Filosofía
El libro de la filósofa colombiana que recibió mención de honor de la Fundación Ángel Escobar
Es la primera vez que esa mención se le otorga a una mujer filósofa. Se trata de Laura Quintana, por su libro ‘Política de los cuerpos: Jacques Rancière y las torsiones de la emancipación'. Otra filósofa, María del Rosario Acosta, lo comenta.
Cualquier académico que se respete conoce el prestigio de los premios nacionales a la investigación otorgados cada año por la fundación Alejandro Ángel Escobar. Los premios son considerados el más alto galardón científico que se entrega en el país.
Este año, en su versión número 64, en la categoría de Ciencias Sociales y Humanas, el libro de la filósofa colombiana Laura Quintana Porras, Política de los cuerpos: Jacques Rancière y las torsiones de la emancipación, recibió una de las dos menciones de honor.
Es solo la segunda vez que un trabajo en filosofía es premiado por la Fundación, y la primera vez que dicha mención es otorgada a una mujer filósofa. Dada la importancia del premio, y la relevancia de la investigación de Quintana –y considerando que la disciplina misma de la filosofía tiende a ser conocida y destacada en Colombia principalmente como una disciplina liderada por hombres– vale la pena celebrar la decisión de la Fundación de destacar el trabajo filosófico de Quintana.
El libro, a ser publicado para la próxima Feria del Libro por la Editorial Herder, es, como lo destaca el comunicado de la Fundación, un aporte original no solo a la investigación en filosofía –es el primer trabajo exhaustivo escrito en español sobre la obra del filósofo francés Jacques Ranciére– sino al trabajo crítico en Ciencias Sociales, al enfocarse en el problema y la experiencia cotidiana del cuerpo como un punto de partida para repensar la política.
En efecto, una de las virtudes de Política de los cuerpos es el equilibrio que logra la autora, muy poco común en filosofía, entre una exposición académica rigurosa, y un lenguaje claro, dirigido a una audiencia mucho más amplia que la especializada en filosofía. Quintana logra producir en su trabajo un encuentro muy productivo entre la filosofía y otras disciplinas de las Ciencias Sociales, sin sacrificar las fortalezas que provienen de un trabajo filosófico académico riguroso, pero sin dejar de mostrar lo productiva que resulta una mirada que se abre a otros modos de “leer” y analizar la realidad, y, sobre todo, a otras maneras de comprender la relación entre crítica y pensamiento.
Este equilibrio se corresponde con otros que no solo hacen del libro una contribución valiosísima sino urgente y esencial. Si, por un lado, como el subtítulo lo sugiere, el libro es una exégesis muy cuidadosa de la obra política y estética de Jacques Rancière, por el otro, Quintana ha logrado construir y exponer su propia postura filosófica, inspirada en Rancière, pero localizada en nuestro contexto histórico y político. El libro muestra así que la lectura de Rancière es una manera muy productiva de acercarse a los problemas que provienen de un lugar concreto –la situación política actual en Colombia–, a la vez que muestra cómo las preguntas que este lugar suscita traen a la luz aspectos del pensamiento de Rancière que de lo contrario no serían visibles.
De la misma manera, el libro combina de manera magistral una voz académica con una mucho más personal, distanciándose en determinadas ocasiones de las pretensiones de objetividad académica tradicionales, y de un lenguaje abstracto muy típico de la producción filosófica en Colombia, para dejar hablar más bien a la pensadora, con todo lo que ello implica: sus reacciones al pensamiento de Rancière son no solo académicas sino corporales, estéticas, en concordancia con las tesis que el libro defiende. La escritura denota así la corporalidad de quien la lleva a cabo, mostrando que lo filosófico pasa necesariamente por la materialidad del género, de la propia historicidad, de una mirada localizada, viva, sensible a su contexto y atenta a los afectos que no solo complementan sino suscitan pensamiento.
Todo esto se lleva a cabo en el trabajo de Quintana alrededor de la idea de “torsión”, término que el libro acuña para denotar un modo singular de concebir procesos emancipatorios, de resistencia política, en y desde el cuerpo. Quintana no se contenta únicamente con teorizar sobre estas nociones, sino que las pone a prueba en su lectura de ejemplos concretos de estos casos de torsión emancipatoria.
La mayoría de estos ejemplos, además, provienen de un acercamiento a experiencias de emancipación en Latinoamérica, con lo cual el trabajo de Quintana no solo logra extraer del pensamiento filosófico contemporáneo herramientas conceptuales útiles para un análisis local de lo político, sino que también está interesado en mostrar la riqueza de un pensamiento y unas prácticas emancipatorias locales, ajenas incluso a la teoría de Rancière, y muy propias de nuestros contextos políticos.
Así, Quintana enfatiza la importancia de ‘saber escuchar’ lo que la política ofrece ya desde prácticas emancipatorias concretas que, por estar usualmente articuladas de modos ininteligibles al statu quo, pueden pasar fácilmente desapercibidas a una mirada estrecha, apegada a los límites impuestos por lo disciplinar y lo académico. De este modo, la manera como Quintana da forma a su investigación alrededor de su propio contexto, amplía la posibilidad que la mirada filosófica adquiere cuando se constituye en una práctica de escucha ‘igualitaria’ entre la academia y las prácticas políticas no académicas. Este último aspecto es el que considero hace que en última instancia este libro no solo sea evidentemente pertinente, y un aporte original al conocimiento –como lo comprueba el reconocimiento de la Fundación– sino, sobre todo, una contribución esencial, y la prueba más clara de que la autora no es solo una investigadora rigurosa, una académica con una trayectoria clara y completa, sino una pensadora que ha madurado y dado forma a una voz propia.
*Acosta es también una filósofa colombiana. Fue colega de Quintana en la Universidad de los Andes. Hoy es Profesora titular de University of California (Riverside).