NUTRICIÓN

Los jugos no son tan saludables como se cree

La mayoría los considera saludables, pero cada vez más expertos hablan en contra de estas bebidas. Esta es la razón.

21 de julio de 2018
FOTO: 123RF, MONTAJE SEMANA

A primera vista es lógico pensar que el jugo es beneficioso. La fruta es saludable, por lo tanto, el líquido que proviene de ella también lo es. Pero cada vez más médicos y nutricionistas están tratando de mostrar que ese razonamiento es errado. Los jugos no son buenos y la razón es que están cargados de azúcar. Aun los que se exprimen y se toman frescos, sin la fibra, pueden considerarse agua azucarada. “No son tan chéveres. Engordan porque se convierten en grasa, son calorías que se asimilan rápido”, dice la nutricionista Sandra Pérez Paniagua.

Las frutas tienen fructosa y aunque esta es una fuente mucho más sana de azúcar que la refinada, según Scott Kahan, director del National Center for Weight and Wellness, “el cuerpo no distingue entre el de una fruta y el de un caramelo”.

A pesar de eso, están siempre presentes en la dieta diaria de la mayoría. En la mañana muchos se desayunan con un vaso de jugo de naranja y pasan el almuerzo con otro de mandarina. También los usan para calmar la sed o para recuperar la energía tras el ejercicio. El problema no es la fruta porque esta siempre será una buena fuente de minerales y vitaminas. El meollo del asunto radica en su preparación, pues para obtener un vaso de extracto de cualquier fruta es necesario utilizar dos y hasta tres porciones. Y mientras una sola naranja contiene 45 calorías, un jugo puede tener 110.

Cuando el jugo tiene azúcar añadida, el tema es más preocupante porque estaría contribuyendo a la epidemia de obesidad. Muchos lo siguen asociando a un estilo de vida saludable porque estos han sido mercadeados como fuentes naturales de vitaminas y calcio. Pero lo cierto es que estas bebidas “contienen nutrientes limitados y toneladas de azúcar. De hecho, un vaso de 12 onzas de jugo de naranja tiene 10 cucharadas de azúcar que es lo mismo que tomar una gaseosa”, dicen tres expertos en un artículo de The New York Times, publicado la semana pasada bajo el título ‘Seriously, juice is not healthy’. Por esta razón, consideran que los gobiernos no solo deben enfocar su esfuerzo en disminuir el consumo de bebidas gaseosas y deportivas, sino también el de estos extractos. También es motivo de alarma que hagan parte de las dietas de los niños, quienes “consumen en promedio 10 onzas por día, más del doble de lo recomendado por la Academia Americana de Pediatría”.

No es simple cuestión de vanidad. Los expertos señalan que muchos pacientes que resultan con diabetes no entienden por qué si tienen una dieta sana en la que se cuenta el jugo de naranja mañanero, están enfermos. “Cuando les decimos que dejen de tomarlo, salen del consultorio poco convencidos, pero tres meses después de cortarlo, y con otros cambios en la dieta, muchos pueden controlar la diabetes sin necesidad de insulina”, dice la endocrinóloga Elvira Isganaitis.

Las frutas tienen fructosa y aunque esta es una fuente mucho más sana de azúcar que la refinada, según Scott Kahan, director del National Center for Weight and Wellness, “el cuerpo no distingue entre el de una fruta y el de un caramelo”. Además, cuando se prepara un jugo, se deja a un lado la parte más nutritiva, las semillas, la piel y las membranas que son proveedoras de fibra, antioxidantes y fitonutrientes. “La fibra es buena porque llena y demora la absorción de azúcar”, dice Pérez.

Actualmente, hay muchos tipos de jugos. Los de solo fruta, los que mezclan varias de ellas o los llamados verdes. “Los batidos que tienen naranja, zanahoria, remolacha, solo un poco de espinaca y además endulzantes son una bomba de azúcar y calorías”, dice Pérez. Los que son realmente verdes, con espinaca, acelgas y un toque de fruta como kiwi, sí son buenos porque contienen fibra y son fuente de carbohidratos complejos que no llegan al torrente sanguíneo tan rápido como la fruta.

El mensaje clave es que tomar un jugo no es lo mismo que comerse la fruta. Como dice Pérez, “si me como una manzana, la mastico, hago proceso de deglución, de metabolización y todo eso genera quema calórica. El jugo es mandarlo todo directo al torrente sanguíneo”.