ENTREVISTA

La reinvención de la arquitectura escolar

SEMANA Educación habló con Frank Locker, arquitecto proyectista y educador, trabaja con varios colegios en Colombia para propiciar cambios en los modelos de aprendizaje al transformar sus espacios físicos. Contenido de la revista digital Semana Educación.

25 de noviembre de 2014
Según Locker, las investigaciones demuestran que los salones iluminados con luz natural mejoran en un 20 por ciento el aprendizaje de los estudiantes. Foto: Archivo SEMANA

En cada edición de la revista digital Semana Educación hay un espacio dedicado a las propuestas educativas más innovadoras. En la primera entrega fueron protagonistas los espacios y escogimos a un especialista en arquitectura escolar, quien se ha dedicado a indagar por la importancia de las construcciones a la hora de aprender.

¿Cómo descargar la revista digital Semana Educación?

Tradicionalmente el diseño de los edificios escolares ha respondido a un modelo de educación en el que el profesor posee el conocimiento y lo imparte a aprendices relativamente pasivos. Estos salones cerrados, rectangulares y aislados funcionan bien para esta modalidad de aprendizaje, poco efectiva para retener conocimiento. Además, está centrado en el docente y no en el estudiante, y no les da a los alumnos las habilidades que necesitan para sobrevivir en el mundo de hoy.

El doctor Frank Locker, especialista en arquitectura escolar, ha estudiado durante años la relación entre los espacios educativos y la calidad y pertinencia del aprendizaje. Para Locker las escuelas deben tener forma circular, con salones asignados para materias y no por grupo de estudiantes, debe haber menos paredes, diversos tipos de muebles, luz natural y salas que propicien que los profesores se reúnan y trabajen en proyectos conjuntos.

En conversación con SEMANA Educación, Locker habló de las características de la infraestructura ideal para la educación, los retos que asumen los profesores en estos espacios y el cambio en el modelo del aprendizaje por medio de estos.

SEMANA Educación: ¿Cómo ayuda la arquitectura a los educadores para que trasciendan el modelo tradicional de la enseñanza?

FRANK LOCKER: La arquitectura favorece el aprendizaje activo o transformado. Este modelo promueve el pensamiento crítico, la creatividad y las habilidades comunicativas en los estudiantes. Además, ahora que la información es masiva, la labor del maestro cambia, de ser el único dueño del saber a un guía que facilita a sus alumnos crear su propio conocimiento. Los estudiantes educados bajo este modelo suelen trabajar en pequeños grupos colaborativos, generalmente con computadores, aprendiendo a programar, hacen las excursiones fuera de los salones y se enfrentan a proyectos de largo aliento. En este tipo de aprendizaje los profesores trabajan juntos en equipos interdisciplinarios.

SEMANA Educación: ¿Y qué más se necesita?

FRANK LOCKER: La arquitectura tradicional trunca estas modalidades de enseñanza. Por eso debemos cambiarla y construir edificios que permitan que los maestros sean una comunidad, que haya espacios para grupos de estudiantes de varios tamaños, que en un mismo lugar puedan hacerse actividades simultáneas y que tengan herramientas para facilitar el aprendizaje activo, por ejemplo, muebles que favorezcan la colaboración entre alumnos, acceso a internet y dispositivos móviles, y laboratorios para proyectos de ciencia, tecnología y arte.

S.E.: ¿Cuáles son los cambios más relevantes que experimentan los estudiantes que se educan en estos espacios bajo esta modalidad?

F.L.: Su experiencia de aprendizaje se transforma completamente. Se vuelven pensadores críticos, ven la relación de lo que aprenden en la escuela con la vida real y están más motivados, van al colegio con gusto. Les gusta hablar en público, debatir, aprenden a colaborar entre ellos y cultivan el que es el más importante componente del éxito en la vida: la inteligencia emocional. Además, un estudio reciente demostró que obtienen mayores puntajes en las pruebas estandarizadas.

S.E.: ¿Es costoso construir colegios así?

F.L.: En la mayoría de los proyectos que hago me dan el mismo tipo de presupuesto que se destina a la educación tradicional. Algunos espacios como los laboratorios acarrean más gastos, pero se pueden crear instalaciones innovadoras al planear y balancear los tamaños, formas y relaciones de los elementos del edificio. Por ejemplo, las cafeterías se pueden volver espacios para trabajar en grupo o hacer presentaciones.

S.E.: ¿Y qué desafíos enfrentan los profesores?

F.L.: Si solo se cambian las instalaciones la educación no va a verse modificada. Estos edificios transformados deben relacionarse con programas de desarrollo profesional para los maestros. Deben transformar sus valores, metas, paradigmas y prácticas diarias. Construir infraestructura innovadora es fácil, lo difícil es implementar el cambio que piden estos espacios. Si no se guía a los maestros para que transformen sus prácticas van a terminar usando los espacios como los salones tradicionales.

Una parte importante de ese cambio viene de ceder el control y permitir a los estudiantes más responsabilidad y libertad para escoger. Por ejemplo, en un salón amplio un maestro que solía tener a 30 niños sentados mirándolo ahora va a tener, por ejemplo, diez grupos trabajando cada uno en su proyecto. Los jóvenes organizarán su propio espacio y metodología de trabajo, bien sea que les guste sentarse en el piso, fuera del salón, en las mesas redondas, o sobre las estaciones tecnológicas donde tienen constantemente acceso a internet desde los computadores o tabletas.

S.E.: Colombia tiene el reto de educar a una población muy diversa, ¿podría beneficiarse de este modelo pedagógico?

F.L.: Por supuesto. Las investigaciones han demostrado que el aprendizaje transformado no tiene limitaciones: funciona para contextos ricos y pobres, urbanos y rurales. Han demostrado igualmente que incluso los estudiantes con mayores necesidades presentan mejorías dramáticas en su aprendizaje.

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