OPINIÓN ON-LINE
Ojo con Airbnb (I)
Los problemas que ha generado Uber podrían ser un juego de niños en comparación con lo que significan los impactos negativos que generará Airbnb.
Esta plataforma surge en tiempos en los que la cultura de viajar en aerolíneas de bajo costo asciende. Si la idea es transportarse barato, entonces por qué no alojarnos barato también. Hasta el momento las ciudades en el mundo despiertan de las bondades y los desastres que trae esa subrepticia economía colaborativa.
A diferencia de Uber que está reemplazando un deficiente servicio de transporte individual en ciudades colombianas, Airbnb no sólo es un dolor de cabeza para la hotelería y la generación de empleo directo, sino un futuro problema mayor en la oferta de vivienda para las clases medias en las ciudades, que se agudizará con el crecimiento del turismo directamente beneficiado con el fin del conflicto armado.
Un grupo de jóvenes en Berlín, dedicados al análisis de Big data, realizaron una investigación sobre el impacto de Airbnb y fueron nominados este año al premio de periodismo investigativo online en Alemania. A ellos les solicité que hiciéramos el mismo ejercicio de extracción de datos en ciudades colombianas. A través de una programación específica se logró descargar desde la plataforma de Airbnb la totalidad de apartamentos y habitaciones inscritas en Colombia.
En sólo tres años de oficializada su entrada al país Airbnb ha logrado datos sorprendentes en el mercado de hospedaje, que cualquier cadena hotelera envidiaría: en Bogotá ofrecen por ejemplo 2.333 apartamentos y habitaciones inscritas, lo que representa el 9% de la capacidad hotelera de la ciudad. Airbnb en Medellín ha logrado morder el 11% del mercado hotelero con 1.677 apartamentos y habitaciones. El mayor éxito de Airbnb se encuentra en Cartagena que representa el 13% de la capacidad hotelera, ofreciendo 1.626 anuncios de hospedaje.
Parece que en Medellín la penetración de Airbnb entre anfitriones ha sido de tal éxito que incluso el 26% de ellos ofrecen más de un apartamento en la plataforma, en comparación con otros anfitriones en Bogotá con el 14% o Barranquilla con el 16%. Los propietarios de más de una vivienda han encontrado una inversión de renta en la plataforma, mejor que la de establecer un contrato de arriendo a quién lo necesita en la ciudad de manera permanente.
Esta es una de las consecuencias adversas para las ciudades en el mundo: el reemplazo de oferta de vivienda para las personas que viven, trabajan y estudian a cambio de rentas temporales para turistas, expulsando a la gente que vive en dichas zonas afuera de los centros de trabajo y estudio.
En Cartagena, por ejemplo, la oferta de Airbnb se concentra, obviamente, en los lugares de mayor turismo, como San Diego, Boca Grande y Manga. En Bogotá la oferta se encuentra en el borde oriental. Esta concentración de oferta agrava el problema para los cartageneros y bogotanos que viven en estas zonas, ya que cada vez encuentran menos oferta de vivienda, sumado a otros factores como el aumento del precio del metro cuadrado.
No sólo el aumento de precios del arriendo sufre las consecuencias. También las normas de convivencia y la propiedad horizontal se ven afectadas, ya que el turismo pasajero afecta a quienes residen permanentemente, pues muchos de estos turistas hacen ruido sin control entre semana y fines de semana; no cumplen con las normas de convivencia del edificio; la seguridad se ve vulnerada; y los programas de reciclaje que se vienen estimulando incipientemente en edificios y conjuntos residenciales se desconocen por estos huéspedes temporales. El nuevo Código de Policía no tiene en cuenta ninguna de estas nuevas desviaciones que hasta ahora conocemos únicamente entre propietarios, arrendatarios y vecinos.
De otro lado, la hotelería ha sido tímida reaccionando frente a Airbnb, caso contrario a la reacción violenta y anárquica que ha tenido el gremio de taxistas. Al final de cuentas el turismo en Colombia está en expansión y la ocupación hotelera en aumento, es decir, existe torta todavía para repartir entre el gremio. Aunque no será igual para los residentes que han visto transformado su vecindario y que no tienen mecanismos para oponerse, ni la capacidad de lobby para manifestarse.
*Candidato Magíster en Geografía Urbana, Universidad Humboldt.