INTERNACIONAL

"El Vaticano no está al borde de la quiebra", dijo la Santa Sede

Los defensores de la Santa Sede afirman que los rumores corresponden a una estrategia para desacreditar tanto a la institución como al Papa Francisco.

22 de octubre de 2019

El Vaticano no está al borde de la quiebra, como apunta un libro publicado esta semana, dijeron este martes 22 de octubre el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga y el encargado de los bienes patrimoniales de la Santa Sede, el obispo Nunzio Galantino. "Decir que el Vaticano corre el riesgo de quiebra es falso", aseguró el purpurado centroamericano, interrogado sobre la tesis de un libro publicado la víspera por el periodista italiano Gianluigi Nuzzi.

Rodríguez Maradiaga forma parte del grupo de seis cardenales que asesoran al papa Francisco para las reformas económicas de la Curia, el gobierno central. "Me parece que lo que está en marcha es una estrategia para desacreditar al Papa", explicó el cardenal, en una entrevista publicada por el diario italiano La Repubblica

"Quieren atacar al pontificado: primero retratando a la iglesia como una institución llena de pedófilos y luego acusándola de ser negligente con su sistema económico. Pero no es así", agregó el cardenal. El libro de Nuzzi, basado en análisis internos de las cuentas vaticanas, sostiene que el Vaticano está a punto de quebrar y que las reformas del Papa para sanear sus cuentas son insuficientes.

El periodista, conocido por ser autor de libros escandalosos sobre el Vaticano, entre ellos Via Crucis y Su Santidad, con las cartas filtradas por el mayordomo de Benedicto XVI, fue juzgado y absuelto por el Vaticano en 2016 por esas filtraciones. Para el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, APSA, el obispo Galantino, entrevistado por el diario católico italiano Avvenire, "no hay colapso o default" en el Vaticano.

"Hay necesidad de una revisión de los gastos. Y eso es lo que estamos haciendo. Puedo probarlo con números", aseguró el obispo quien considera que se trata de "un obstinado sabotaje" contra la línea del pontificado del papa Francisco.