda a mejorar la escritura. En su caso, hace un par de semanas recibió inesperadamente cuatro entradas de cine para ver la película Dunkerque. Se las mandó Giselle, una lectora barranquillera emocionada de haber encontrado su libro en Wattpad.
La nueva ley
Otro modelo posible lo ofrece Autores Editores. Esta plataforma colombiana surgió hace ocho años buscando dar una respuesta local al modelo de autopublicación donde el autor lo que quiere es una copia impresa del libro. Según explica Diana Ayarza, fundadora y directora, en Autores Editores el autor sube al sistema su manuscrito diseñado y diagramado. El sistema arroja un cálculo del costo de impresión del libro y el autor decide cuánto más quiere ganar sobre ese costo una vez el libro esté en venta. Todo el mecanismo se basa en la impresión bajo demanda y no existe venta del libro electrónico.
Cada libro que se vende en Autores Editores se imprime individualmente solamente cuando es comprado por el lector. Con acuerdos de impresión bajo demanda en Colombia, México, Argentina y España, la plataforma permite al lector pagar en moneda local tanto el libro como el coste de envío y recibir rápidamente su copia impresa. La plataforma cuenta con 8.000 libros publicados y cerca de 7.000 autores. Si bien el círculo familiar y de amigos es fundamental para los autores/editores, estos ganan más en la medida que se sepan autopromocionar y cultiven su propia audiencia. Como explica Ayarza, la autopublicación es “una opción más de edición, pero en cualquiera que se escoja, el autor tiene que moverse”. En ambos escenarios de publicación puede pasar de todo. “Así como hay editores profesionales poco cuidadosos”, concluye, “también hay gente que se dedica a autopublicar con esmero y se dedica a su libro”.
Isabel Acuña es una autora bogotana radicada en Barranquilla que se precia del cuidado y atención que presta a sus novelas. “Yo publico novela romántica contemporánea”, afirma. “La diferencia es que yo abordo los problemas de Colombia”. Mientras que su primera novela tenía como eje central el secuestro, en la novela Entre el valle y las sombras “me voy por el lado de desplazamiento forzado y minas antipersonal, pero todo en el marco de la novela romántica”. El éxito de su primera novela le valió un contrato con Planeta, el cual sigue vigente para la edición impresa. No obstante, ha continuado la senda de la autopublicación pues le va bien y tiene el control sobre su obra, no solo a nivel comercial sino también de producción. Trabaja de la mano con una escritora cubana que le ayuda a revisar el manuscrito además de un diseñador y un corrector. También se ha dedicado a impulsar otros proyectos editoriales. Hace parte del colectivo literario Brurráfalos con el que van a publicar una antología de cuentos y, más recientemente, organizó en la Biblioteca Luis Ángel Arango el primer encuentro de escritoras de novela romántica. En ese sentido, Acuña confirma plenamente la predicción que lanza Daniels en su artículo de Publisher’s Weekly sobre la transformación del escritor. Según Daniels los autores están expandiendo su rol, “añadiendo títulos como ‘consultor’, ‘editor’ y ‘marketero’ a sus tarjetas profesionales”.
Acuña, bacterióloga de 53 años, se lanzó a autopublicar en Amazon en 2013. Hoy en día, es una de las autoras colombianas que más venden en la plataforma y puede darse el lujo de escribir para vivir, y vivir bien. Sus novelas han vendido más de 20.000 ejemplares digitales. Adicionalmente, están disponibles en el programa de lectura bajo suscripción Kindle Unlimited. Según explica Carlos Liévano, gerente de Kindle Direct Publishing (KDP) en español de Amazon, para algunos autores este sistema de suscripción reporta incluso más ganancias que la venta de ejemplares digitales individuales. Para hacer parte de este club, es obligatorio cederle a Amazon la exclusividad de la publicación digital. Con la promesa de una audiencia global, el letrero comercial más famoso del mundo y acceso a un sistema de lectura por suscripción que cada vez crece más, Amazon promete a los autores que publicando con KDP Select pueden conservar sus derechos de autor, fijar el precio de su libro y recibir hasta el 70% de regalías sin tener que invertir nada más que su manuscrito. Otros alicientes incluyen la posibilidad de participar en el premio literario de autores independientes. Con el concurso, que este año llega a su cuarta edición, Amazon se pone detrás de sus autores y empieza a prometer aquello que ofrecen las editoriales tradicionales: promoción dedicada, edición impresa, edición de audio y traducción al inglés.
Según explica Liévano, la idea del concurso nació en el equipo de KDP en español. Si bien ya existen versiones del concurso en inglés, portugués, alemán y francés, el primer paso se dio con libros en español, y se demostró así el potencial global del mercado hispanohablante. En 2016, por ejemplo, se inscribieron 1.500 libros, provenientes de 39 países distintos, que fueron leídos en 71 países del mundo. “La autopublicación se asocia mucho con el autor novel”, explica Liévano. Pero también hay autores más consolidados como Paulo Coelho “que quieren más control y dinero”. Pero la autopublicación también abre otras perspectivas. Tal es el caso de algunas editoriales independientes, las cuales, afirma Liévano, “también están usando el programa KDP para llegar a nuevos segmentos de hispanohablantes en todo el mundo”.
*Literata. Profesora de Humanidades Digitales en la U. de los Andes y socia y creadora de Manuvo Colombia.