COMERCIO INTERNACIONAL

Acuerdo entre China y EE.UU. no es el fin de guerra comercial

Donald Trump se declaró ganador de la guerra comercial con China, pero el mundo perdió por la incertidumbre que generó sobre el comercio global.

23 de enero de 2020
La firma de la primera fase bajó la presión, pero no resuelve el futuro de la economía. El presidente Donald Trump y el viceprimerministro chino Liu He sellaron el acuerdo. | Foto: fotografía_ Afp

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escogido Davos para presumir ante el mundo los logros económicos y sociales de su gestión. En su país todavía no se apaga el incendio que ha generado el impeachment que promueve en su contra el partido Demócrata. Pero el mandatario de la primera potencia global decidió darse una pasada por el Foro Económico Mundial, que este año reunió a 1.700 líderes empresariales, de gobierno y activistas sociales y ambientales.

Ante un auditorio repleto, Trump destacó que su administración ha creado 7 millones de empleos, frente a 2 millones que había prometido; aseguró que la riqueza y la prosperidad han crecido en su país más equitativamente y destacó el triunfo para los intereses estadounidenses de la reciente firma del acuerdo con China para solucionar las tensiones comerciales.

Este acuerdo, firmado el 15 de enero, salió de una primera fase de negociaciones concluida en diciembre. El documento abre espacio para una tregua en la guerra comercial que Trump lanzó en mayo de 2018 contra China, al imponerle aranceles y cuotas a sus productos para reducir el abultado déficit comercial de Estados Unidos.

Los mercados reaccionaron a la firma del primer acuerdo en forma positiva. Trump cobró este logro al asegurar que es ‘el mejor acuerdo‘ alcanzado con China. Por su parte, el gobierno de Xi Jinping expresó su satisfacción ante el mismo.

Pero tras conocer el alcance de la negociación y los temas que siguen pendientes, muchos analistas creen que este acuerdo no pone fin la disputa. Varios problemas de fondo que tendrán que abordar en la segunda fase provocarán nuevas incertidumbres. Estos son los puntos que generan tantas reservas.

1. Comercio.

En plata blanca China se comprometió a comprar a Estados Unidos bienes y servicios por US$200.000 millones en los próximos dos años. Se trata de una cifra superior a la registrada en 2017, antes de que Trump declarara la guerra comercial.

En este monto están incluidos US$32.000 millones en productos agrícolas y del mar; otros US$78.000 millones en bienes manufacturados, como maquinaria, acero, carros y aeronaves, y US$52.000 millones en bienes para el sector de energía. Sin embargo, solo en el caso de los productos agrícolas el máximo histórico comprado por China en Estados Unidos llega a US$25.000 millones. Eso genera preocupación sobre cómo, y a costa de qué, este país logrará cumplir la cuota. Ya la Unión Europea y otros países han dicho que les preocupa que esto implique una restricción para el comercio de sus productos.

2. Propiedad intelectual.

La primera fase del acuerdo tiene avances en temas como secreto industrial, resolución de controversias y falsificaciones. Pero otros siguen pendientes. Entre lo acordado está, por ejemplo, que se penalizará el robo de secretos comerciales y que en adelante China debe prohibir robos cibernéticos así como el uso de secretos comerciales robados. Las dos potencias acordaron mecanismos de resolución de controversias sobre patentes de medicamentos y medidas para combatir las falsificaciones, así como la violación de derechos de autor. Sin embargo, todavía queda por resolver el tema de ciberseguridad y manejo de datos, en los que China no ha querido hacer compromisos y muy seguramente los abordarán en la segunda fase.

3. Subsidios.

Trump ha criticado duramente la intervención estatal de China para favorecer a sus empresas y sectores. Pero el gobierno de Beijing no ha dado mayores explicaciones y muy seguramente este tema hará parte de nuevas negociaciones. China se ha negado a reducir, por ejemplo, los subsidios a las empresas de energía, sector al que considera prioritario. Sin embargo, Estados Unidos también tiene qué decir sobre los subsidios que otorga a varios de sus sectores empresariales. The New York Times recordó que, aunque a Trump le gusta mencionar que el acuerdo ha hecho muy felices a los agricultores, este estado de ánimo no se deriva de esa negociación sino de una partida por US$28.000 millones de ayuda aprobada por su gobierno para este sector.

4. Aranceles.

Entre los compromisos pactados por los dos países, llamó la atención que Estados Unidos, a pesar de establecer a China una cuota obligatoria de importaciones de productos procedentes de ese país, subirá los aranceles que aplicó durante la guerra comercial. Antes de la misma China debía pagar un arancel promedio de 3% por un grupo de productos equivalentes a US$360.000 millones y, tras el acuerdo, este impuesto subirá a 21%. Todos esperan que en la segunda fase de la negociación Estados Unidos retome el tema e incluso haga algunas concesiones. Sin embargo, durante el Foro de Davos el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, advirtió que no removerán "de manera inmediata" los aranceles en esta segunda etapa de negociación. El tema es que los altos aranceles a los productos afectan principalmente a los ciudadanos de a pie, que compran computadores, ropa, juguetes y teléfonos que ahora les saldrán más costosos.

5. Y del comercio mundial, ¿qué?

La guerra comercial que comenzó Trump en 2018 ha tenido un impacto negativo sobre el comercio mundial, pues reactivó el proteccionismo.

De acuerdo con un reporte de la Organización Mundial de Comercio, el año pasado el mundo alcanzó niveles históricamente altos de restricciones comerciales. Entre octubre de 2018 y el mismo mes 2019 afectaron importaciones por US$747.000 millones, un aumento de 27%.

La guerra comercial ha provocado mucha incertidumbre sobre el comercio internacional y, aunque Trump se declare ganador, lo cierto es que el mundo entero pierde.