Paola Andrea Navia conformó la red para su proyecto de grado hace once años. | Foto: Fundación Nacional Bautista.

Tumaco, Nariño.

«Le cantamos a la posibilidad de vivir y convivir en paz», entrevista con Paola Navia.

La creadora de la Red de Cantadoras del Pacífico Sur y directora de la Fundación Capanavi, Paola Andrea Navia, habló con Semana Rural de la historia de la red y su apuesta desde la música para la construcción de paz y reconciliación en el Pacífico.

31 de julio de 2019

Paola encontró que estas mujeres estaban organizadas y asociadas en agrupaciones de música tradicional. Pero como en su mayoría eran adultas mayores y analfabetas, desconocian cómo organizarse y cómo asumir temas como las responsabilidades tributarias. Entonces decidió reunirlas -por ser los pilares fundamentales del territorio-, visibilizar su talento y expandirlo en Tumaco. 

¿Cómo empieza la Red de Cantadoras del Pacífico?

Inició a través de mi proyecto de grado que era sobre música tradicional, identidad, permanencia y cambio. Empecé a trabajar con las cantadoras. Prioricé siete agrupaciones en Tumaco. Teníamos grandes reuniones donde cantábamos, compartíamos y hablábamos de sus  sueños y proyectos, ya que las cantadoras no solo son cantan, entonces logré hacer un diagnóstico sobre sus capacidades, pero de manera local.

Era devolverles un poco con mi acompañamiento lo que ellas estaban haciendo por mí, al confiar sus relatos, experiencias y trabajos. Luego de dos años de acompañamiento el concepto de cantadoras estaba cambiando en Tumaco, ya cobraban por sus presentaciones, compraban uniformes y tenían instrumentos para enseñarles música  a niños y jóvenes.

Cuando el Ministerio de Cultura lanzó la política cultural para el Pacífico Sur, Ruta de la Marimba de Chonta un amigo me dijo que aprovechara y le contara a la ministra Paula Moreno y a su gabinete lo que estábamos haciendo. Finalmente lo hice en un momento muy coyuntural para nuestra manifestación y ellos, muy emocionados con la idea, me propusieron que lo extendiera a todo el Pacífico, uniendo al resto de cantadoras. Yo dije que sí sin pensar en toda la responsabilidad que abordaba. Pero así fue como nació la red.
La idea fue sonando y mujeres de 10 municipios nos dijeron ‘queremos organizarnos, tejer’ y así fue.

 

 

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Paola  convocaba reuniones con las cantadoras, en las cuales, cantaban, compartian y hablaban de sueños y proyectos. Estas le sirvieron de base para saber hacia donde dirigir la red.  © Cantadoras del pacífico Sur.

¿De qué forma la música se convierte en un acto de resistencia para transformar la realidad social?


El Pacífico colombiano posee dos recursos potentes: la tradición y la espiritualidad. Partiendo de esa relación, el resultado que lo complementa es la solidaridad. En ese orden de ideas la voz, los cantos, la música, la oralidad hecha melodía e interpretación se convierten en herramientas de resistencia porque sus mensajes transmiten un lenguaje sonoro de paz, al recordar que, como pueblos del Pacífico, nos hemos mantenido en el territorio gracias a esas tradiciones. Ellas fortalecen el cuerpo y el alma y nos permiten reparar y liberar, porque en ese proceso liberador el canto y la música sanan y transforman.

Cuando pierdes a un familiar, a un hijo, a un hermano, a un esposo, a tu familia por el tema del conflicto, la tradición musical se introduce en ti y te permite no solo curar las heridas, te permite perdonar, continuar, luchar y construir. En el Pacífico se canta, todo es una melodía en este gran paisaje sonoro que nos rodea y por eso sentimos que la oralidad, la voz y su musicalización se convirtieron en una herramienta de resistencia y de poder político, porque ella convoca y define, transforma y decide, a través de su actor social y la función que ejerce ese actor como lo es la mujer.

 

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En la actualidad las cantadoras son un referente de la herencia ancestral que persiste en el Pacífico. © Cantadoras del pacífico Sur.


¿Qué impacto han tenido las cantadoras en la comunidad?

Las cantadoras tienen o ejercen una función social permanente en las comunidades, porque están presentes en todo lo social y comunitario. Ellas han dirigido los procesos socioculturales de sus localidades, son quienes organizan cualquier evento sea festivo, sagrado, cívico, cultural. Las sabedoras o matronas, son lideresas legitimadas por sus comunidades y son quienes convocan a la población y sus ideas son respetadas y tomadas en cuenta para toma de decisiones.

En algunas comunidades, ellas como las matronas que conservan y reproducen otras prácticas ancestrales, son las que enfrentan el conflicto, son las mediadoras, negociadoras porque su rol va más allá que una mujer que interpreta músicas y cantos.

«¿Por qué es importante cantarle a la paz?

Este proceso de la Habana puso muy de moda la palabra paz. Se utilizó como herramienta para generar mayor conflicto entre sus defensores y opositores. Para nosotros hablar de ella es hablar de transformación, construcción colectiva, mejoramiento de comunidades, tejido de relaciones, cambios, respeto por la vida y  el territorio. No se canta o cantó a la paz a partir de este proceso, acá se canta a la vida y a la muerte y en ese sentido el proceso de descansar en paz, implica convocar a los ancestros para que nos provean de luz, de energía y fuerza para que se descanse en paz. 

Pero en la vida, en la realidad, todos estos factores permanentes en nuestros territorios nos hacen evocar la relación del ser con el espacio que habitamos y nos incitan a reflejar nuestras problemáticas en composiciones o lenguajes sonoros con matices que nos llevan a hacer la paz, a crear la paz y a estar en paz. Es importante cantarle a la paz, a esa posibilidad de vivir y convivir en un territorio que tiene todas las potencialidades para el desarrollo social, cultural y endógeno.