Entrevista
“Esas imágenes me recordaron, en la anatomía de otro, lo poco que sé del dolor”
Una entrevista con un fotógrafo que se dedicó a retratar el mundo interior y exterior de una víctima de las minas antipersona.
Un hombre que fue zapatero y minero trabajó durante años en el campo hasta que fue herido por una mina antipersona. Buscó con su familia suerte en Bogotá, Ibagué y Armero Guayabal. Encontró que no querían herirlo –no a él–, y a modo de disculpa le obsequiaron una cámara fotográfica.
El hombre se llama Manuel. Su historia llegó a Gabriel Linares, un fotógrafo documental del Quindío que se dedicó a compartir una muestra de esa forma insólita de reparar el daño. En 2017 la editorial Croma publicó un fotolibro que a través de lugares, objetos, partes del cuerpo y sus recorridos cuenta la historia de esa familia del Sur de Bolívar, y un poco lo que hay en la cabeza de Manuel.
Las imágenes fueron realizadas con cámaras profesionales, cámaras desechables, fotografías de fotografías, pinturas y mapas, para hablar del arraigo, la identidad y el perdón. Rrecuerdo es la unión de la mirada de un documentalista que intenta comprender un conflicto lejano, y la de Manuel, quien abre el libro y ve ahí tanto sus fotografías como su vida.
Hablamos con Linares sobre la propuesta estructural y conceptual del libro, y la participación de los afectados en su obra.
¿Por qué el libro tiene formato de carpeta?
La idea de carpeta se incorpora desde la conceptualización como un recurso que permite almacenar documentos pero sin que estos queden adheridos permanentemente al contenedor. Rrecuerdo es un libro que, al igual que la historia de Manuel, no es cerrado. Pueden llegar nuevos acontecimientos a complementar el relato. Por esta razón las páginas solo están adheridas al lomo por un gancho. Esto le da la posibilidad al lector de intervenir en la historia como editor del contenido: lo puede ordenar, puede agregar o quitar información.
Además, llegamos a la conclusión de que las hazañas de esta familia venida del Caribe son cíclicas, por eso los cuadernillos se pueden intercalar. Hay seis maneras de leer/ver el libro y siempre se va a llegar a lo mismo: a pesar del conflicto armado, un pedacito del Caribe colombiano regresa al campo, a la selva, a sus orígenes. Y es que el verdadero telón de fondo de esta familia son las montañas, el monte y los andurriales.
¿Por qué “Rrecuerdo"?
El libro tiene este nombre porque Manuel, el personaje principal de la historia, escribe recuerdo don doble ‘R’ en los reversos de sus fotografías familiares. Esto tiene mucho que ver con los orígenes de la palabra “recuerdo”, que significa “volver a pasar por el corazón”.
¿Qué fue lo más valioso de trabajar con las fotografías de Manuel?
Cuando pensé en utilizar las fotografías de Manuel quería lograr ese proceso que algunos académicos decidieron llamar “arte participativo”. Es decir, una serie donde se involucra al personaje y a la comunidad, y él o ellos empiezan a formar parte de la construcción de la obra. Esta participación genera identificación y más si ellos, en este caso la familia que aparece en el libro, sienten que su historia está teniendo un reconocimiento a nivel social.
¿Cuál es el rol de la fotografía documental?
Sería bueno que las personas que se dedican a documentar el mundo y sus demonios, fueran más pacientes y siguieran el consejo del cineasta español Víctor Erice: “hay cosas que la realidad no te entrega si no sabes esperar”. En ese sentido el rol del nuevo documentalismo, a mi parecer, sería narrar el mundo sin afanes.
Y una ñapa, cortesía del periodista e investigador colombiano Omar Rincón: “deja que los personajes, los hechos, los datos, las microhistorias, se hagan relato”.
¿Qué quiere generar en el lector con las fotografías?
Quisimos que el libro sonara a vallenato. Triste pero contento. ¡Y pasó! Como ocurre en las personificaciones del acordeonero Alejo Durán, los sujetos que habitaron ese maizal en Armero Guayabal se enredaron entre sí, recitándose versos de amor, doliéndose en las desazones y en las pérdidas que no confesaron. En ese rinconcito hicieron su nido los habitantes de un lugar desprendido de los afanes.
Así, Rrecuerdo invita a un encuentro en el mundo de lo simbólico. Estas fotografías no dejan de recordarnos: hay algo que, como sociedad, nunca debemos olvidar. Esas imágenes me recordaron, en la anatomía de otro, lo poco que sé del dolor.