Opinión
El episodio en el panel sobre Marvel Moreno en Barranquilla, en boca de una de sus organizadoras
El viernes 21 de septiembre, en la Feria del Libro de Barranquilla, un grupo de mujeres protestó ante el hecho de que Plinio Apuleyo Mendoza fuese invitado a hablar del legado de la escritora Marvel Moreno. Una de las organizadoras de esa manifestación cuenta ella misma sus razones, y los detalles de lo sucedido.
El viernes 21 de septiembre, en la noche, durante la Feria Internacional del Libro de Barranquilla (Libraq), mujeres de distintas edades intervinimos, de manera pacífica y simbólica, un panel titulado “Marvel Moreno, un legado” con la intención de cuestionar la presencia de Plinio Apuleyo Mendoza. Con ese título, se esperaba que el panel tratara sobre el legado literario de la autora, pero ni Mendoza ni Mauricio Vargas Linares, el entrevistador, son expertos en su obra.
Hablemos un poco más claro. Hace unas semanas, un amigo cercano me mandó, indignado, la programación de la Feria, donde se revelaba que serían ellos, Plinio Apuleyo y Mauricio Vargas, quienes ofrecerían ese panel. Ambos dijimos: “En Barranquilla nadie se va a quejar ni va a decir nada”. Sin embargo, esa indignación ya había calado en varias personas.
Una semana antes del evento, una buena amiga y colega me llamó para decirme que había estado hablando con otras mujeres que, al igual que yo, se sentían ofendidas con la invitación que le hacían a Mendoza para hablar del legado literario de Moreno.
Rápidamente nos reunimos y convocamos a otras mujeres que compartían la misma sensación. Decidimos, juntas, hacer una intervención que reflejara el descontento de muchas y muchos, y que además llamara la atención de aquellos que no se habían percatado de las implicaciones del conversatorio.
Los objetivos de la intervención eran claros: por un lado, protestar porque desde hace años Plinio Apuleyo ha impedido la publicación de la última novela de Moreno, El tiempo de las amazonas. Según él, sus hijas consideran que la calidad estética y literaria de esa novela es menor a la de las otras obras de Moreno, cosa que podría dañar la reputación de su madre. Quiero aclarar aquí que Moreno tenía claras intenciones de publicar la novela y que, además, los expertos que se han dedicado a estudiar su obra concuerdan en que esta novela es del mismo nivel literario que todo lo demás.
Nuestro segundo objetivo, que es incluso más importante que el anterior, era cuestionar la presencia de estos dos hombres en la tarima. Como lo esperábamos, la conversación que tuvieron giró sobre las anécdotas personales de Plinio Apuleyo con Marvel Moreno. Ante esto, Daniela Pabón, perteneciente a este colectivo de mujeres feministas, planteó, al final de la charla, una pregunta contundente: “¿Cómo la presentación de hoy nos dejó conocer el legado de Marvel Moreno como escritora? O sea, ¿cuál es el valor de la obra literaria de Marvel Moreno si estamos hablando de cómo ‘se la levantó Plinio cuando era ‘pelá’?”
La pregunta nunca fue respondida, no solo porque Mauricio Vargas Linares no dejó espacio para que se hicieran las preguntas del público y sacó a Plinio Apuleyo casi corriendo de la tarima, sino también porque era una pregunta que se les planteaba abiertamente a los organizadores de este evento, los mismos que decidieron poner a dos hombres a hablar sobre lo bonita que era Marvel Moreno cuando fue reina del Carnaval de Barranquilla, y sobre cómo Mendoza la llevaba a cine y a viajar.
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Todas estuvimos de acuerdo en hacer algo silencioso y pacífico, pero contundente y con significado. Mandamos a hacer unas camisetas blancas con la palabra “ES”, y en la espalda, El tiempo de las amazonas. La idea era jugar con el título para decir que es hora de dejar de invisibilizar a las mujeres, y que, sobre todo, nos dejen contar nuestras historias con nuestra propia voz.
