HISTORIA
Los Kennedy, una dinastía acechada por la muerte
Cuando estaba en la cima del poder, la poderosa familia vivió todas las tragedias posibles. Medio siglo después ese sino fatal se repite en las nuevas generaciones.
Rose Kennedy, la mamá del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, fue considerada una de las mujeres que más sufrieron en el siglo XX. De sus nueve hijos, seis tuvieron destinos trágicos.
El mayor, Joseph, destinado por su padre a ser presidente, murió en un combate en la Segunda Guerra Mundial cuando su avión explotó en el océano Pacífico. Kathleen se había casado con el duque de Devonshire, tal vez el aristócrata más importante de Inglaterra, quien murió cuatro meses después del matrimonio en la misma guerra.
Una de las tragedias más impactantes de la segunda generación de los Kennedy fue la muerte de John John y su esposa, Caroline, en un accidente aéreo.
Ya viuda, se enamoró de otro aristócrata y los dos perecieron en un accidente de aviación en 1948. Rosemary, la tercera, nació con un retraso mental y pasó su vida internada en una institución. John, el que recogió la antorcha de Joseph, murió asesinado en Dallas en 1963. Robert, cinco años después, cayó por las balas de un palestino en California cuando estaba a punto de llegar a la Casa Blanca.
La candidatura a la presidencia de Edward, el menor, fracasó por el escándalo que protagonizó en 1969 cuando, tras una fiesta, el carro que manejaba cayó al agua en el puente Dike, de la isla de Chappaquiddick. Su acompañante, Mary Jo Kopechne, murió ahogada. Él trató de ocultar lo sucedido y con eso se terminaron las posibilidades de que la primera generación regresara al poder.
En las generaciones que siguieron, la racha trágica continuó. El más famoso de todos fue el buen mozo John John, hijo del presidente inmolado, que incursionó en el periodismo con la revista George y de quien la familia esperaba que siguiera los pasos en la política. Pero esos sueños quedaron truncados cuando el 16 de mayo de 1999, en Nueva York, abordó su avioneta junto con su esposa, Caroline, y su cuñada rumbo a Hyannis Port, la residencia oficial del clan Kennedy, donde tenían una celebración familiar. Mientras piloteaba la Piper PA-32R se desorientó y se estrelló en el Atlántico al caer la tarde.
Foto: Robert Jr. se casó con Mary Richardson, con quien tuvo dos hijos. En 2010 la pareja se divorció y dos años después ella se suicidó.
Dos de sus primos hermanos, hijos de Robert y Ethel Kennedy, también fallecieron en accidentes absurdos. David Kennedy apareció muerto la mañana del 25 de abril de 1984 en el cuarto de un hotel en Palm Beach. Se encontraba en un centro de rehabilitación por adicción a las drogas, pero en el descanso de Semana Santa viajó a la Florida con varios miembros de su familia. Después de notar su ausencia por varios días, camareros del hotel entraron a su cuarto y lo encontraron muerto, víctima de una sobredosis de cocaína y demerol, un opioide sintético.
Un destino similar tuvo su hermano Michael, quien vivió un escándalo por haber tenido relaciones sexuales con la niñera de sus hijos, una menor de edad de 14 años, lo que le costó el divorcio.
David, otro hijo de Robert y Ethel, murió de sobredosis en un hotel de Palm Beach en 1984.
En las vacaciones de fin de año de 1997, algunos miembros del clan se encontraban esquiando en Denver, Colorado, con Michael, el sexto de los hijos de Ethel y Robert. El 31 de diciembre trataron de combinar el fútbol americano con ese peligroso deporte y el abogado, de 39 años, se estrelló contra un árbol en uno de los intentos por recuperar el balón.
En 2012, Mary Richardson Kennedy, exesposa de Robert F. Kennedy Jr., se suicidó en su casa de Bedford, Nueva York.
De la maldición no se salvaron los hijos de Ted. En 1973 Edward Jr. sufrió de un cáncer en los huesos que obligó a los médicos a amputarle una pierna para salvarle la vida. Su hermana Kara Kennedy, la mayor, murió a los 51 años en septiembre de 2011 tras un ataque al corazón mientras hacía ejercicio en un gimnasio de Nueva York.
Michael, hijo de Robert, falleció en un absurdo accidente de esquí en las montañas de Aspen, Colorado.
Cuando todos pensaban que el destino trágico terminaría ahí, fallecieron tres miembros de la tercera generación. Una nieta de Robert, Saoirse Roisin Kennedy Hill, de 22 años, estudiante del Boston College, murió aparentemente de una sobredosis accidental en la casa de los Kennedy en Hyannis Port. La joven, que sufría de depresión, era la hija de Courtney Kennedy, la quinta de los 11 hijos de Ethel y Robert Kennedy, y de Paul Hill, cuyo matrimonio fue noticia mundial porque él hacía parte de los Cuatro de Guildford, un grupo encarcelado erróneamente por participar en un atentado en Irlanda. El IRA luego se adjudicó el atentado.
Y tan solo hace unas semanas después murió otra nieta de Robert y un bisnieto. Se trata de Maeve Fahey Kennedy Townsend McKean, hija de Kathleen Kennedy Townsend, quien fue vicegobernadora del estado de Maryland. Maeve tenía 39 años y había sido consejera para derechos humanos durante la administración Obama.
Saoirse Roisin Kennedy Allen, de 22 años, sufría de depresión y murió de una sobredosis accidental hace seis meses.
El 2 de abril de este año desapareció con su hijo pequeño Gideon Joseph en la bahía de Chesapeake. Ambos se embarcaron en una canoa desde la casa de campo de su madre, donde pasaban la cuarentena. Intentaban recuperar una pelota que había caído al agua, pero debido a los fuertes vientos la corriente los fue llevando lejos hasta que desaparecieron. Varios días después, cuando recuperaron los cuerpos, las autoridades determinaron que habían muerto por ahogamiento en las turbulentas y frías aguas de esa gran bahía.
Al sumar ese número de muertes se podría decir que Ethel Kennedy, la viuda de Robert Kennedy y quien aún vive, ha tenido tantas tragedias como las que tuvo su suegra Rose. Y Caroline Kennedy, hija de John y Jackie, es la heredera de los días de gloria, pues hoy es la única sobreviviente de su familia. Su papá, su mamá y su hermano dejaron este mundo prematuramente.