Manizales en la pandemia: un fotolibro recoge facetas, rostros y voces

Desde el 18 de marzo de este año la ciudad ha entrado en cuarentena por causa del coronavirus. Las fotografías de este fotolibro han sido tomadas durante el tiempo más estricto del confinamiento, desde su inicio hasta los primeros días de mayo.

Cuando se decretó el encierro, la noticia que me causó angustia, pues el solo hecho de no poder salir a caminar se hacía aterrador, andar las ciudades a la deriva, sin un rumbo específico y acompañado de la cámara ha sido mi actividad favorita.

Lo primero que tuve que hacer fue resolver de qué modo podía salir a hacer registros fotográficos, pues sabía que era necesario documentar esta calamidad, cosa que hice acudiendo a un viejo carné de prensa que por fortuna no tenía fecha de vencimiento.

No sin antes pedir recomendaciones a gente conocida que trabaja en el campo de la medicina de cómo protegerse del virus, empecé a recorrer la ciudad por diferentes lugares y a conocerla en estos extraños momentos. Logré llegar a una situación que había imaginado durante mucho tiempo, ver la ciudad desierta, sin coches, sin gente, sin movimiento. Lo primero que sentí al verla y sentirla de esa manera fue fascinación y luego incertidumbre y terror, arropados por un silencio diferente y abrumador. Una serie de sentimientos me llevaron a reflexionar sobre el momento, nuestro papel en la ciudad, la soledad, el vacío, la presencia de ausencias, la ausencia de presencias, el mundo que nos espera y el que hemos dejado.

Poco a poco fui acumulando una serie de imágenes que muestran una ciudad diferente. Luego llegó la pregunta de cómo mostrar la ciudad en esta situación. Comencé a conceptualizar la manera en que esto se mostraría. Estuve investigando sobre periódicos y revistas en el mundo, los papeles que se usan y los formatos de las publicaciones. Llegó entonces la idea de hacer una publicación como un periódico, sin ganchos ni costuras pero con un formato de revista grande. El blanco y negro no es real, salvo que se tenga un problema de la visión, nadie ve en escala de grises, y este hecho aún para muchas personas parece irreal, fuera de toda lógica de la realidad que estábamos acostumbrados a vivir.

Para los textos de la publicación pensé en las voces femeninas pues las ciudades siempre han sido patriarcales, muy poco se ha tenido en cuenta el papel de la mujer en la construcción e historia de las ciudades. Escribí a varias amigas, de diferentes generaciones, para escribir en este proyecto y todas respondieron afirmativamente. A partir de ese momento consideré la publicación como un hecho, pues ya había un compromiso adquirido con las escritoras.

Se realizó una edición arriesgada y de vanguardia junto a Santiago Escobar-Jaramillo, de tal manera que la publicación tenga varias lecturas, que el lector pueda interactuar con sus páginas, pues todos percibimos la ciudad de diferentes maneras, establecemos vínculos con ella de acuerdo a nuestra sensibilidad y a las actividades que desempeñamos.

Siendo un hecho noticioso el fotolibro (autogestionada e independiente, con fondos exclusivamente del autor) se imprimió en papel periódico, sabiendo que este se va volviendo amarillo con el tiempo, algo relacionado con la memoria que con los años se va destiñendo poco a poco.

Edición: Santiago Escobar-Jaramillo y Carlos Pineda Núñez Diseño: Sebastián López Ubaque.

Textos: Beatriz Helena Robledo, Carmenza Saldías Barreneche, Marian Pascual Recalde, Luz Arabany Ramírez C, Antonia Montoya Castaño, Manuela Osorio Pineda y Myriam Fanny Pineda Núñez.

Producción: Carlos Pineda. Publicado por Carlos Pineda Editorial y Raya Editorial. Impresión en papel periódico newsprint de 45 gr. Impreso en Panamericana Formas e Impresos, Bogotá, Colombia. Julio 2020. 92 páginas, 1 tinta. Tamaño: Cerrado 21.5 x 30. cms. Abierto 30.0 x 43 cms. Encuadernación en folletos plegados.

Precio: 25.000 pesos + envío