Internacional
Romance de inversionistas con Brasil ya no es lo que era
Un cóctel de desaceleración económica, mayores impuestos, medidas proteccionistas y una tasa de interés más baja están llevando a quienes buscan ganancias financieras, y en menor medida también a los que apuestan a la economía real, a pensarlo bien antes de apostar al mercado más grande de Latinoamérica.
Después de una década de explosivo crecimiento económico, los flujos de inversión financiera hacia bonos y acciones van a seguir llegando de acuerdo con analistas, pero quedaron atrás los días en que los inversores colocaban dinero casi a ciegas. "Ya se acabó el milagrito de Brasil", dijo Luis Maizel, jefe del fondo LM Capital Management en Estados Unidos, que maneja una cartera de 7.000 millones de dólares, en gran parte de renta fija. "Ya no es tirar una semilla en cualquier lado y brota".
Los papeles de los que más se desprendieron los inversores en Latinoamérica entre noviembre y enero fueron las acciones y los bonos brasileños, según datos de EPFR Global, que sigue flujos de fondos de inversión, institucionales y particulares.
El 2 de enero el país sufrió la mayor salida de capitales de los últimos meses. Los inversores vendieron el equivalente del 1,89 por ciento del total de sus carteras en acciones brasileñas y el 1,61 por ciento de bonos, mostró EPFR Global.
Aunque la venta de bonos fue apenas mayor en Brasil ese día frente a otros vecinos, la venta de acciones brasileñas fue mucho más abultada que la de chilenas, mexicanas y argentinas. Incluso los inversores subieron en un 1,31 por ciento su exposición en acciones de Colombia y un 0,28 en las peruanas.
La foto es de un solo día, pero refleja la tendencia que mantiene al gigante latinoamericano rezagado en los últimos cinco meses. Las cifras muestran que el fenómeno no ha cedido ahora que los fondos retomaron la compra de papeles regionales.
Y no solo pasa con los flujos especulativos. Los especialistas en capital privado, que invierten en proyectos en distintos sectores o empresas para agregar valor y luego vender las participaciones, están poniendo más atención al detalle. "Mucha gente está acostumbrada a hacer plata en Brasil, pero ya no es lo mismo, ya es mucho más selectivo, hay que estar mucho más focalizado", dijo Maximiliano del Vento, del fondo Partners Group en Nueva York, que tiene 700 millones de dólares invertidos en Latinoamérica, la mayoría en Brasil.
Cambio de sentimiento
¿Qué pasó en los últimos tiempos que cambió el humor de los inversionistas de portafolio?
Brasil puede echarle parte de la culpa a la crisis de deuda en Europa, que ahuyentó a inversores de los activos de más riesgo en mercados emergentes hasta que los líderes del bloque acordaron el segundo rescate de Grecia a principios de marzo.
Volvió la calma, pero el país no recuperó todos los flujos que había perdido, por lo que el país tiene que buscar otras razones para explicar el fin del romance.
Primero, la economía. Luego de crecer un 7,5 por ciento en el 2010 y coronar casi una década de sólida expansión, el año pasado la actividad se desaceleró a un modesto crecimiento del 2,7 por ciento. Ese ritmo es menos de la mitad de lo que se expandieron países como Perú, Colombia, Chile o incluso Ecuador.
La mayoría de los economistas esperan que Brasil crezca cerca de un 3,3 por ciento este año, lejos del 6 por ciento que pronostican las autoridades peruanas.
La desaceleración llevó al Banco Central a bajar la tasa de interés de referencia al 9,75 por ciento. Los miembros de la entidad creen que la Selic podría caer cerca de mínimos históricos -un 8,75 por ciento- para quedarse en ese nivel, según las minutas de la última reunión de la entidad.
Aún así, la tasa seguiría en niveles altísimos frente al resto de la región, y a un mundo de diferencia con las de las mayores economías del planeta. Pero el proyectado recorte, sumado a una inflación esperada en torno al 6 por ciento, oscurecen el pronóstico de renta fácil asegurada.
A eso se suma que el Gobierno aumentó el impuesto sobre las operaciones financieras (IOF), que grava el ingreso de capital en renta fija y en acciones, y lo extendió hasta papeles a plazos de cinco años".
Con la posibilidad de que el Gobierno siga tomando medidas para frenar el ingreso de capitales especulativos, que apreciaron mucho al real y presionaron la competitividad del sector exportador, es natural que los inversores de corto plazo estén más selectivos. "Hubo un período de mucha euforia en donde cualquier cosa que procedía de Brasil era tomado por inversionistas casi 'no questions asked' (sin hacer preguntas)", dijo Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina del Banco Mundial.
"En la medida que vaya quedando atrás la preocupación sobre Europa, entonces va a importar mucho más el tipo de señales de la política económica brasileña", agregó más tarde.
Los frutos los podrían recoger economías como Perú o Colombia, que a pesar de ser más chicas muestran un rápido crecimiento, son bastantes abiertas en el frente comercial, ofrecen sólidos fundamentos y tienen también un gran camino por avanzar en términos de desarrollo interno.
La IED pierde brillo
El gobierno parece haber logrado el objetivo principal de suavizar la inversión especulativa que infla el valor del real y genera roces con los sectores exportadores.
Pero la inversión en la economía real también sufre.
Como otros países latinoamericanos, Brasil registraría menores flujos de la ansiada inversión extranjera directa este año, en parte porque muchas empresas europeas debieron recorrer el camino inverso y salir de la región para pagar las cuentas en casa.
Brasil espera para este año una caída del 24 por ciento en la inversión extranjera a unos 50.000 millones de dólares.
Pero a diferencia de sus vecinos, Brasil tiene necesidades más apremiantes. Debe resolver pronto su viejo rezago de infraestructura carretera, aeroportuaria, de telecomunicaciones y portuaria antes de ser anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol en el 2014 y de los Juegos Olímpicos en el 2016.
Los analistas creen que una de las asignaturas pendientes del país es reducir la burocracia y su complejo código tributario, que dispara los costos de las empresas.
De acuerdo con el ranking del Banco Mundial "Doing Business", un negocio que quiere establecerse en Brasil puede tardar hasta 120 días para poder arrancar, comparado con un promedio de 54 para Latinoamérica y el Caribe.
"El riesgo regulatorio no nos gusta de Brasil, mucha burocracia que no sirve", dijo Del Vento de Partners Group, que sin embargo ha mantenido el mismo nivel de exposición de cartera a Brasil desde el año pasado.
Economia más cerrada
El reciente brote de medidas proteccionistas en Brasil para cuidar a sus industrias de las importaciones baratas -que aprovechan una moneda local muy apreciada en medio de altos impuestos y costos laborales al alza- tampoco ayuda al clima de inversión.
El gobierno de Dilma Rousseff presionó este mes a México para que disminuya su exportación de autos al país y estudia aumentar aranceles hasta sobre 100 productos.
"Las medidas del gobierno son siempre para intervenir, para crear barreras y no para solucionar los problemas internos de competitividad", dijo Italo Lombardi, economista para Latinoamérica de Standard Chartered en Nueva York.
"Es muy preocupante. A corto plazo puede no ser un gran problema, pero al largo plazo si continúa así (intentando disminuir los flujos de inversión) puede que obtengan lo que desean", sostuvo.
Reuters