Alejar a los niños de la calle con música clásica: es el objetivo de Ghetto Classics, asociación lanzada en 2009 en Korogocho, uno de los mayores barrios pobres de Nairobi. Ahora enseñan a más de 300 niños a tocar un instrumento musical.Elizabeth Njoroge, directora de Ghetto Classics, explica que con este proyecto "están alejados de problemas, lo hacen bien, sueñan a lo grande, quieren más. Y la propia comunidad admite que Ghetto Classics ha sido el programa con más impacto para los niños por lo que les enseñamos, se quedan luego como mentores de otros niños".Pavel Timofeyevsky, un pianista de renombre mundial de origen ruso, ha venido a dar una serie de conciertos a Nairobi. Lo que recaude será todo para la educación musical de estos niños sin privilegios en el suburbio de Korogocho. En su primera visita al país, Pavel quiso conocer a esta juventud de Kenia."El piano me da la oportunidad de viajar, de conocer gente alrededor del mundo, y me encanta conocer a estos niños, darles esperanza, quizá inspirarles, es muy importante. Como yo fui inspirado cuando era niño y quería conocer a músicos profesionales. Si tienes la esperanza de convertirte en uno de ellos, tienes que conocer a músicos profesionales, así que estoy muy contento de poder hacer esto", cuenta Timofeyevsky.Eric, uno de los jóvenes de la comunidad, se empezó a interesar por la música en 2009, gracias a Ghetto Classics, antes como cantante y luego saxofonista. Por primera vez en su vida, pudo interpretar a dúo con un gran músico, un momento que nunca olvidará.Sobre la experiencia, dice este miembro de Ghetto Classics: "es muy importante porque primero nos motivan para seguir trabajando duro, seguir practicando, porque queremos ser como ellos, tocar a nivel internacional, alrededor del mundo, tocar para la gente".Estos jóvenes músicos no solo pudieron tocar con Timofeyevsky, sino que además pudieron ir a uno de sus conciertos. Hasta ahora se han recaudado 5.000 dólares y se espera a más artistas este verano en Nairobi, así que parece que la música clásica en Kenia está dispuesta a seguir sonando.