Radiografías creativas
De cómo la tierra se hace música
Simón Mejía -fundador y beat master de Bomba Estéreo- define “Monte”, su nuevo proyecto en solitario, como una exploración musical y electrónica con los sonidos de la tierra. El músico habló con ARCADIA sobre su proceso creativo.
“‘Monte’ sale de una necesidad de hacer música con sonidos de la naturaleza. Hace rato comencé a grabar los sonidos del ambiente de los lugares a los que viajaba: el Amazonas, las ciénagas de la Depresión momposina, la isla caribeña de Antigua, San Basilio de Palenque y los de mi casa, cerca a los cerros de Bogotá,” dice Mejía.
Al músico le atraen los sonidos con componentes rítmicos o armónicos. “Los del amanecer, los del viento, los del agua y los que emiten los grillos, las ranas y las chicharras son rítmicos. Los cantos de los pájaros, por ejemplo, son armónicos.”
Con el material grabado, el trabajo en estudio consiste en tratar de traducirlos a un lenguaje musical. “Los divido de acuerdo a sus cualidades, y busco la frecuencia de cada uno para ver a qué instrumento o a cuál composición electrónica se parecen. Los grillos tienen una sonoridad como la de los hi-hats de los beats; con los pájaros se trabaja el tema de las melodías. Así he ido explorando y adentrándome en este otro universo de sonidos, que me ha abierto el oído y me ha enseñado a escuchar cosas que antes no percibía.”
Al comienzo la exploración de los sonidos naturales no tenía otro propósito que experimentar con la música. Pero con el tiempo fueron adquiriendo sentido. “Hace rato estoy involucrado en causas para la protección del medio ambiente. Y creo que una cosa llevó a la otra porque comencé a ver estas grabaciones y esta música de la naturaleza como una manera de rescatar y salvaguardar la memoria sonora de la tierra. En esa materia, en Colombia somos unos privilegiados.”
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Los sonidos de la naturaleza son sutiles. “A medida que uno se adentra en el detalle va adquiriendo la capacidad auditiva de distinguirlos, de saber cuál pájaro está cantando”, cuenta Mejía. “He hablado con conocedores de aves, y de ellos he aprendido, por ejemplo, para qué utiliza su canto la mirla y a qué hora del día lo entona. Pero no soy un experto. Me guío por la intuición, por cuáles sonidos me parecen interesantes, y creo que pueden llegar a hacer parte de una pista musical.”
En algunas canciones Mejía no altera el paisaje sonoro de los sitios. “En otras mezclo sonidos y genero ambientes nuevos. Uso las grabaciones de pájaros de Estados Unidos -capturadas por un experto del Instituto Humboldt-, y las combino con los grillos y las chicharras de la Depresión momposina.”
Este último es el paisaje sonoro que más lo ha impactado. “El del Amazonas es impresionante. Pero el de la Cienaga del Sahaya es de los sonidos más envolventes que he escuchado. Llegamos allá al atardecer, y desde que entrábamos se sentía el “ggghhhhh:” sonaban grillos, ranas, chicharras, pájaros, todo a la vez. En ese sitio uno se sienta y deja que el oído trabaje. Al poco tiempo el sonido se siente como un mantra que lo va llevando a uno a un estado de calma.”
Para Mejía, la fuerza de la música folclórica colombiana viene de su profunda conexión con los sonidos de la tierra. “Las flautas que construyen los indígenas imitan los sonidos de los pájaros; escuchar la marimba del pacífico es como oír las corrientes de los ríos; y las maracas y semillas simulan los sonidos de los grillos o del agua.”
Por eso, las músicas folclóricas colombianas también hacen y harán parte de los trabajos que Mejía publique bajo el nombre “Monte.” “Es un proyecto para trabajar con los sonidos de la naturaleza y con las músicas que vienen de esos sonidos: el folclor del Caribe, del Pacífico, y ahora tengo ganas de explorar el del Llano.” En resumen, “Monte” es y será música electrónica con los sonidos de la tierra.
Esta exploración musical llevó a Mejía a aproximarse a su oficio de una manera distinta. “Este proyecto no partió de un acercamiento a la música pop, sino de una aproximación a los sonidos y a la calidad de cada uno. Tiene mucho que ver con la música electrónica ambient; pero yo siento que ésta es ambient, ambient: son paisajes sonoros hechos canción.”
La primera canción del primer disco de “Monte” -que se lanza en pocas semanas- se titula “Mirla”, y está dedicada a una mirla que solía cantar cerca a la ventana del artista. “Yo sentía que ella me cantaba. Puede ser producto de mi imaginación, pero me gusta pensarlo así,” dice.
*Este es el primer artículo de una serie que Arcadia dedicará a la investigación de la creatividad y de los procesos creativos.