PENSIONES

En Chile califican medida de retiro de ahorro pensional como populista

En medio de la crisis económica derivada de covid-19, muchos países han enfrentado la emergencia utilizando todas las herramientas a su alcance, incluidos millonarios paquetes de estímulo fiscal y políticas monetarias que les permitieron reactivar los motores económicos.

4 de enero de 2021
| Foto: Getty Images

Chile activó esos mecanismos, pero agregó una medida inédita en el país.

El Congreso aprobó en dos ocasiones en 2020 el retiro anticipado del 10% de los ahorros que las personas tienen en sus fondos de pensiones.

Y hace pocos días ingresó al Parlamento un nuevo proyecto de ley que busca autorizar un tercer retiro del 10% de las cuentas de ahorro individual que allí son administradas por empresas privadas, conocidas como AFP.

David Bravo, economista que lideró la comisión asesora sobre pensiones durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet y actual director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica de Chile, explica en esta entrevista por qué se opone a esa política pública que cuenta con un amplio respaldo popular y que en el Legislativo fue aprobada con el apoyo de parlamentarios de gobierno y de oposición.

En diálogo con BBC Mundo, argumenta entre otras cosas que es un error "desmantelar los recursos del sistema de pensiones" para enfrentar la crisis económica y califica los retiros de fondos como "una política populista, irresponsable, cortoplacista, miope".

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Lo que más le preocupa ahora, dice, es que con los retiros de los fondos "las pensiones no solo serán igualmente malas, sino que van a ser mucho peores".

¿Cómo se llegó a la aprobación del retiro de una parte de los ahorros individuales de los fondos de pensiones para enfrentar la crisis económica en Chile a raíz de la pandemia?

El retiro de parte de los fondos de pensiones es una muy mala solución, es la peor política pública que me ha tocado presenciar en más de 30 años.

Para llegar a esta situación hay una mezcla de ingredientes: el primero es la urgencia de hacer una reforma al sistema de pensiones, y el segundo la dureza de la pandemia con enormes caídas del empleo y de los ingresos.

El tercero tiene que ver con el estallido social de 2019, con el descontento de las personas.

Y a eso se añade que hubo una reacción lenta al inicio de la pandemia por parte del gobierno para dimensionar la profundidad de la crisis.

Con este escenario, una vez que se produce la pandemia nos encuentra con problemas no resueltos. un descontento contra las instituciones que manejan las pensiones y una necesidad por parte de las personas.

Entonces se desbordó la situación.

Surgió una iniciativa parlamentaria para que las personas pudieran retirar el 10% de sus fondos de pensiones, que empezó a tomar fuerza y que en definitiva se transformó en algo imparable.

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¿Por qué se utilizó ese camino en vez de enfrentar la emergencia a través de la red de protección social y los programas de estímulo como lo hicieron otros países?

A mi juicio, es una política populista, irresponsable, cortoplacista, miope.

No hay justificación considerando la seriedad con la que históricamente se han diseñado políticas públicas en Chile.

Esto partió como una propuesta de un grupo de parlamentarios de la oposición, pero fue votado favorablemente por casi todos los parlamentarios. Se transformó en una avalancha muy difícil de parar.

Y aunque los propios parlamentarios reconocían que el retiro de los fondos era una medida inapropiada, finalmente todo el mundo se sumó a la aprobación.

¿Por qué?

Pienso que es una medida populista que a todas luces tenía aprobación ciudadana como una manera de conseguir recursos en el corto plazo.

En el primer retiro del 10% de los fondos, los parlamentarios tenían dos opciones, el camino fácil y el camino difícil, y eligieron el fácil.

El difícil era haberse sentado con el Ejecutivo a discutir.

Sin embargo, tomó fuerza la idea de que había que seguir adelante y que cualquiera que se opusiera tenía a la opinión pública en contra.

De inmediato surgió el movimiento por el segundo retiro de otro 10%. Entonces yo creo que esto sobrepasó los límites de lo razonable.

Los mismos parlamentarios proclamaban que había una enorme urgencia de reformar el sistema de pensiones.

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Eso decían con sus palabras, pero con sus hechos lo que hicieron fue agravar el problema del sistema de pensiones que ya era grande.

Y por otro lado el gobierno de Sebastián Piñera apoyó un segundo retiro...

Creo que estamos frente a una situación muy compleja donde el gobierno llegó tarde a la entrega de las primeras ayudas, pero también llegó tarde a la estrategia sobre cómo enfrentar un movimiento de esta naturaleza.

Incluso en el primer retiro el gobierno se quedó mirando como si fuera un espectador. Y en el segundo también reaccionó tardíamente.

Al final mandó su propio proyecto de retiro de fondos y lo que hizo fue tratar de ganar control de la agenda, pero en definitiva es una derrota, porque validó un mecanismo que es incorrecto.

