Evento
El “Festival Luna de Locos” pone a Pereira en clave de poesía
El Festival Internacional de Poesía de Pereira, va del 24 de agosto al 5 de septiembre. Este año será virtual, tendrá más de 48 actividades -galas de poesía, conversatorios y talleres- y contará con más de 70 invitados nacionales e internacionales.
“Pese a la pandemia, el festival se realiza con la idea de dar cuenta del presente de la poesía contemporánea y de procurar que siga siendo un elemento trascendental en la agenda cultural de la ciudad,” dijo el poeta y director del festival, Giovanny Gómez, en una entrevista con la periodista María Victoria Ramírez.
“Hemos tratado no solamente de asumir la situación, sino de pensarla y de buscar opciones para hacer esta propuesta interesante para la gente. Que no sea una presentación más, sino un lugar de encuentro.”
La decimocuarta edición del Festival Internacional de Poesía de Pereira, Luna de locos, se inaugurará el lunes 24 de agosto a las 2pm con una gala de poesía. En ella participarán los poetas y escritores Margaret Randall de Estados Unidos, Raúl Zurita de Chile, Igor Barreto de Venezuela, Aurora Luque de España, y Jaime Manrique, Yirima Castaño y Giovanny Gómez de Colombia.
El miércoles 26, también a las 2pm, comienza el conversatorio “Un viaje por la traducción de poesía,” con un grupo de invitados de lujo. Jordi Doce, traductor de William Blake y de T.S Eliot; Edgardo Dobry, traductor de William Carlos Williams, y Abel Murcia, traductor de Wislawa Zymborska, conversarán con Giovanny Gómez sobre los retos de su oficio y cómo han aprendido a capotearlos.
Ambos eventos serán transmitidos gratuitamente por las plataformas del festival y por las de Arcadia.
La programación completa está disponible en la página de Facebook del evento.
A continuación, un abrebocas:
“Mar” por Abel Murcia (España)
Es este otro regreso.
Y tú aquí sigues,
invariablemente otra,
siempre igual a ti misma.
Reflejo de tu propio reflejo,
acompasada, sinuosa compañera
también en la memoria.
Plácida presencia transparente,
agitado rumor ronroneante
jugando a ser un gato,
o una gata tal vez,
según quién se te acerque.
Extensión de todas las heridas,
perseverante cicatriz
horizonte de todas las distancias,
territorio del sueño
de una infancia pirata
naufraga de un fallido abordaje
a una tierra adulta
que se alza en otras costas.
“Enséñame a arder oscuramente” por Ana Blandiana (Rumania)
Déjame encenderme en tu oscuridad,
En la luz feroz,
Enséñame a arder oscuramente,
Modela mi llama
En forma de alas
Y purifícala de todo color.
O
Incluso mejor,
Dame una semilla de oscuridad
Para enterrarla en la tierra
Y haz girar más rápido las estaciones
Para que crezca
Y la siembre de nuevo.
Y en la luz feroz
Habrá entonces bosques y campiñas,
Arboledas, huertos, prados y bosques nocturnos.
Una suave oscuridad
En la que podamos morir cuando queramos,
Una oscuridad en la que
No seremos ni hermosos ni buenos,
Sino que únicamente estaremos solos
Y sin tener que mirar;
Al cerrar los ojos, podríamos ver.
“Carpe noctem” por Aurora Luque (España)
Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo
ciego como adivino,
los racimos del pubis y las constelaciones,
el romper y romper
de besos con dibujos de olas y espirales.
Miles de arterias fluyen
mecidas como algas. Carpe mare.
Seducción de la luz,
de los sexos abiertos como tersas actinias,
de la espuma en las ingles y las olas
y el vello en las orillas, salpicado de sed
Desear es llevar
el destino del mar dentro del cuerpo.
“Hambre” por Igor Barreto (Venezuela)
Tienen hambre
y han abierto
la boca.
Un árbol entero
podría colocarse
en ella
y un río
entero,
hasta unas montañas
con sus picos
y lomas.
Todo cabría
envuelto
en saliva,
en paños blancos.
La saliva
se estira
y ablanda el paisaje:
unas vacas pastan
en la profundidad
de su inocencia
y los caballos
sobre la barda
como estelas funerarias.
Piedad
para los que son
pasto y hueso
porque luego
serán triturados
por el deseo
bajo el cielo
incendiados,
y el ansia
y las paredes
del cosmos
se moverán
y el paisaje quedará guardado
en el saco ácido
de la desmemoria.
El deseo
de comer
lo incomible:
el perro fiel
calles y aceras,
edificios y trenes.
La hoguera de vidrio
de la pequeña ciudad
está encendida.
Devoración, devoración,
no importa cuánto
y cómo.
La hambruna,
la resaca súbita
del ánimo
una epidemia
masiva,
la voracidad
el ventoso remolino
de las aves carnívoras,
el entenebrecimiento.
“Ni memoria ni olvido” por Luis Antonio de Villena (España)
Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso
aceleré tanto los caballos lujosos de mi vida
que pude haber llegado más allá del olvido.
Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo
vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,
también ha de haber arte en no sucumbir
a esa trepidación de odio, tristeza y futuro
que es el recuerdo no deseado, aquel garfio
que resultó, a la postre, más potente que la fantasía.
Quise olvidar. Quise tapar al niño negro que fui,
a esas tardes tan tristes, a los días violentos,
al extraño odio de unos camaradas de piedra...
Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.
Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si
es un arte olvidar, también lo es (y terrible)
volver virgen a morder aquella gruta podrida.