EDUCACIÓN
La mejor herencia
No hablarles a los hijos del dinero desde que están pequeños los vuelve consentidos y dependientes. Los expertos dan sus recomendaciones al respecto.
Mónica y Juan están desesperados con Daniel, su hijo de 8 años, pues desde hace unos días no para de llorar porque no le compraron la última colección de juguetes que tanto quiere. “Siempre pensamos que lo mejor era darle gusto siempre, pero cada vez nos pide más cosas y no podemos complacerlo. El problema es que ahora tiene rabietas y nos cuesta controlarlo”, señala la mamá. Al igual que esta pareja, muchos padres de familia creen que darles a sus hijos todo lo que piden los va a hacer felices y también les va a asegurar su afecto. Sin embargo, consentirlos tanto puede ser perjudicial para su formación, especialmente si no les enseñan a manejar bien la plata.
El dinero es un tema tabú para muchos papás, pues no consideran importante hablarles a sus hijos sobre cómo gestionar sus finanzas antes de que sean adultos. El problema es que esto puede salirles muy caro, pues pueden volverse irresponsables y dependientes económicamente cuando crezcan. Según un estudio reciente de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos, los niños sí se preocupan por el dinero, al contrario de lo que sus padres creen, y se estresan por no entender cómo funciona ese mundo.
Una encuesta publicada en marzo por la firma T. Rowe Price también reveló que el 74 por ciento de los padres evita hablar de temas financieros con sus hijos, mientras que el 59 por ciento de sus herederos señalan que desean tener mayor inteligencia financiera. Por eso los expertos consideran fundamental que los padres conversen sobre estos temas con sus hijos desde temprana edad.
Según Claudia Gutiérrez, psicóloga de conducta infantil, lo ideal es que los papás les enseñen desde un principio a ganarse las cosas con esfuerzo. Es decir, que no quieran obtenerlas inmediata y gratuitamente porque se van a acostumbrar mal y serán incapaces de tolerar cualquier frustración en el futuro. “Aunque querer darles gusto es una conducta emocional natural de los padres, ellos deben lograr un equilibrio y establecer ciertas estrategias según la edad de sus hijos para enseñarles que no siempre todo será fácil”, explicó Gutiérrez a SEMANA.
El momento adecuado para que los niños aprendan a valorar el dinero y la importancia de saber administrarlo llega aproximadamente entre los 2 y 6 años, pues está comprobado que a estas edades su mente está en una etapa óptima para absorber todo tipo de información. Esto debe ir de la mano con su aprendizaje de las matemáticas en el colegio. “Es similar a lo que pasa con los idiomas. Mientras más pequeños aprendan, más fácil será que lo asimilen y lo pongan en práctica”, afirma Rigoberto Puentes, planificador financiero personal y autor del libro El mejor regalo para tus hijos.
Puentes afirma que el juego es la mejor manera de poner en contacto a los niños con el dinero. Usar bloques de madera, dados, juegos de lotería o un montón de billetes de juguete les enseñará a contar y realizar transacciones de compra y venta. Durante este proceso también les debe quedar muy claro que el dinero permite conseguir una cantidad de bienes o privilegios y que solo lo van a adquirir gracias a su trabajo, lo cual requiere tiempo. Así mismo deben animarlos a tomar sus propias decisiones para que sean autónomos y sepan armar su presupuesto.
El ejemplo de los papás es esencial. Además de los juegos, otra manera de enseñarles a valorar el dinero es mostrándoles cómo deben ahorrar para obtener lo que desean. Por eso todas las familias deben aprender a manejar un estado de cuentas de la misma forma que se maneja una empresa. “Carlos Slim ha contado en varias ocasiones que desde que era niño su padre le enseñó a anotar en una libreta su presupuesto. Su éxito financiero no es gratuito porque la riqueza se construye con orden y esfuerzo”, dijo Puentes a esta revista.
Cuando los niños entran en la adolescencia e ingresan al bachillerato vale la pena darles una mesada para enseñarles a ser autónomos y a administrar esos recursos, así el monto sea mínimo. Lo ideal es que esa cantidad sea suficiente para cubrir sus gastos diarios y darse uno que otro gusto. Pero también es esencial que por lo menos puedan ahorrar el 10 por ciento de ese dinero para emplearlo más adelante en algún viaje o en sus estudios. Dicho capital puede guardarse en una alcancía o en una cuenta de ahorros. Además de la mesada también pueden motivarlos a que trabajen en algún periodo de sus vacaciones para que generen sus propios ingresos y paguen, por ejemplo, la factura del celular.
Si ponen en práctica esa costumbre evitarán que más adelante los hijos se conviertan en ‘Bon Bril’, una expresión que se refiere a las personas que se resisten a abandonar el hogar de sus padres pasados los 30 años. Para evitar que esto suceda es esencial que les inculquen desde pequeños la importancia de independizarse económicamente.
Un elemento clave es que los padres estén de acuerdo en los mensajes que les transmiten. Muchas veces cada uno le da un ejemplo diferente y pueden confundirlos. Los expertos dicen que uno de los errores más frecuentes es mezclar los conceptos de riqueza y éxito, pues no son sinónimos. El éxito en la vida y el nivel de felicidad no pueden medirse según el patrimonio. Puentes señala en su libro que es fundamental enseñarles a alcanzar lo que él llama el “óptimo económico”, es decir, el punto en el cual cada persona puede pagar lo que necesita porque acumuló lo suficiente para lograrlo. “En ese momento obtendrán bienestar económico y ya no van a necesitar más de lo que tienen”, explica el autor.
Gutiérrez afirma que es necesario que los papás fijen unas metas, pues varios estudios han confirmado que las personas que se ganan el dinero con el sudor de su frente tienen un nivel de satisfacción más alto que el de quienes no tuvieron que trabajar para adquirirlo. “Una vez tengan claros los principios y planeen de forma concreta cómo educar a sus hijos financieramente, todo saldrá bien”, concluye la experta.