Volvamos a lo más básico. ¿Por qué cree que es una mala decisión política hacer uso de estos fondos cuando se trata de una emergencia? En el peor momento de la crisis volvieron a Chile las ollas comunes porque había familias que no tenían ni para comer…

Es que el financiamiento de las pensiones se debe hacer con un horizonte de largo plazo, como mínimo 70 años.

Así había funcionado con las reformas que se hicieron al sistema de pensiones a partir de 2008.

En Chile queríamos tener mejores pensiones, queríamos tener tasas de reemplazo como las que se pueden encontrar en los países de la OCDE, pero nuestro nivel de ahorros era típicamente la mitad de lo que se contribuye en esos países.

Teníamos un problema de financiamiento.

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Entonces la discusión era cómo hacer llegar recursos adicionales al sistema, justamente para mejorar las jubilaciones, además de implementar otras reformas estructurales.

Pero lo que hicimos con los retiros de una parte de los fondos es probablemente el deterioro más importante que veremos sobre el monto final de las pensiones.

Porque hasta ahora, han salido de los fondos de pensiones cerca de US$30.000 millones.

Eso en la práctica implica que todas las medidas que habíamos pensado, que estábamos discutiendo, solo van a restaurar esos fondos que se retiraron de las cuentas de pensiones.

Nosotros teníamos la expectativa de que una reforma pudiera llevarnos a tener tasas de reemplazo superiores y, por lo tanto, pensiones más dignas.

Al hablar de tasas de reemplazo se está refiriendo a la pensión que recibe una persona como porcentaje de sus últimos salarios…

Sí, la proporción respecto a la remuneración que tenía la persona en los últimos 10 o 20 años antes de pensionarse.

En Chile esa tasa de reemplazo es del orden del 30% del salario y en la Ocde es del orden del 66% para quienes trabajaron tiempo completo.

Por supuesto que para llegar a eso teníamos que ahorrar mucho más y se estaban logrando acuerdos sobre esa materia.

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Lamentablemente ahora con los retiros de los fondos, nuestras pensiones no solamente serán igualmente malas, sino que van a ser mucho peores, porque sacamos recursos, cuando lo que había que hacer era poner más

Por eso es una mala política pública.

No era necesario desmantelar los recursos del sistema de pensiones para financiar en el corto plazo los problemas de ingresos que tienen las personas.

Pero los políticos pasaron muchos años discutiendo cómo reformar el sistema de pensiones y no se llegó a nada en concreto. Da la impresión de que la gente se cansó de esperar y cuando al estallido social de 2019 se suma la crisis por la pandemia, están todas las condiciones para que se tomen medidas como el retiro de los fondos.

¿Por qué se demoró tanto la clase política en reformar el sistema? ¿No le parece que hay una gran responsabilidad de los políticos por no haber cambiado el sistema a tiempo?

Definitivamente.

Los congresistas que están hoy día en el Parlamento son los que finalmente dispararon el gatillo, pero en realidad las condiciones vienen de antes.

De hecho, en la comisión donde yo trabajé, le entregamos los resultados a la presidenta Michelle Bachelet, que es de la coalición opuesta a la que está gobernando ahora, en el año 2015.

Ella mandó finalmente un proyecto de reforma al sistema de pensiones al Congreso recién hacia finales del 2017, justo cuando se estaba yendo del gobierno.

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Por lo tanto, aun siendo un gobierno de mi simpatía, pienso que de verdad tuvo una falta importante en esta materia, porque el diagnóstico del problema lo tuvo a la vista y le faltó la capacidad para llevar adelante los cambios.

Luego vino el gobierno de Piñera y se tomaron cerca de un año para estudiar cuál era la reforma que querían impulsar y mandaron el proyecto al Congreso.

La verdad es que como país estuvimos dilatando esto, hasta que finalmente llegó la pandemia y no reaccionamos a tiempo.

Nos pasó la cuenta haber dilatado una reforma que tendría que haberse hecho varios años atrás.

Lo último que estaba en el debate político antes de que se hicieran los retiros de fondos era cómo aumentar el nivel de los ahorros. Se hablaba de aumentar la cotización desde el actual 10% del sueldo a un 16%, y de buscar otros mecanismos de administración de los fondos que no fueran necesariamente las Administradoras de Fondos de Pensiones, AFP.

¿Qué pasó con todo eso?

Esta es una discusión antigua y creo que con los retiros cambió el escenario

El Ejecutivo mandó su proyecto de ley, estuvo en tramitación en el Congreso y a fines de 2019, justo después del estallido social, el gobierno dio señales de acercamiento con la oposición.

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En ese minuto estuvimos muy cerca de haber llegado a un acuerdo en el Senado. Eso ocurrió en enero de 2020.

Lamentablemente ese acuerdo no se selló, no le pusieron la rapidez que se requería. Se fueron de vacaciones, el tema quedó para marzo y en marzo llegó la pandemia y cambió todo.

Estuvimos muy cerca de lograr un acuerdo.

