CUBA

Los Castro: una familia disfuncional

Oposición, exilio y demandas persiguen la familia Castro. Raúl anunció que será sucesor de Fidel hasta el 2018; su hermana Juanita colaboró con la CIA y no asistirá al funeral.

27 de noviembre de 2016
| Foto: AFP

Los secretos y misterios de la familia de Fidel Castro rodearon sus más de cuatro décadas en el poder. El padre de la revolución cubana, en defensa del comunismo, causó profundas divisiones incluyendo la de su propio clan, que en varias ocasiones encabezó las páginas de los periódicos del mundo.

Su familia ha estado entre el exilio y el respaldo a la revolución cubana. Su hermano Raúl Castro fue el confidente más cercano del dictador cubano; su hermana Juanita, exiliada en Estados Unidos, lo califica de “endiablado”.

La historia familiar del padre de la revolución sobresale como una de las más enigmáticas de los líderes del mundo; varios de sus numerosos integrantes han sido protagonistas de demandas judiciales, polémicas publicaciones y entrevistas escandalosas.

Las divisiones en la familia Castro se remontan a momentos previos a que derrocara a Fulgencio Batista en 1959, cuando quedo envuelto en un pleito por la custodia de su primer hijo, Fidelito. Por cuenta de la separación de su esposa Mirta Díaz Balart, una joven de la que se enamoró cuando estudiaban en la Universidad de La Habana, su hijo fue sacado de la isla y llevado a Estados Unidos.

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Su padre no quería que a sus cinco años, Fidelito estuviera en contacto con la familia de Mirta; el hermano de ella era Rafael Díaz Balart, funcionario del gobierno de Batista y enemigo de la revolución en la isla. Dos sobrinos de Mirta, Mario y Lincoln Díaz Balart, se convirtieron en congresistas de La Florida que personificaban la oposición al gobierno de Castro en el exilio.

"Me niego siquiera a pensar que mi hijo puede dormir una sola noche bajo el mismo techo albergar mis enemigos más repulsivos y recibir en sus mejillas inocentes los besos de esos miserables Judas", Castro escribió a su media hermana, Lidia, en 1956.

Cuando estuvo en México preparándose para librar una guerra de guerrillas, Castro convenció a Mirta a que enviara a Fidelito para una visita de dos semanas y después se negó a devolvérselo. Después, cuando las hermanas de Castro llevaban al niño de paseo a un parque en México, hombres armados salieron de un automóvil y lo tomaron para devolvérselo a su madre.

Fidelito, científico nuclear, es el mayor de los nueve hijos de Castro, nació en 1949 y era el único al que Castro reconocía públicamente.
Meses después del golpe de estado a Batista el 10 de marzo de 1952, Natalia Revuelta Clews, una mujer activista de estirpe burguesa, coincidió con Castro en La Habana. Ella estaba casada con un cardiólogo y en medio de reuniones del movimiento clandestino creció una relación con Fidel; de esa unión nació el 3 de marzo de 1953 Alina Fernández, la primera hija de Castro.

Natalia se convirtió en la persona que le informaba a Fidel, exiliado después en México, de todo cuanto sucedía en La Habana. Seguía casada para cuando se dio cuenta que estaba embarazada de Fidel Castro.

Aunque el dictador cubano supo del nacimiento de Alina en 1956, solo la conoció en 1959. Sin embargo, Alina no supo que era su padre sino hasta que tuvo 10 años. Ella se convirtió en una de las opositoras más asiduas del líder de la revolución y protagonista de varios de los escándalos que afrontó durante su gobierno.

Alina escapó de la isla en 1993 usando un pasaporte falso y peluca, y solo regresó para ver a su madre enferma, quien murió en el año 2005. La hija de Castro publicó una autobiografía “Alina, Memorias de la hija rebelde de Fidel Castro”, en 1998 donde criticó a su padre. Dijo que era un dictador distante y aseguró estar más cerca de Raúl Castro, describiéndolo como un buen hombre de familia.

En entrevista a la Agencia EFE, le preguntaron que si odiaba a Fidel Castro: “No. Odiarle no. El odio es una palabra demasiado fuerte... le considero una persona con un nivel de crueldad bastante elevado, pero no llegué a odiarle nunca”, respondió.

El libro de Fernández creó división entre parientes. Juanita Castro, hermana de Fidel, demandó a Alina alegando información difamatoria sobre los padres del dictador. Una decisión de un tribunal ordenó el pago de us$ 45.000 por parte de la editorial.

Para “salvar el honor de la familia”, Juanita Castro respondió con otro libro: “Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta”. Lo hizo con el propósito de aclarar las calumnias contra sus abuelos y padres. Sin embargo, no escondió su enfrentamiento familiar y en la publicación borró el nombre de Alina Castro como una de las hijas de Fidel Castro.

