OPINIÓN

La inmoral utilidad de los bancos en plena pandemia

La banca se enriqueció con la pandemia y esas ganancias se sumarán, según datos de la Superfinanciera, a los 1,55 billones de pesos de utilidades que tuvo el sector financiero en los meses de enero y febrero de 2020.

Javier Gómez, Javier Gómez
13 de mayo de 2020

Los buitres bancarios son como la pobre viejecita, sobreviven sin nadita que comer como diría el tentador Rafael Pombo; y si tuviéramos acceso a ese mundo abstracto del sector financiero, nos daríamos cuenta de que flotan en plata y que el dinero, que es su lenguaje, nunca lo veremos en rama, como el billete de los narcos, sino oculto en ese mundo indefinido y propicio para la especulación, tecnicismo neoliberal que los hace avasalladores del mercado y propagadores, como el coronavirus, de la más inusual riqueza individual. 

Eso son los bancos, que como aves de rapiña vigilan las resoluciones de los gobiernos para evitar que sus intereses se afecten lo menos posible; claro, gobiernos como el de Duque, apremiado por compromisos previos con el sector financiero, no se atreven a tomar medidas con criterio social, lo hacen pensando en la ponzoña amenazante de la bolsa de valores y al amparo de medidas de emergencia pletóricas de un lenguaje técnico e incompresibles para confundir y no propiciar claridad entre quienes abogan por una ayuda estatal. El caso colombiano es patético en medio de la crisis de la pandemia.

Veamos por qué. Este es un claro ejemplo de cómo la legislación económica está hecha a imagen y semejanza de los grandes capitales financieros. Denunciaron en el Congreso la siguiente jugadita, no la propiciada por el nefasto bachiller, sino por su socio de partido el presidente Duque: existe un tecnicismo que se llama el Encaje Bancario que no es otra cosa que el dinero de los ahorradores que los bancos privados deben depositar en el Banco de la República para que esta entidad, estatal, los proteja de cualquier eventualidad en el mercado financiero (crisis de 2008, por ejemplo): esos dineros suman cientos de miles de millones de pesos. Pues bien el ministro Carrasquilla de Hacienda, decidió mediante decreto, reducirles esos aportes a los bancos en 9,4 billones de pesos; qué quiere decir esto: que de entrada a la caja de los bancos llegaron 9,4 billones de pesos para ponerlos al servicio de créditos para paliar la crisis de la pandemia; es decir dineros frescos que no tenían en su poder.

Hasta ahí todo suena bien: dineros nuevos para prestarle a la gente o pequeños empresarios en este momento de crisis; pero la canallada de la jugadita, la desfachatez con que se gobierna este país en favor del gran capital, se trasluce cuando después de la decisión de minhacienda el presidente Duque expide otro decreto ordenando a los bancos invertir esos dineros -9.4 billones de pesos- en Títulos de Solidaridad -TDS- que en términos de rentabilidad le representará a los bancos 500 mil millones de pesos anuales durante los próximo años. Es decir, con dineros públicos que administra el Banco de la República (Estado) sin el menor esfuerzo, estos señores -los bancos- se ganan semejante dineral, y en plena pandemia. ¡Qué inmoral!

¿Cómo se explica esta extraordinaria ganancia del sector financiero -la banca privada-  ante los apuros de cientos de miles de pequeños empresarios, restaurantes, salones de belleza, gimnasios, cafeterías, tiendas, pequeños mercados, campesinos, transportadores etc. etc. que producto de la pandemia tuvieron que cerrar sus negocios? Qué bofetada al tal emprendimiento, al esfuerzo de una sociedad que busca ganarse la vida decentemente. Pero a esto súmele la pregunta: ¿Cómo acceder a un crédito cuyos intereses bancarios oscilan en un 28 por ciento, en un periodo especial como el que estamos viviendo?

Vale la pena recordarle al presidente Duque las palabras del primer ministro de Portugal Marcelo Rebelo de Sousa: “Todos sabemos que la banca le debe mucho a los portugueses y por tanto es lógico que ahora la banca ayude a las familias y a las empresas. La banca no puede querer ganar dinero con la crisis. Esto para mí es absolutamente claro. El objetivo de la banca debe ser un beneficio cero en los ejercicio de 2020 y 2021. Estamos atentos y observamos lo que pasa de aquí a un tiempo. Si la banca presenta en 2020 y 2021 grandes beneficios, esos beneficios serán una vergüenza y una ingratitud con los portugueses. La banca sabe que si las empresas se mueren, la banca muere con ellas”.    

Eso es evidente, de sentido común: si no hay empresas ni empresarios ni quien consuma, entonces no habrá bancos, y la oferta y la demanda se van para la mierda. Y esto viene pasando en Colombia, vamos de bofetada en bofetada contra las PYMES -Pequeñas y Medianas Empresas- que generan el 70 por ciento del empleo en este país; lejos de apoyarlas, las tasas de interés se mantienen -en mayo se cotizó en 27,90- y los alivios para las deudas son mínimos; los créditos anunciados por el gobierno no llegan y las trabas son insuperables; en el entretanto, Duque y su ministro de Hacienda siguen empeñados en salvar a Avianca, que más allá del vínculo de la empresa con la entidad nacional, hoy no pertenece ni siquiera al capital privado nacional.

La banca se enriqueció con la pandemia y esas ganancias se sumarán, según datos de la Superfinanciera, a los 1,55 billones de pesos de utilidades que tuvo el sector financiero en los meses de enero y febrero de 2020.  

Y los partidos políticos aliados del Gobierno como el Centro Democrático, Cambio Radical, Partido Conservador, Mira, Colombia Justa Libre (que además le jalan al diezmo) miran para otro lado, cuidando su redil burocrático. Deshonestos.

@jairotevi