Literatura

Para el Día del Libro, una oda a los que leen

Basta con analizar las características de un lector para comprender el significado de los libros. Este collage de citas describe al enamorado de la lectura y da luces sobre el origen de su insaciable pasión.

Cristina Esguerra
6 de septiembre de 2020
Foto: Cristina Esguerra

“El verbo leer no tolera el imperativo. Es una aversión que comparte con algunos otros verbos como: “amar”, “soñar” …,” afirma el escritor francés Daniel Pennac. Dicho de otro modo, el amor por la lectura no se impone; se descubre y se cultiva adentrándose en una infinidad de mundos y filosofías que abren la mente y potencian la imaginación.

Para el lector empedernido el acontecimiento más importante de su vida es la biblioteca de su casa o la de su barrio. Allí aprende a pensar, y se desarrolla como persona y como ciudadano de mundo.

Cuando un lector se sumerge en una biblioteca suele perder toda noción del tiempo. Viaja al centro de la tierra y le da la vuelta mundo sin moverse de su silla. Para él o ella “los personajes literarios no son, como se cree demasiado a menudo, seres de papel, sino criaturas vivas, que tienen una existencia autónoma dentro de los textos y llegan incluso a cometer asesinatos a espaldas del autor,” dice el editor y traductor francés Jacques Bonnet.

El lector sabe que los libros que mantiene al alcance de su mano están llenos de magia. Dice Bonnet que “los objetos elegidos para tutelar un escritorio, los libros seleccionados para ocupar las estanterías, tejen una red de ecos y reflejos, de significados y afectos, de recuerdos e invenciones” que definen el alma del amante de los libros.

Para el antropólogo y ensayista argentino Alberto Manguel -antiguo director de la Biblioteca Nacional de Argentina-, “el estudio de un lector o un escritor tiene algo de santuario dedicado no a una deidad, sino a una actividad” que, como dice Borges, “es ilimitada y ha de acompañarme hasta el fin.”

Los amantes de la lectura ven en las bibliotecas un refugio contra el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Leer, como respirar, es una acción que llena de vida. Borges lo describe así: “La lectura de un libro de Cervantes, Flaubert, Schopenhauer, Melville, Whitman, Stevenson o Spinoza es una experiencia tan fuerte como viajar o estar enamorado.”

Por eso todo lector entiende por qué Umberto Eco afirmó que “si Dios existiera, sería biblioteca.”