SANCIONES ECONÓMICAS
¿Serán efectivas las medidas de Trump contra Maduro? Hay quienes creen que no
Las nuevas sanciones de Trump al régimen de Maduro han hecho desistir a empresas de Rusia y China de comprarle más petróleo. Pero no hay certeza de que esta vez funcionen.
Las nuevas sanciones que anunció el 5 de agosto el presidente Donald Trump contra los activos de Venezuela y de altos cargos del gobierno de Nicolás Maduro, incluidos los de los militares que lo apoyan, se han convertido en un látigo para el régimen del vecino país. Con esta nueva orden ejecutiva, Trump congeló los activos del gobierno venezolano en Estados Unidos y de paso los bienes de los altos funcionarios leales a Maduro, para promover el retorno de la democracia a Venezuela. Pero esta vez las medidas del magnate tienen un ingrediente adicional: extenderán las sanciones a todo aquel que haga negocios con el régimen chavista.
El anuncio de estas medidas provocó un verdadero sismo, cuyas repercusiones apenas comienzan a verse. Por un lado, llevó a Maduro a suspender los diálogos que venía sosteniendo con la oposición a instancias del gobierno de Noruega, hasta que se levanten las sanciones. Y a acusar a Juan Guaidó –el autoproclamado presidente interino de Venezuela, reconocido por medio centenar de países– de motivar a Washington a adoptar estas medidas que asfixian la economía venezolana. Por otro lado, el anuncio de Trump provocó que algunas compañías extranjeras que seguían negociando con Maduro optaran por frenar sus operaciones. No querían quedar en la mira de las autoridades de Washington. En ese sentido, por ejemplo, el 19 de agosto una de las más poderosas comercializadoras de petróleo, la China National Petroleum Corp, CNPC, canceló por el mes de agosto los embarques de petróleo provenientes de la estatal PDVSA.
Se trata de uno de los mayores compradores de crudo a nivel global, por medio de su compañía China Oil. Al decidir frenar las compras le asestó un fuerte golpe a las aspiraciones de Maduro de mantener sus operaciones de venta de petróleo de PDVSA, que le generan los pocos ingresos que el régimen percibe para financiarse. Aún se desconoce si otras empresas de India y Malasia, que compraban 46% del petróleo venezolano que vende PDVSA, tomarán la misma decisión. Pero todo apunta a que la amenaza de posibles sanciones termine por disuadirlas al igual que a todo aquel que pretenda negociar con Venezuela. Salvo en el caso de medicamentos, alimentos y ropa, las demás operaciones por ahora están bajo la lupa de Estados Unidos. Estas sanciones podrían considerarse las más fuertes adoptadas por Washington contra el régimen de Maduro. Pero por el impacto que han provocado en su círculo más cercano, su efectividad a mediano plazo ha recibido fuertes cuestionamientos.
Solución a medias
Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, comentó en una reciente columna en el diario The New York Times que estas medidas “solo dañarán al pueblo y no ayudarán a alcanzar un acuerdo entre Nicolás Maduro y la oposición”. Menciona que medidas similares adoptadas con Cuba, Corea del Norte, Irán y Siria no han logrado los efectos esperados. Shifter cree incluso que estas sanciones agudizarán la crisis de la economía venezolana y terminarán expulsando muchos más emigrantes. Ya la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha dicho que la migración venezolana alcanza cifras superiores a los 4 millones de personas que huyen de las condiciones de pobreza y escasez que permean la calidad de vida en ese país.
De acuerdo con el portal Infobae, que cita un informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello, el nivel de destrucción de la economía durante el actual gobierno de Nicolás Maduro ubica a Venezuela entre los mayores descalabros de una economía en la historia contemporánea. En efecto, a finales de este año el PIB representará solo 39% de lo que llegó a ser en 2013. Mientras tanto, los precios crecen a un ritmo de 40% al mes y la pobreza de ingresos ya afecta a dos terceras partes de la población. Algunos economistas independientes calculan que podría haber más emigrantes. En un reciente programa del canal Televen, el economista Carlos Croes aseguró que ya pasa de 5 millones el número de venezolanos en el exterior. Estos que envían mensualmente remesas a sus familiares con el fin de que puedan sobrellevar la situación de pobreza en que está sumido el país. Las cuentas muestran que este año la economía podría terminar más estrangulada. La producción petrolera actual, de apenas 734.000 barriles diarios de petróleo, según datos de la Opep, alcanzará este año unos ingresos estimados por el gobierno y algunos economistas independientes en US$15.000 millones. Sin embargo, parte de estos dineros no llegarán a las arcas del gobierno pues serán descontados de las deudas que Venezuela mantiene con China y Rusia, entre otros países.
Como si fuera poco, las sanciones de Washington podrían llevar a que muchas empresas del mundo que tienen negocios con Venezuela decidan frenarlos para evitar los castigos que ha anunciado el gobierno Trump. Esto derrumbaría los ingresos esperados por el gobierno chavista y desencadenaría la crisis. La incertidumbre frente al impacto de las sanciones de Trump ha disparado el precio del dólar en Venezuela, que ya se negocia libremente, y volvió a encender las alarmas por un aumento en los precios de los productos de la canasta básica.La oposición, y quienes luchan por devolver la democracia a Venezuela, consideran que esta decisión pondrá remedio a una dictadura que ha provocado el mayor desastre en el que fuera uno de los países más ricos de la región. Pero muchos temen que, en este caso, el remedio resulte peor que la enfermedad.