MEDIOAMBIENTE
Campesinos del sur del Huila avistan osos, dantas y pumas
Comunidades que habitan en el Parque Natural Regional Corredor Biológico Guácharos-Puracé han dedicado gran parte de sus predios a la conservación. Décadas atrás eran cazadores.
Las comunidades campesinas del departamento del Huila, en el centro-sur de Colombia, están comprometidas con la conservación. Actualmente hay 16 grupos comunitarios, integrados por 240 personas que realizan actividades de seguimiento y monitoreo de las especies de fauna y flora silvestre.
Los campesinos reciben capacitación constante de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) y han aprendido a instalar cámaras trampa en sus territorios. Esta información luego es compartida con la corporación. “Es una herramienta para realizar educación ambiental, nos permite llegar al corazón de la gente”, asegura Katherine Arenas, bióloga de la CAM. Recientemente se obtuvieron nuevos registros de grandes mamíferos como el oso de anteojos, la danta de montaña y el puma en las montañas del Parque Natural Regional Corredor Biológico Guácharos-Puracé, área protegida ubicada al sur del Huila, en los municipios de San Agustín, Acevedo, Palestina y Pitalito.
Además de sensibilizar a los pobladores de la región sobre la protección de plantas y animales del lugar, la corporación sistematiza cada una de las imágenes del fototrampeo comunitario. A la fecha tienen más de 8.000 registros y con ellos han generado un mapa de avistamientos que les permite conocer los puntos estratégicos donde deben implementar labores de conservación y hacer un análisis de las poblaciones de algunas especies sombrillas priorizadas -especies como la danta y el oso de anteojos, que al ser protegidas ayudan a conservar de forma indirecta muchas otras especies-.
Osa lactando a su cría
Huila: el templo de las dantas y los osos de anteojos
En los videos se destaca el registro de una danta de montaña hembra con su cría, en excelente estado de conservación, que deambulan tranquilamente por las amplias zonas de bosque que caracterizan al corredor biológico Guácharos-Puracé. Este es un reporte de gran importancia debido al alto nivel de amenaza en la que se encuentra esta especie a nivel mundial.
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Los registros fueron logrados por el Grupo de Monitoreo Comunitario Huellas del Macizo, en zona rural del Municipio de San Agustín. Así mismo, las organizaciones Respira Macizo y Serankwa con ayuda de la CAM revelaron otras imágenes donde se observan diferentes ejemplares de oso de anteojos y puma.
“Es importante destacar la labor de la comunidad en la conservación y recuperación de poblaciones de especies amenazadas en el departamento del Huila, quienes de manera voluntaria han consolidado grupos de monitoreo comunitario que, de forma articulada con la CAM, se encargan de la instalación de cámaras trampa, recolección de información y educación ambiental”, asegura Camilo Augusto Agudelo Perdomo, director de la corporación.
Katherine Arenas recuerda que este trabajo entre la CAM y las comunidades inició desde el 2012, por un interés de los campesinos en conocer la fauna que los rodea. Comenta que muchos de estos grupos comunitarios viven en las zonas más altas y más alejadas de los municipios pero donde se encuentran poblaciones abundantes de oso de anteojos, danta de montaña y puma.
Pero la trayectoria en conservación de estos grupos es mucho más antigua. Por ejemplo, Serankwa recientemente cumplió 20 años y sus integrantes son campesinos que han dedicado buena parte de sus predios a la conservación y los tienen registrados como Reservas Naturales de la Sociedad Civil, una categoría que hace parte del Registro Único de Áreas Protegidas (Runap), donde se incluyen las propiedades privadas que voluntariamente se destinan a conservación. “Serankwa es una de las asociaciones que tiene más predios registrados en el país, ha sido un modelo a seguir”, dice con orgullo Eber Tulio Ruiz, campesino y representante legal de esta asociación.
