Miguel Riascos de Castro cree firmemente en aquello de que al que anda entre la miel algo se le pega. Desde niño acompañaba a su padre en las correrías por el continente para buscar clientes o adquirir materias primas para la fábrica de licores que había creado su familia a comienzos de la década de los 90 en Barranquilla.
Esto explica su pasión por el ron y su decisión de crear en 2010, junto con su hermana Laura, una marca de ron que está dando de qué hablar en el mundo y que ha puesto a Colombia en el circuito de los países que se precian de tener marcas Premium de esta bebida.
Y es que el ron se ha encargado de unir a tres generaciones de la familia Riascos alrededor de un negocio que ha probado su éxito. Primero fue Alfredo Riascos Labarcés, quien ocupó altos cargos públicos y a comienzos de los 90 decidió que su familia saldría de los negocios agropecuarios para volcarse en la industria.
Luego de viajar a Cuba, donde la familia logró visualizar el enorme potencial en el negocio del ron, creó junto con su hijo Miguel Riascos Noguera la primera licorera privada: Casa Santana Ron y Licores. El negocio lucía exótico en Colombia, pues en el país la producción se maneja a través de los monopolios regionales, pero logró posicionarse como proveedor de algunas licoreras departamentales, y exportar hacia Centro y Suramérica.
Con la ayuda del gobierno de la isla, la naciente empresa familiar contrató la asesoría de un grupo de maestros en el arte de elaborar el ron. En su sede en Barranquilla, Casa Santana comenzó un negocio independiente que desde sus inicios tenía la meta de producir el mejor licor del Caribe.
La llegada de la tercera generación se dio hacia el año 2000, cuando Miguel Riascos de Castro ingresó para inyectarle sangre nueva a la sociedad familiar –donde actualmente ejerce la vicepresidencia– que se ha especializado en producir licores de más de 20 grados de alcohol para múltiples empresas en el país y el exterior.
El conocimiento del negocio familiar y su formación académica en universidades de París, Barcelona y Londres, lo impulsaron a crear en 2010, junto con su hermana Laura, un licor dirigido a un segmento más alto de la población. Así surgió idea de crear La Hechicera, un ron con mayores condiciones de calidad que, según Miguel Riascos de Castro, condensa en una botella el nuevo espíritu de lo que piden los consumidores hoy.
El ron es hecho con el método de solera –utilizado también para el jerez– a partir de reservas que tienen entre 12 y 21 años de añejamiento en barricas de roble blanco americano.
El debut de la marca fue en Gran Bretaña en 2012, donde viven dos de los cuatro socios de La Hechicera. Su éxito marcó el camino para llegar a Colombia, donde está presente en cuatro grandes mercados: Bogotá, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena y desde hace un mes en Medellín. Allí están concentrados 95% de los clientes de rones Premium del país. Al mismo tiempo, se ha extendido a 15 mercados en Europa y Asia, entre ellos Portugal, Francia, España, Bélgica, Italia, Suiza y Hong Kong.
El próximo año, la meta de Riascos es lograr consolidar ventas en Estados Unidos, uno de los mercados más promisorios para la marca. En el mundo, el mercado de rones vende al año cerca de 20 millones de cajas de 9 litros, y la participación de los productos Premium era de 5% en 2010 pero ha alcanzado tal impulso que hay quienes creen que ya se acerca a 10%.
La formulación, estilo y presentación de La Hechicera le han merecido obtener cerca de una decena de premios internacionales, entre ellos el otorgado por la prestigiosa Difford’s Guide, el Spirits Business Masters, el International Spirits Challenge y World’s Best Rum Desing. A finales de 2013 estuvo en la portada de la revista GQ, que destacó las 100 mejores cosas del mundo; allí obtuvo el puesto 21 como la mejor bebida alcohólica del año.
Miguel Riascos de Castro reconoce que el trabajo tesonero, el conocimiento, la innovación y las condiciones especiales que ofrece la Costa Caribe para producir esta bebida son la fórmula ganadora para lograr la preferencia en el competido negocio de los rones Premium. Pero la meta es seguir ampliando mercados y lanzar próximamente un nuevo producto también para el segmento Premium, pero de mayor rotación, apalancados en la infraestructura de la empresa familiar. Un hechizo que promete un efecto prolongado.