COMERCIO
Muevan las industrias: ¿qué pasará con las cadenas de suministro en el mundo?
El reacomodo de las industrias y una transformación en la cadena logística marcarán el futuro del comercio mundial. ¿Cómo será esta nueva realidad?
La estrategia de guerra comercial que el gobierno de Estados Unidos empezó antes de la pandemia va a relocalizar industrias y hacer ajustes profundos en las cadenas de suministro.
Todo indica que a esta nueva etapa la va a marcar una doctrina que privilegia la ubicación de empresas y proveedores en territorio americano, a partir de incentivos de crédito e inclusive tributarios.
De tener éxito esta iniciativa, el resultado va a rebalancear el comercio internacional. En ese escenario, todos los países tendrán que aprender a moverse.
El retorno a una doctrina de tipo "América para los americanos" parece no tener reversa. Por lo menos así lo ve Mauricio Claver-Carone, director senior para los asuntos del hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad y candidato a presidir el BID. Durante un evento virtual organizado por la Cámara de Comercio Colombo Americana, Claver-Carone reconoció el error en que cayeron las empresas estadounidenses al poner su mirada en oriente en los años noventa, lo que reconfiguró las cadenas de suministro.
“Hubo un costo de oportunidad al establecerse lejos de nuestro hemisferio, por estar fuera de las Américas. Hemos aprovechado ahora para ver cómo podemos incentivar más un regreso a la región. Japón ha adelantado una iniciativa igual en Asia”, aseguró el funcionario durante el evento.
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Y remató: “Si bien durante los noventa se habló mucho de la integración americana y de un TLC para las Américas, eso nunca se logró, porque las juntas directivas de las empresas estadounidenses estaban mirando hacia Asia”.
Esa estrategia les salió cara. Hasta antes de la guerra comercial, 98% de la ropa y el calzado que compraban los estadounidenses provenía del exterior y la mayor parte de China.
Desde esta perspectiva, se puede entender el argumento del gobierno del presidente Donald Trump de querer depender menos de los asiáticos.
Pero eso también tiene sus matices. Un análisis del impacto de la estrategia de "Compra estadounidense" del gobierno Trump, desde que asumió el poder en 2017, muestra que esa doctrina de nacionalismo económico afecta sobre todo a los propios consumidores y contribuyentes.
Gary Clyde Hufbauer y Euijin Jung son dos investigadores del Instituto Peterson para la Economía Internacional (Piie, por su sigla en inglés). Ellos revisan las cifras para determinar el costo adicional que pagaron los consumidores locales en países con estrategias de "compre local". El resultado: solo en 2017, la guerra arancelaria les costó a los ciudadanos de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Canadá y México US$657.000 millones más que sin ella.
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El balance, en consecuencia, no es en blanco y negro. Aun así, si Estados Unidos está considerando profundizar la guerra comercial en un escenario de pospandemia y acompañarla con incentivos para la relocalización industrial, todas las economías del hemisferio deberían mirar cómo sacarle provecho.
De acuerdo con Claver-Carone, las inversiones de empresas estadounidenses en el resto de América llegan a US$1 billón. Pero entre 2018 y 2019 partieron al menos US$37.000 millones. En Asia, esas mismas empresas tienen US$1,5 billones en inversiones y en el mismo periodo llevaron otros US$50.000 millones al continente asiático. Así las cosas, si viene un proceso de repatriación de capitales de largo plazo, los países de América deben estar atentos, porque eso marcará una diferencia.
¿Qué puede ofrecer un país para que cierto tipo de inversiones se radique en su territorio? Es obvio que estabilidad jurídica e incentivos fiscales y de crédito forman parte del coctel adecuado para atraer a nuevas empresas a estos territorios.
La relocalización industrial va a ser clave para muchos sectores. Los encargados de elaborar productos de primera necesidad para las familias, como ropa, alimentos o bienes de aseos y belleza deberán proveerse de bienes intermedios de calidad.
Y también puede haber una gran oportunidad para los que se especialicen en ofrecer tecnología. En eso los países asiáticos le tomaron una gran ventaja a toda América. Los chips y todo tipo de productos como baterías van a conformar un mercado billonario en el futuro.
Todo esto va a reconfigurar la cadena logística que tuvo su epicentro durante un largo período en Asia. Por ejemplo, el mercado de vehículos quedó ampliamente concentrado en países como Corea y China. Estos se especializaron no solo en elaborarlos, sino en reducir sus costos de producción, lo que les dio una ventaja importante.
Ahora mismo los gobiernos de América deben estar pensando en cómo aprovechar el movimiento de fábricas hacia la región, y atraer las compañías a sus territorios.
El presidente Trump parece decidido a seguir adelante en la estrategia de traer las grandes producciones industriales. Le quedan pocos meses y su reelección parece enredada. Pero la llegada de un gobierno demócrata podría profundizar esta doctrina. Así que hay que ponerse las pilas.