También decidimos imprimir y fotocopiar 200 hojas que tenían, en una cara, la primera página del primer capítulo de la novela y, en la otra, un manifiesto que explica el porqué de nuestra acción. Este último fue escrito por Mercedes Ortega, experta en la obra de Marvel Moreno e integrante del colectivo.
Entonces llegó el momento esperado. A los diez o quince minutos de empezado el conversatorio, hicimos la primera entrada. Entramos lenta y silenciosamente en una fila, nos paramos de frente al público y descubrimos la parte de adelante de la camiseta. Esperamos unos segundos y nos volteamos para mostrar la parte de atrás. A pesar de esta interrupción visual, la charla siguió como si nada, pero el público empezó a apoyar la acción haciéndoles entender al entrevistador y al entrevistado que algo extraño estaba sucediendo. Mauricio Vargas hizo todo lo posible por seguir el conversatorio, pero ya teníamos la atención del público. Salimos igual a como entramos.
Cinco minutos después volvimos a entrar. Esta vez el público entendió mejor lo que estaba pasando. Lo hicimos una tercera vez. El público repetía “es el tiempo de las amazonas”. Mientras tanto, mujeres y hombres que se habían unido a la causa nos ayudaban a repartir las 200 fotocopias.
Mónica Gontovnik, uno de los cerebros de este colectivo, describe la intervención como “un performance planeado que interrumpió con el silencio y con la presencia de nuestros cuerpos de mujeres el espacio entre el escenario y el público".
Al terminar la tercera intervención nos sentamos entre el público. Vargas preguntó por la novela. Las respuestas de Mendoza causaron aún más indignación, pero no sorpresa, pues quienes conocemos la obra de Moreno también sabemos que ella sí autorizó, en cartas, la publicación de su novela un año antes de su muerte, y también sabemos que desde hace años Mendoza ha venido dando la misma excusa para impedir la publicación de la novela.
Lo irónico de todo esto es que, a pesar de tener el apoyo del público presente, medios como El Heraldo demostraron, una vez más, por qué esta es una lucha que debemos dar. Al día siguiente, salió una nota corta sobre la charla entre Vargas y Mendoz en su versión impresa; en su cuenta de Instagram, un video corto del evento que no hacía mención de lo sucedido; y en su página de internet, una nota, un poco más larga, sobre el conversatorio y la respuesta de Plinio ante la acusación de no querer publicar la novela. Solo al final de esa nota se menciona que un grupo de mujeres salió a reclamar la publicación, pero sin dar ningún detalle sobre lo ocurrido ni sobre lo que dijimos en entrevista con ellos.
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A pesar de todo eso, la intervención ha generado justo lo que queríamos: que se hable de la invisibilidad de las mujeres artistas y que quienes no estaban enterados de la existencia de El tiempo de las amazonas empiecen a exigir que salga a la luz.
Hoy que escribo esto, Plinio Apuleyo Mendoza ha dicho, en otro conversatorio de la Feria, que hablará con sus hijas para que alguien evalúe la novela. Su afirmación, que ojalá lleve a la publicación del texto, sigue negando la decisión de Moreno de publicarla, y sigue negando el trabajo que Jacques Gillard y Fabio Rodríguez Amaya, editores y amigos cercanos de la autora, han hecho sobre la obra.
Nosotras (Mónica Gontovnik, Mercedes Ortega, Daniela Pabón, Giselle Massard, Raquel Gutiérrez y Luz Karime Santodomingo) hemos decidido llamarnos, de ahora en adelante, y en honor a Marvel Moreno, Colectivo Feminista Las Amazonas. Debemos seguir creciendo y seguir luchando por la visibilización de las mujeres en el arte y la cultura, porque #TodasDeberíamosSerAmazonas.
Las fotocopias que repartieron durante el evento con la primera página del primer capítulo de El tiempo de las amazonas y el manifiesto que explica el porqué de la acción