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Melo o el triunfo mínimo de la inteligencia: una columna de Nicolás Morales

Nuestro columnista Nicolás Morales hace una crítica del libro de Jorge Orlando Melo 'Historia mínima de Colombia'.

Nicolás Morales
24 de septiembre de 2018

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Turner, una editorial española, en coedición con El Colegio de México, logró poner en el primer lugar de ventas en el país un libro sobre la historia de Colombia. Menuda paradoja. Dado que no tenemos listados confiables de ventas, es difícil comparar este éxito con el de otros best sellers de no ficción, pero yo tengo la idea de que la cosa va muy bien, tanto como en la época de El olvido que seremos. Para hacer una equivalencia, podríamos hablar de un libro poderoso en la larga duración, como Colombia: una nación a pesar de sí misma, de David Bushnell, editado por Planeta. Sin embargo, este no vendió tanto en tan poco tiempo como el de Jorge Orlando Melo: casi cuarenta mil ejemplares, tres reimpresiones y las que vienen. Los libros sobre la historia de Colombia tienen un público fiel; asistimos a los buenos lugares en ventas de títulos como Historia concisa de Colombia (de LaRosa y Mejía) Colombia siglo XX (de Torres del Río) o los libros de Deas, Palacios, Safford, Pécaut o el último y exitoso libro de Fernán González. Pero, insisto, no pasan de doce mil ejemplares, en promedio. Historia mínima de Colombia cuadriplica este dato.

Melo la sacó del estadio. Un libro bien escrito, complejo, pequeño y libre de lenguaje erudito configuraron el taquillazo. Justamente porque responde a unas veinte preguntas esenciales sobre nuestra historia. Van algunas: ¿tiene la violencia revolucionaria un carácter endogámico? ¿El vínculo regional es más fuerte que el vínculo nacional? ¿Este país tiene un significativo mejoramiento en el nivel de vida de sus clases populares?

¿Melo es el historiador más popular del siglo XX? Desde Indalecio Liévano Aguirre, nunca habíamos visto que un nombre fuese garantía de tantas ventas. Hay que decir que Colombia hoy (1991) y las participaciones en la Nueva historia de Colombia ya le habían valido muchos ejemplares vendidos. Cierto, eran libros distintos, compilatorios y con muchas más personas. Pero Melo era un nombre que daba garantía a las obras y a su alcance. Dirán que Diana Uribe es más popular por aquello del alcance. Pero, sin demeritar el trabajo de Uribe, prefiero la consistencia intelectual de Melo, así escriban para públicos distintos.

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Melo, el lector. Este libro tiene la historiografía contemporánea viva. A diferencia de los libros tontos de historiadores afines a la derecha historiográfica o de los novelistas que se creen historiadores, Melo lee. Y mucho. Este libro incorpora decenas de reflexiones parciales de maestrías y doctorados de académicos nacionales e internacionales, además de disponer de una bibliografía de especialista anotada y muy justa.

Es una historia política de temperatura media. Este texto con sus explicaciones rompe con ese pesimismo extraordinario sobre los destinos nacionales de cierta historiografía hipermamerta y, al mismo tiempo, se aleja de ese optimismo insoportable de algunas de nuestras élites. Es de temperatura media. Ejemplo de esto es el último apartado, que trata sobre los cambios del siglo XX, y que es extraordinario, pues ahí está la síntesis social y cultural del país como nación.

Melo o el intelectual luminoso. Historia mínima de Colombia es un libro de un intelectual que desea ser escuchado. Eso no es una virtud que deban tener todos los o las intelectuales. Por años he defendido el trabajo de nicho académico como algo fundamental. Pero hay intelectuales que nos sorprenden por sus claridades estructurales, como Jorge Orlando Melo, que hace de esta síntesis un libro luminoso. De esos que hay pocos.

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