INAUGURACIÓN

La obra que puso a soñar a los caleños

La entrega del hundimiento de la Avenida Colombia,despertó el fervor y la confianza ciudadana.

16 de mayo de 2013
Inauguración del hundimiento de la Avenida Colombia, en Cali | Foto: Luis Ángel Murcia / SEMANA

Aunque no es la primera vez que se inaugura un proyecto de infraestructura en Cali, la puesta en funcionamiento del túnel de la Avenida Colombia y la apertura del bulevar que se construyó sobre él demostraron que los caleños estaban sedientos de obras de gran envergadura y que tuvieran en cuenta no solo los carros, sino al ciudadano de a pie.

Eso fue lo que se vivió en la mañana de este jueves 16 de mayo, cuando el alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero, cortó la cinta que permite el uso de uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de los últimos años, que busca renovar la cara del centro de la ciudad.

Desde el más humilde de los transeúntes hasta el más encopetado de los caleños sonreían a medida que descubrían los detalles del túnel y el bulevar. Frases como “Ya era hora; sí se puede; somos unos berracos; volvimos a sentar cabeza”, se escuchaban. Otros más agradecidos decían en voz alta: “Esto es gracias a Iván Marino Ospina”, en una referencia errónea hacia Jorge Iván Ospina, el anterior alcalde de Cali.

Tanto asombro no era para menos, ya que ese proyecto costó 61.000 millones de pesos y hace parte del paquete de obras por valorización que sacó adelante el exalcalde Ospina y que se conoció como las 21 ‘megaobras’, aunque realmente son más de 40 y su costo se ha duplicado, ya supera el billón de pesos.

Pero, más allá de esas polémicas, lo que disfrutarán a partir de hoy los caleños es un envidiable trabajo de ingeniería. El túnel como tal es considerado el más extenso en una zona urbana en Colombia, ya que tiene 980 metros de longitud. Además cuenta con cuatro carriles y se calcula que por él transitarán 6.000 vehículos al día.

La obra, que fue ejecutada por Conalvías en 28 meses, cuenta con todas las especificaciones técnicas para esa clase de túneles, “14 cámaras de televisión conectadas a los organismos de seguridad y socorro, ocho pantallas disipadoras para amortiguar el ruido, 12 extractores de gases producidos por los vehículos, equipos de monitoreo y detección de incendios e inundaciones, así como 416 focos de iluminación con luz blanca tipo LED de 70 y 140 vatios”, dijo la Alcaldía en un comunicado oficial.

Lo malo para los conductores ‘acelerados’ es que cuenta con dispositivos controladores de velocidad que multarán a todos aquellos que sobrepasen el límite permitido, que es de 60 kilómetros por hora.

Pero lo más novedoso del túnel es que sobre él se construyó un bulevar 12.000 metros cuadrados que bordea el río Cali. Son ocho cuadras peatonales con 87 bancas, 12 chimeneas, 280 lámparas y zonas verdes para el disfrute de todos los caleños.




Para la arquitecta Elly Burckardt, una de las gestoras del proyecto, el ciudadano de a pie podrá transitar por la tradicional Avenida Colombia en medio de ceibas, bambúes, chiminangos, ébanos, “este nuevo espacio de integración urbana que nació al aire libre, paralelo al río, con una moderna estructura de acero tipo Corten, color siena, que evoca vetustez, fomenta las tradicionales caminatas que se hacían por el centro de Cali entre las décadas de los años 30 y 70”, explicó.

No obstante, la visibilidad del acero y su aspecto oxidado dieron pie para que los tradicionales moradores del sector bautizaran la vía con un peculiar nombre: “calle del óxido”.

El lunar del festejo corrió por cuenta de cientos de estudiantes del SENA que intentaron llevar su protesta a través del túnel y el bulevar, pero la manifestación fue contenida a tiempo por la Policía. No obstante, se debió suspender el tránsito vehicular.

Pese a todo ello, el hundimiento de la Avenida Colombia despertó en los caleños ese fervor y ese civismo de otras décadas que tanto reclama su clase dirigente. Lo sucedido hoy en Cali demuestra que esos valores siguen ahí y lo que hace falta en realidad son obras para soñar.