El fototrampeo le ha permitido a la CAM estudiar la dinámica poblacional de ciertas especies, saber si tienen procesos estables de natalidad y si hay un equilibrio de géneros para garantizar que la poblaciones sean viables. Quieren comenzar a trabajar con patrones de distribución de las especies y mirar otras técnicas de seguimiento, “pero queremos que la base siga siendo comunitaria”, enfatiza Arenas.
Gracias a las cámaras trampa, la corporación ha identificado algunos de los puntos calientes de biodiversidad o hotspots del departamento del Huila. El primero de ellos es el Macizo Colombiano, que para el Huila corresponde al Parque Natural Regional Corredor Biológico Guácharos – Puracé. Según la bióloga, allí hay un núcleo poblacional de oso de anteojos y danta de montaña bastante grande y activo, con procesos de natalidad evidentes.
Otro núcleo es el municipio de Santa María, donde hay un buen número de osos de anteojos y donde la corporación desarrolla un trabajo con la comunidad para evitar la cacería. Aunque parezca extraño, otro lugar importante para los osos está en la cuenca del río Las Ceibas en Neiva, capital del departamento, una zona bastante habitada. También se han identificado poblaciones estables de grandes mamíferos en el municipio de La Argentina y en el páramo de Miraflores en el centro del departamento.
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A largo plazo la CAM quiere hacer pilotos de monitoreo satelital. El objetivo es instalar collares que permitan conocer el movimiento, las áreas de ocupación y la distribución de un oso andino y de una danta de montaña. Esta labor ya se hace con el águila real de montaña (Spizaetus Isidori), una especie catalogada como En Peligro según la Lista Roja de la UICN. Un polluelo tiene instalado un GPS.
Tendencias
De cazadores a protectores de la vida
La mayoría de campesinos que hoy hacen fototrampeo y cuidan a especies como la danta de montaña, el puma y el oso de anteojos, en el pasado fueron cazadores. “Uno recapacita de lo que ha hecho malo y se siente feliz viendo lo que no se veía hace 20 años. Hoy hay bastante oso y danta, los bosques no se están interviniendo sino que se dejan para el hábitat de estas especies”, dice Eber Tulio Ruiz de la Asociación Serankwa.
Ruiz recuerda que décadas atrás los animales empezaron a desaparecer y, según comenta, con ellos se perdieron muchas especies de flora que eran importantes para las comunidades. Hoy lo entiende mejor y asegura que “hay grandes propagadores como el oso, que comen muchas semillas y las dispersan en grandes territorios del Macizo. Como ya no estaban, entonces se estaba acabando el cedro, el comino y las demás maderas finas que han existido en la zona”. El hombre también recuerda que empezaron a ver escasez de agua, a pesar de vivir en una de las zonas hídricas más ricas de Colombia.
Eber Tulio Ruiz está orgulloso porque hoy se considera un guardián de la conservación. De hecho, tiene 100 hectáreas en la vereda La Esperanza, zona rural del municipio de San Agustín, inscritas como Reserva de la Sociedad Civil. Sus predios sirven de conectividad con la vereda El Oso, donde la asociación Serankwa creó un sendero para observar al único úrsido de Sudamérica. “Estamos pendientes de que no vengan otras personas a matarlos”, afirma.
En la vereda El Salado también hay otro sendero pero para preservar y observar dantas de montaña. Ese lugar pertenece a la Asociación Huellas del Macizo, conformado por 40 familias que antes eran depredadoras y ahora se dedican a la conservación. “Muchos campesinos vienen y toman modelos de lo que hacemos nosotros en Serankwa”, dice Ruiz.
“Antes era muy difícil mirar un oso o una danta, ahora se ven mucho más, incluso más cerca de los humanos. Ellos sienten que uno los está cuidando. Hemos llevado a los niños para que los vean, queremos que nuestra juventud también siga en este rol de conservación”, concluye Eber Tulio Ruiz.
Artículo tomado en su versión original de Mongabay Latam: https://es.mongabay.com/2020/03/camaras-trampa-en-el-sur-de-colombia-osos-dantas-pumas/