PERFIL

Yuberjen Martínez, de artesano y mecánico a boxeador olímpico

El medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se sobrepuso a la pobreza.

14 de agosto de 2016
Yuberjen dio un ejemplo de vida en el ring. Foto: Yuri Cortez/ AFP | Foto: Yuri Cortez / AFP

Yuberjen Martínez, quien este domingo le dio la primera plata en boxeo a Colombia en unos Juegos Olímpicos, se sobrepuso a la pobreza y aprendió de artesanías y mecánica de bicicletas para sostenerse mientras daba sus primeros ganchos de triunfador.

La medalla es la segunda presea plateada de Colombia en Rio-2016, tras la obtenida por la judoca Yuri Alvear, y la octava en la historia de Colombia.

El "Tremendo" Martínez, como lo apodaron en su natal Turbo, en el departamento de Antioquia (noroeste), por su hiperactividad en la niñez, le otorgó la cuarta presea a la nación sudamericana en boxeo, tras las tres de bronce obtenidas entre Múnich-1972 y Seúl-1988. Lo hizo en la categoría de 49 kilos, al caer ante el uzbeko Hasanboy Dusmatov.

Le puede interesar: Radiografía psicológica de Yuberjen Martínez y del equipo de boxeo

"Nos decían la familia de los tremendos, pero es porque nos sobraban las ganas de ayudar", dijo a AFP Didier Martínez, hermano de Yuberjen y uno de los seis hijos (cuatro hombres y dos mujeres) de don Juan Martínez y doña Neila María Rivas, una pareja de pastores cristianos.

Nacido hace 25 años en un hogar humilde, su familia tuvo que mudarse varias veces en busca de mejores condiciones económicas. Así, de niño, llegó al municipio de Arboletes, en Antioquia, donde aprendió a hacer artesanías, que vendía en las calles con sus hermanos. También comercializó turrones de coco y otros dulces hechos por su mamá.

A los 14 años, en dicho lugar, ubicado en la región del Urabá, una de las más afectadas por el conflicto armado que azota al país hace más de medio siglo y además ruta del narcotráfico, hizo sus primeros pinos como peleador.

"Un amigo lo invitó a donde había un ring. El primer día no le fue bien, le dieron dos puños: ‘¡pah, pah!‘. Alcanzó a decir que esto no era lo suyo, pero a los días me dijo que ‘no se iba a quedar con esta‘ y le dio (ganó)", afirmó Didier.

Un entrenador de boxeo lo vio en el cuadrilátero y lo formó durante tres meses. Pero nuevamente la pobreza los obligó a indagar nuevos horizontes. Los Martínez Rivas llegaron, y para quedarse, a Chigorodó, un municipio antioqueño de más de 60.000 habitantes donde abundan las plantaciones de banano.

También puede leer: ¡Gracias Yuberjen! Medalla de plata para el boxeo colombiano

"Yuber se me acercó y me dijo que quería entrenar boxeo", explicó a AFP Wilber Blanco, entrenador de Martínez durante su adolescencia. "Él es un fenómeno porque tenía que ganarse el día a día y a la vez entrenar ( ) Nunca cumplió con un horario de entrenamiento porque tenía que rebuscarse la comida", añadió.

Plata vale por casa

En ese rebusque, Yuberjen y Didier empezaron a trabajar en una bicicletería de Chigorodó. En ocasiones, cuenta su hermano, el "Tremendo" se escapaba para entrenar y el dueño del taller iba a buscarlo hasta el cuadrilátero para que regresara.

En esa dinámica duró dos años hasta que se fue a trabajar con su padre en una bananera como "palero", como se les conoce a quienes hacen cunetas en las plantaciones.

Pero los triunfos deportivos golpeaban la puerta. Se colgó el bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz (2014) y plata en el Campeonato Panamericano de Boxeo de Tijuana (2015).

Le recomendamos: El regreso del boxeo colombiano a la gloria olímpica

Entonces las lonas pasaron a ser cosa de tiempo completo, como su obsesión por darle una casa a su familia. "La vivienda donde vivimos nos ha tocado hacerla con las uñas", explicó Didier.

Aunque en Brasil advirtió que estaba en los Juegos "para hacer historia", con su triunfo la cambiará. Antes de vencer el viernes al cubano Joahnys Argilagos sostuvo que su motivación era llegar lo más lejos posible porque "la plata que dan por el bronce no me alcanza para la casa que quiero para mi mamá".

"Es que uno siempre sigue siendo el mismo, nosotros somos los mismos: sencillos, colaboradores, humildes", dijo Didier.