¿Cuáles eran los términos de ese acuerdo político?

Ese acuerdo establecía un aumento en las cotizaciones de un 6% adicional al 10% que existe en Chile.

El gobierno flexibilizó su postura para que no todos los fondos se fueran a las cuentas individuales de las personas, sino que también se generara un aporte solidario.

A mi juicio eso acercó a las partes, como también lo hizo que el Ejecutivo se mostrara dispuesto a que la cotización adicional que iba a ir a las cuentas de ahorro individuales no fuera a las actuales AFP, sino que a otra institución que las manejaría.

Lamentablemente eso ya es historia.

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El problema hoy día es exactamente el mismo que tenía la presidenta Bachelet en 2017. Viene el último año de gobierno del presidente Piñera y por lo tanto no está claro que vaya a existir un acuerdo.

El segundo elemento, a mi juicio más dramático, es que los retiros de los fondos fueron tan significativos que ahora cambiaron las condiciones y el diagnóstico de cuál es la magnitud del problema.

Entonces discutir una reforma sin tener claros los nuevos parámetros y las consecuencias es algo delicado.

Ahora hay una moción parlamentaria para implementar un tercer retiro de 10% de los fondos de pensiones. Si se aprueba, las personas pueden llegar a retirar hasta el 30% de sus ahorros…

¿Es viable que se apruebe en el Congreso este tercer retiro?

Hasta el momento no se ha descartado el tercer retiro. No hay una muralla para decir que no volverá a pasar.

Yo pienso que en estas condiciones toda la discusión sobre una reforma al sistema de pensiones pierde sentido.

Esto es como estar discutiendo sobre cómo ponerle más agua a la piscina, pero al mismo tiempo tiene un tremendo forado.

Bajo las actuales condiciones, ¿diría usted que lo más probable es que no exista un acuerdo para reformar el sistema de pensiones?

Es cada vez menos probable que haya un acuerdo.

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Entonces el debate sobre reformar el sistema de pensiones probablemente se trasladará a la Convención Constituyente que a partir de abril redactará la nueva Constitución del país…

El debate se va a trasladar hacia el tema constitucional y hacia las campañas presidenciales que se van a desplegar el año 2021 porque tenemos elecciones hacia finales del año.

Vamos a tener una carrera presidencial donde la reforma al sistema de pensiones va a ser un tema relevante.

¿Entonces las pensiones se van a transformar en un arma política?

La discusión sobre pensiones pasó a ser parte de un arsenal político y eso es muy preocupante, porque se han comprometido los recursos de las generaciones futuras.

Quién se va a hacer responsable del deterioro de las pensiones futuras y de las pensiones actuales. Por cierto, no van a ser los congresistas que dieron su voto favorable a los retiros de fondos, ni el gobierno actual.

El problema va a estallar en 10 o 15 años más.

Si ha generado tanta resistencia el sistema de las AFP en Chile, es decir, la mayoría de la gente no quiere más AFP, ¿no sería mejor transformar radicalmente el sistema, terminar con las AFP, crear un sistema nuevo, en vez de hacerle reformas?

Desde la reforma que se hizo en 2008, el sistema original de AFP, que fue creado en 1981, se ha estado cambiando de manera significativa.

Eso es lo que había que seguir haciendo, avanzando hacia un sistema mucho más mixto, introduciendo niveles de solidaridad.

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No podemos hacer como que no existen las cuentas de ahorro individual.

Por supuesto que el sistema que se creó en el año 81 no era un sistema de seguridad social de pensiones, pero con las reformas que se empezaron a hacer, más las reformas que había que hacer, teníamos que avanzar hacia mejores pensiones que es finalmente el objetivo.

Pero yo lo quiero sacar del escenario reformista y pensar en ponerle fin a las AFP para crear un nuevo sistema…

Bueno, eso es lo que proponen sectores como los del movimiento No más AFP.

Eso es completamente irresponsable porque hoy día en Chile hay cerca de US$260.000 millones en ahorros previsionales que están en las cuentas de ahorro individuales de las personas y que con medidas como las que tú mencionas, es una forma de depreciar esos mismos ahorros.

Una medida apropiada tiene que velar por los ahorros que tienen las personas.

Hay que buscar que los cambios generen más valor sobre las pensiones y no menos valor.

Lamentablemente ese tipo de propuestas siguen presentes y la ciudadanía las percibe como más cercanas por la mala imagen que tienen las AFP.

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Yo no soy un defensor de las AFP.

Si nos hubiera tocado hacer el sistema en 1981, habríamos hecho cosas muy distintas, pero el problema que tiene Chile es que cuando ya tienes un sistema instalado, el tema es cómo mejoras lo que tienes.

Pero no puedes cambiar el sistema desde cero. Lo más probable es que al día siguiente de un anuncio de esa naturaleza, los valores de los fondos de pensiones se deprecien, se vayan al suelo.

BBC NEWS