Inversionistas

Un vehículo financiero que apuesta por el componente técnico e industrial del campo colombiano

El fondo de capital privado Victus está listo para conquistar inversionistas interesados en apostar por el potencial agroindustrial colombiano.

16 de septiembre de 2015

Victus es el fondo que gestionará la empresa chilena Sembrador Capital cuyos accionistas, miembros de la administración y demás profesionales han acreditado “conocimiento y experiencia en la estructuración de proyectos agrícolas, administración de portafolios y manejo de los activos aceptables para invertir” en los cultivos a que se orienta el fondo según el reglamento aprobado por la Superintendencia de Colombia.

Según María José Ramirez, presidenta en Colombia de Larraín Vial, entidad que será el administrador del mismo, en entrevista con Dinero, “el tipo de cultivo al cual se está orientando el fondo es aguacate, piña, cacao, nueces y otras frutas especiales como el kiwi”.

Colombia cuenta con un gran potencial frente a Perú, Chile y Argentina pues entre los factores de éxito, el país cuenta con un alto porcentaje de tierra disponible, muy alto acceso a agua y a capital humano, alta cercanía a los mercados que representan una alta demanda y menor costo de la tierra. Sin embargo, los retos para capitalizar del todo la oportunidad son el bajo nivel fitosanitario y el bajo nivel de infraestructura.

Agricultura en Colombia: una oportunidad


 
Según Jorge Karadima Gerente General de Sembrador Capital, es la oportunidad mirando 5 y 10 años de apostar por la superación de esas debilidades pues el gobierno va en la dirección correcta.

Aunque el fondo pueda invertir en otros países de América Latina usando a Colombia como plataforma internacional, un mínimo del 60% del monto debe hacerse en Colombia.

“Hemos  monitoreando cultivos de piña muy buenos rendimientos en el Valle del Cauca. Además vemos un gran interés por consumidores exigentes que demandan frutas exóticas por sus condiciones saludables, ecológicas y amigables, pero son cultivos que requieren invertir importantes capitales y generar importantes desarrollos tecnológicos” agrega Karadima.

“La estrategia del fondo es aplicar las mejoras prácticas y la más alta tecnología en escogencia de tierras, su ubicación, el tipo de riego, y el tipo de semillas más eficientes”, señala Ramirez de Larraín Vial. Estos aspectos le permiten cumplir estándares internacionales fitosanitarios, obtener el tipo y características del producto que mejor se acomodan a las certificaciones internacionales para exportar.

Aunque el reglamento aprobado autoriza un primer compartimiento por US$50 millones, Larraín Vial le apunta a suscribir un primer tramo con US$30 millones a más tardar en marzo del 2016.

“Primero vamos con inversionistas multilaterales, pues ya FOMIN y CAF participaron en las experiencias de Chile. Seguiremos luego con  oficinas de familia y  personas de alto patrimonio que tengan afinidad con las inversiones de este tipo”, agrega la Presidente de Larraín Vial.

El monto mínimo para una persona en el fondo es de unos $500 millones. El proceso de inversión por parte del fondo será de 5 años, en los cuales se definen aliados, fincas, tierra y se siembran los cultivos. La vacación del fondo es formar nuevos emprendimientos o ser un “greenfield”.

Una vez los cultivos maduran y hay plena generación de ingresos por exportaciones, el horizonte del inversionista es por otros 5 años. Este periodo es posible prorrogarlo por unos 2 años si los inversionistas así lo deciden, señala Ramirez.

La rentabilidad según las experiencias de Chile está entre un 14% y16% desde el momento en que las necesidades de inversión generan llamados a capital.

La rentabilidad estimada no es una rentabilidad asegurada pues la obligación administrativa y de gestión del fondo es de medios más no de resultados. La inversión es de alto riesgo según su reglamento y al menos 31 tipologías de riesgo se deben comprender por parte de los inversionistas. La vocación agrícola del fondo supone exposición a clima y a titulación de tierras especialmente.

El caso del fondo que ya se desinvirtió en Chile es que una empresa importante de China quiso adquirir los cultivos específicos los cuales se vendieron por el número de veces las ganancias antes de impuestos, intereses, amortización y depreciación. La transacción no por el valor de la tierra más un extra por el cultivo. “Es el resultado de tecnificar e industrializar el campo” señala Ramirez.

La forma de valoración del fondo está contenida en el reglamento. Allí se recoge precisamente lo fundamental que resulta la capacidad de los proyectos de  generar utilidades, de distribuir dividendos y la importancia de adelantar una revisión de la respectiva valoración por agente independiente cada seis meses.

Larraín Vial considera que más adelante invitarán a los fondos de pensiones a sumarse como inversionistas pero reconoce que primero se requiere que el tamaño del fondo sea más grande, por lo que más adelante irán por segundo cierre.