Evento

El “Festival Luna de Locos” pone a Pereira en clave de poesía

El Festival Internacional de Poesía de Pereira, va del 24 de agosto al 5 de septiembre. Este año será virtual, tendrá más de 48 actividades -galas de poesía, conversatorios y talleres- y contará con más de 70 invitados nacionales e internacionales.

31 de agosto de 2020

“Pese a la pandemia, el festival se realiza con la idea de dar cuenta del presente de la poesía contemporánea y de procurar que siga siendo un elemento trascendental en la agenda cultural de la ciudad,” dijo el poeta y director del festival, Giovanny Gómez, en una entrevista con la periodista María Victoria Ramírez.

“Hemos tratado no solamente de asumir la situación, sino de pensarla y de buscar opciones para hacer esta propuesta interesante para la gente. Que no sea una presentación más, sino un lugar de encuentro.”

La decimocuarta edición del Festival Internacional de Poesía de Pereira, Luna de locos, se inaugurará el lunes 24 de agosto a las 2pm con una gala de poesía. En ella participarán los poetas y escritores Margaret Randall de Estados Unidos, Raúl Zurita de Chile, Igor Barreto de Venezuela, Aurora Luque de España, y Jaime Manrique, Yirima Castaño y Giovanny Gómez de Colombia.

El miércoles 26, también a las 2pm, comienza el conversatorio “Un viaje por la traducción de poesía,” con un grupo de invitados de lujo. Jordi Doce, traductor de William Blake y de T.S Eliot; Edgardo Dobry, traductor de William Carlos Williams, y Abel Murcia, traductor de Wislawa Zymborska, conversarán con Giovanny Gómez sobre los retos de su oficio y cómo han aprendido a capotearlos.

Ambos eventos serán transmitidos gratuitamente por las plataformas del festival y por las de Arcadia.

La programación completa está disponible en la página de Facebook del evento.

A continuación, un abrebocas:

“Mar” por Abel Murcia (España)

Es este otro regreso.

Y tú aquí sigues,

invariablemente otra,

siempre igual a ti misma.

Reflejo de tu propio reflejo,

acompasada, sinuosa compañera

también en la memoria.

Plácida presencia transparente,

agitado rumor ronroneante

jugando a ser un gato,

o una gata tal vez,

según quién se te acerque.

Extensión de todas las heridas,

perseverante cicatriz

horizonte de todas las distancias,

territorio del sueño

de una infancia pirata

naufraga de un fallido abordaje

a una tierra adulta

que se alza en otras costas.


“Enséñame a arder oscuramente” por Ana Blandiana (Rumania)

Déjame encenderme en tu oscuridad,

En la luz feroz,

Enséñame a arder oscuramente,

Modela mi llama

En forma de alas

Y purifícala de todo color.

O

Incluso mejor,

Dame una semilla de oscuridad

Para enterrarla en la tierra

Y haz girar más rápido las estaciones

Para que crezca

Y la siembre de nuevo.

Y en la luz feroz

Habrá entonces bosques y campiñas,

Arboledas, huertos, prados y bosques nocturnos.

Una suave oscuridad

En la que podamos morir cuando queramos,

Una oscuridad en la que

No seremos ni hermosos ni buenos,

Sino que únicamente estaremos solos

Y sin tener que mirar;

Al cerrar los ojos, podríamos ver.


“Carpe noctem” por Aurora Luque (España)

Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo

ciego como adivino,

los racimos del pubis y las constelaciones,

el romper y romper

de besos con dibujos de olas y espirales.

Miles de arterias fluyen

mecidas como algas. Carpe mare.

Seducción de la luz,

de los sexos abiertos como tersas actinias,

de la espuma en las ingles y las olas

y el vello en las orillas, salpicado de sed

Desear es llevar

el destino del mar dentro del cuerpo.


“Hambre” por Igor Barreto (Venezuela)

Tienen hambre

y han abierto

la boca.

Un árbol entero

podría colocarse

en ella

y un río

entero,

hasta unas montañas

con sus picos

y lomas.

Todo cabría

envuelto

en saliva,

en paños blancos.

La saliva

se estira

y ablanda el paisaje:

unas vacas pastan

en la profundidad

de su inocencia

y los caballos

sobre la barda

como estelas funerarias.

Piedad

para los que son

pasto y hueso

porque luego

serán triturados

por el deseo

bajo el cielo

incendiados,

y el ansia

y las paredes

del cosmos

se moverán

y el paisaje quedará guardado

en el saco ácido

de la desmemoria.

El deseo

de comer

lo incomible:

el perro fiel

calles y aceras,

edificios y trenes.

La hoguera de vidrio

de la pequeña ciudad

está encendida.

Devoración, devoración,

no importa cuánto

y cómo.

La hambruna,

la resaca súbita

del ánimo

una epidemia

masiva,

la voracidad

el ventoso remolino

de las aves carnívoras,

el entenebrecimiento.


“Ni memoria ni olvido” por Luis Antonio de Villena (España)

Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso

aceleré tanto los caballos lujosos de mi vida

que pude haber llegado más allá del olvido.

Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo

vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,

también ha de haber arte en no sucumbir

a esa trepidación de odio, tristeza y futuro

que es el recuerdo no deseado, aquel garfio

que resultó, a la postre, más potente que la fantasía.

Quise olvidar. Quise tapar al niño negro que fui,

a esas tardes tan tristes, a los días violentos,

al extraño odio de unos camaradas de piedra...

Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.

Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si

es un arte olvidar, también lo es (y terrible)

volver virgen a morder aquella gruta podrida.