ELECCIONES ESTADOS UNIDOS
Estados Unidos, polarizado y en pandemia, elige a su presidente
Poco después de la confirmación del primer caso oficial en Estados Unidos de lo que aún no se llamaba covid-19, la bolsa de Nueva York marcaba su máximo histórico y la mayor preocupación de Donald Trump era el impacto de los problemas de Boeing en la economía.
"El sueño estadounidense ha vuelto, más fuerte que nunca", declaró el presidente en Davos, donde se jactó de una "prosperidad (...) sin precedentes".
Nueve meses después, 60 millones de estadounidenses padecieron la covid-19, según un modelo estadístico, y más de 300.000 murieron, directa o indirectamente, por la pandemia, lo que convierte el coronavirus en la tercera causa de mortalidad en 2020.
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Millones de estadounidenses perdieron su empleo y, a pesar de un repunte económico impresionante en el tercer trimestre, muchos de ellos no han vuelto a encontrar trabajo desde entonces. Una catástrofe capaz de derrumbar el argumento electoral más sólido para los presidentes estadounidenses en busca de un segundo mandato es: la fortaleza económica.
A pesar de todo, Trump se muestra optimista y confía en que su rival demócrata, Joe Biden, sea sancionado por los electores por no haber realizado una verdadera campaña en el terreno.
Pero, sin duda, la gestión de la crisis le hará perder votos al Presidente, del mismo modo que la guerra de Irak les restó apoyos a George W. Bush y a los republicanos en las legislativas de 2006.
Kimberly McLemore, una joyera de 56 años, es una de esas personas que no votarán al presidente a causa de su manejo de la pandemia. Por primera vez en su vida, esa ciudadana de St. Augustine, en Florida, eligió a los demócratas.
"Por convicciones no puedo votar a ese hombre", le dijo a la AFP a propósito del mandatario republicano. "Propagó la desinformación".
Sus padres, de 86 y 89 años, republicanos como ella, también votaron a Biden.
Pero, ¿cuántas Kimberly habrá en el país?
Unos votos
"¡Covid, covid, covid! Los medios ‘de las noticias falsas‘ solo hablan de eso", lamentó hace poco el presidente durante un mitin.
Desde el inicio de su campaña, el virus frustró a Trump. Su primer mitin posconfinamiento en junio, en una sala en Tulsa, Oklahoma, podría haber sido un foco de contagios. Y la Casa Blanca tuvo varios enfermos de covid-19, entre ellos el propio presidente.
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Desde hace meses, los sondeos muestran que una mayoría de los estadounidenses desaprueba su gestión de la crisis sanitaria: solo el 40% de las personas consultadas le da el aprobado a Trump, según una encuesta reciente de Gallup, frente al 60% de marzo.
El cambio es notable en uno de los objetivos tradicionales de los republicanos: la tercera edad.
En Florida, por ejemplo, donde el virus mató a 13.000 personas de más de 65 años, Biden adelanta a Trump entre las personas de esa edad, con un 55% de las intenciones de voto contra el 40%, según el instituto Quinnipiac, una evolución que invierte totalmente el equilibrio de 2016.
Pero las tasas de popularidad son demasiado generales para distinguir un "efecto covid" en las elecciones. Unos investigadores hicieron, por tanto, un análisis más específico para aislar ese efecto, publicado el viernes en la revista Science Advances.
Con la ayuda de un panel de 300.000 personas en 2019 y 2020, así como datos locales sobre la mortalidad del virus, lograron vincular la caída de la popularidad de Trump al número de muertos por covid-19 a nivel local, por condado.
Una duplicación del número de fallecidos en los 30 días anteriores, en un determinado condado, está relacionada con una caída de 0,14 puntos porcentuales de las intenciones de voto para Trump, y de 0,28 puntos para los candidatos republicanos al Senado, según sus cálculos.
"Muchas elecciones se deciden por unos márgenes muy finos", dice el autor principal del estudio, Christopher Warshaw, de la Universidad George Washington. "Es muy posible, según nuestros resultados, que el covid haga perder al presidente y a su partido entre medio punto y un punto en algunos estados o condados".
Esa pérdida podría bastarle a Biden. En 2000, las presidenciales se decidieron por unos centenares de votos en Florida. Y hace cuatro años, un escaso margen de 77.000 votos en tres estados (Pensilvania, Michigan y Wisconsin) le dio la victoria a Trump ante Hillary Clinton.
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Cautela y tensiones
Una encuesta del diario The New York Times y del Sienna College publicada el domingo muestra a Biden por delante de Trump en cuatro estados decisivos. En todos ellos -Pensilvania, Arizona (suroeste), Florida y Wisconsin (norte)- el republicano había ganado en 2016.
Pero los expertos llaman regularmente a la cautela, recordando que Trump dio una de las mayores sorpresas de la historia política de Estados Unidos en 2016 al derrotar a Hillary Clinton.
Ante las tensiones que se sienten en todo el país, algunos comercios de varias ciudades, entre ellas Nueva York y Washington, protegieron sus vitrinas por temor a que estallen disturbios tras las elecciones.
En caso de que la votación sea muy reñida y que los resultados tarden en conocerse, algunos temen que los partidarios de ambos candidatos salgan a las calles para reclamar la retirada de su adversario.
"Va a haber alboroto en nuestro país", predijo el sábado Trump, que durante la campaña se negó varias veces a confirmar que cedería pacíficamente el poder en caso de derrota el 3 de noviembre.
En cualquier caso, el equipo de campaña de Biden anunció que se dirigirá a "la nación" en la noche de las elecciones, algo que Hillary Clinton no hizo tras su derrota hace 4 años.
El canal de noticias CNN reveló a su vez el sábado que varios funcionarios de la Casa Blanca llevaban meses colaborando con el equipo de Biden -como es tradición- para preparar un posible traspaso de poderes.