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El libro de Juanita califica a su hermano Fidel como un “endiablado, oportunista y mentiroso”. Contrario a ello, muestra una imagen dulce de Raúl, y lo describe en su juventud como un hombre simpático y estudioso.

Pero las memorias familiares de Juanita se convirtieron en una revelación sobre algo que para muchos era producto de un mito o de las maquinaciones alrededor de la familia Castro. Juanita confirma que antes de emigrar a Estados Unidos en junio de 1964, fue reclutada por la CIA para informar sobre las actividades de su hermano. "La CIA quiso hablar conmigo. Un conocido me preguntó si estaba dispuesta a hablar", relata sobre el primer encuentro en 1961 en Cuba. Juanita revela que la CIA contactó con ella a través de la esposa del embajador de Brasil en La Habana, Virginia Leitao da Cunha.

La razón de este “interés” por parte de la Agencia fue la protección que ella prestaba a adversarios del régimen de su hermano. Según Juanita Castro, esos adversarios se refugiaron en su casa con la ayuda de su madre, Lina Ruz, cuando ambas “se dieron cuenta de que el proceso político impulsado por Fidel iba hacia el comunismo". “Él dejó de visitar nuestra casa porque se quejaba de que nosotras estábamos protegiendo a ‘gusanos’ y no estaba de acuerdo”, dice Juanita Castro.

Lo hermanos Castro estudiaron en los mejores colegios de Cuba. Aunque al comienzo Juanita recaudaba fondos para la construcción de hospitales y clínicas en el marco de la revolución, su actitud cambió: “no pude cerrar los ojos a los fusilamientos, a las expropiaciones, a las persecuciones de opositores”. “Me empecé a desencantar cuando vi tanta injusticia”, explicó.

Cuando muere su madre, se exiló primero a México y después a Miami, ya que por sus actividades contra el régimen se sintió amenazada. Es la única de los siete hermanos Castro que vive en Estados Unidos. Su hermana, Emma, vive en México; Ángela, Ramón y Agustina, la menor de todos, viven en la isla.

Ante la noticia de la muerte de Fidel, Juanita reiteró que no asistirá a su funeral. “Hemos estado separados por razones políticas por muchos años, pero los sentimientos y los lazos familiares se han mantenido con mucho dolor de mi parte, pero lamento la muerte de un familiar cercano, es normal”, dijo.

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Con la enfermedad en 1999 del líder comunista, salió a la luz su enigmática esposa Dalia Soto, que lo acompañó hasta el final de sus días. En julio del 2003, fue captada por un fotógrafo, en el estadio de La Habana en un juego al que asistía Castro con Hugo Chávez; ella con el ánimo de conservar su anonimato se hizo dos filas atrás.

Sin embargo, las apariciones de esta rubia de ojos verdes, que tuvo cinco hijos con Fidel, eran remotas y por más de 16 años vivió con él bajo el más completo anonimato. Castro era admirador de Alejandro Magno al punto que durante la revolución tomó su nombre, y en otro homenaje se atrevió a llamar a sus hijos Alexis, Alejandro, Angelito, Alejandro y Antonio.

“Ninguno fue involucrado en la política. El más conocido es Antonio, o Tony. Un cirujano ortopédico y exmédico oficial del equipo nacional de béisbol de la isla, que más tarde se convirtió en vicepresidente de la Federación de Béisbol de Cuba y la Federación Internacional de Béisbol con sede en Suiza”, reconstruye el diario The Guardian.

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Castro tuvo al menos dos hijos más fuera del matrimonio: Jorge Ángel Castro (se quedó en Cuba y fue padre de al menos cuatro hijos propios, incluyendo trillizos; y Francisca Pupo, que emigró a los EE.UU. con su marido en 1999.

El dictador cubano es hijo de Lina Ruiz y Ángel Castro, un español que emigró de Galicia a Cuba. Ella, Lina, era la criada de la familia de Ángel
Castro que para ese momento estaba casado con María Argota. Todavía estaba casado cuando formó familia con la madre de Fidel, con quien tuvo siete hijos y finalmente se casó en una iglesia después de que Fidel, el tercero de sus hijos, nació.

Ocasionalmente se conoce información sobre Ramón, hermano mayor de Fidel y ganadero; y las hermanas Ángela y Emma que también se mantuvieron en Cuba. La hermana más joven, Agustina, vivió en México desde hace muchos años.

El extenso clan de los Castro, sufrió el mismo tipo de disfuncionalidad y desacuerdos que afligen a las familias cubanas: hermanos que no se hablan, adultos resentidos por agravios de la infancia y conversaciones discretas sobre bebés nacidos fuera del matrimonio.

Según retrata The Guardian, a pesar de sus problemas varios de los Castro que aún viven en la isla y se dice que asisten regularmente a las reuniones de fin de semana con las comidas al aire libre y paseos a caballo organizada por Raúl Castro.