GRUPO RÍO BOGOTÁ
Recuperación del río Bogotá, un modelo en el manejo del ordenamiento territorial
Este megaproyecto, enmarcado en el concepto de gobernanza del agua, el derecho al medioambiente sano, el deber del Estado de proteger la diversidad y la articulación de todos los actores involucrados, puede ser replicado en Colombia y en el mundo.
* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.
La recuperación del río Bogotá es un megaproyecto que camina con paso firme hacia un destino que lo debe convertir en un hito en el manejo del ordenamiento territorial en torno a una cuenca hidrográfica.
Más de un siglo después de que el estudio de Pearson de 1906 recomendó el tratamiento de aguas residuales, la sentencia del Consejo de Estado de 2014 puso las bases sobre las que construye sus cimientos, enmarcados en el concepto de gobernanza del agua, como el derecho al medioambiente sano, el deber del Estado de proteger la diversidad y la coordinación de los actores sociales, sectoriales e institucionales participantes, entre otros.
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Bajo este marco, se prevé que no solo generará repercusiones positivas en lo económico y social en el área de influencia en la que viven más de 12 millones de habitantes, sino que se erigirá, además, en un espejo en el cual se puedan mirar otros proyectos de este tipo en Colombia y en otros países. Son varias las dimensiones en las que marca pauta y por las cuales puede ser replicado.
De acuerdo con Yolanda Villabona, abogada y asesora del Grupo Río Bogotá (GRB), la primera dimensión está relacionada con la interacción de los diversos actores participantes en su desarrollo y la construcción de instancias que se encargan de generar sinergias entre las mismas.
“Se articularon todas las entidades tanto públicas y privadas involucradas en torno al río, incluyendo las autoridades ambientales, se definieron las actividades a realizar por parte de cada una, se estableció un Consejo encargado de coordinar las diferentes acciones a realizar y se obligó a los entes territoriales a incluir sus actividades en los planes de desarrollo”, explicó.
Este proyecto visibiliza el agua como un elemento fundamental para el sostenimiento de la vida del hombre, fauna, flora y un elemento de desarrollo económico para la región. Foto: Nicolás Acevedo.
Según agrega, igualmente, la actualización del Plan de Manejo Ambiental de la Cuenca y la orden a las entidades territoriales de incluir sus lineamientos en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) son acciones adicionales de este proyecto que son ejemplo a seguir. La conjunción de estos elementos, adiciona Villabona, “permite un manejo integral de la cuenca hidrográfica”, aseguró.
Otra dimensión replicable resaltada por la asesora de GRB es el montaje de un modelo de seguimiento y vigilancia en el que participan varias entidades. Este cuenta con la presencia activa de la jurista Nelly Yolanda Villamizar, quien se ha convertido en la defensora líder de este proceso.
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“Se determinó un seguimiento tanto por los organismos de control que participan con voz, pero sin voto en el Consejo Estratégico de la Cuenca, como por la magistrada del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, quien es la encargada de verificar el cumplimiento de las diferentes acciones establecidas en la sentencia”, puntualizó.
Además, según reseñó, este proyecto ha adquirido importancia porque “permitió visualizar el agua (río Bogotá) como un elemento fundamental para el sostenimiento de la vida del hombre, fauna, flora y un elemento de desarrollo económico para la región, pues a lo largo de su cuenca se realizan actividades agrícolas, ganaderas y otro tipo de empresas que contribuyen y fortalecen los municipios donde se encuentras asentadas, y a mejorar la calidad de vida de sus habitantes”.
Atributos
Son varias las cualidades que se pueden enumerar a la hora de examinar los detalles de este megaproyecto.
La articulación interinstitucional, la creación de un organismo que genere sinergias y un modelo de vigilancia y control son algunos de los factores que hacen del megaproyecto de recuperación del río Bogotá un ejemplo a copiar. Foto: Nicolás Acevedo
De acuerdo con Fabián Caicedo, director técnico del Consejo Estratégico de la Cuenca Hidrográfica del Río Bogotá (CECH), la sentencia introdujo una “nueva dinámica en la gestión institucional”. Esta propone principios de cooperación y coordinación de las entidades participantes ya sean territoriales y ambientales, y la articulación de los diversos instumentos de planificación y gestión.
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“En este contexto fue ordenada la creación de un ente articulador cuyo objetivo es el de dirigir, gestionar, articular, integrar y coordinar, con un enfoque sistémico, la gestión integral de la cuenca hidrográfica del río Bogotá. Este ente fue constituido bajo la figura de un órgano colegiado denominado Consejo Estratégico de la Cuenca Hidrográfica del río Bogotá”, explicó.
En el seno de esta institución, según explica, cobró vida un plan de acción que permite el cumplimiento de los objetivos descritos en la sentencia. Se divide en tres líneas estratégicas: mejoramiento ambiental, articulación institucional, y educación, participación e investigación.
Según Caicedo, la primera línea “comprende las acciones que, de manera integral y articulada, realizarán las diferentes entidades para reducir los niveles de contaminación, recuperar y conservar ecosistemas de importancia ambiental, realizar labores de control y monitoreo, y todas aquellas acciones que propendan por el mejoramiento integral de la cuenca”.
En la segunda indica que la articulación interinstitucional es un “requisito fundamental” para lograr metas y objetivos comunes. Y aunque “es uno de los puntos críticos más sobresalientes en la descontaminación del río” como lo reseñaron varios estudios, también valora que se ha realizado un “trabajo mancomunado” entre actores de los niveles nacional, departamental y municipal, así como la presencia de la empresa privada y la comunidad residente en la cuenca del río.
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Sobre la tercera línea, el Director Técnico del CECH plantea que la gestión integrada del agua en la cuenca hidrográfica del río Bogotá requiere de la participación efectiva de todos los actores y que esta tenga efecto directo en la construcción de política, decisiones y acciones para lograr la recuperación de dicho cuerpo de agua.
“En esta misma línea es importante promover, articular y divulgar el conocimiento como herramienta de gestión que permita transformar, a través de soluciones innovadoras, las problemáticas socioambientales, respondiendo a las necesidades y características particulares del territorio”, explicó.
Considera que el proyecto regional del río Bogotá “no dista mucho de las alternativas que se emplearon en ríos” en otras latitudes como el Sena en París, el Támesis en Londres, el Tajo en Lisboa, el Cheonggyecheon y el Han en Seúl y el Cuyahoga en Cleveland, en los que con éxito se llevaron a cabo procesos de recuperación de sus cuencas.
Desafíos
Así como son varios los atributos en el campo del ordenamiento territorial de una cuenca hidrográfica de los que este megaproyecto puede jactarse y ponerlos a disposición de quien los quiera replicar, asimismo son los desafíos que aparecen y que, en el mediano y largo plazo, deberán fortalecer su estatus de hito en la ejecución de este tipo de obras de ingeniería.
De acuerdo con Amaury Rodríguez, director del Fondo para las Inversiones Ambientales del río Bogota (FIAB), este proyecto, que busca mejorar las variables ambientales luego de ser una de la fuentes hídricas más contaminadas del mundo, se reconoce como “eje estructurador de la cuenca ya que presta servicios ecosistémicos para más de 12 millones de personas de 46 municipios y el Distrito Capital en los que se desarrollan actividades agropecuarias e industriales”.
La culminación de las obras en los 375 kilómetros de longitud es uno de los desafíos por cumplir para la recuperación del río Bogotá se convierta en un modelo para proyectos de la misma índole en Colombia y otras latitudes. Foto: Nicolás Acevedo
Destacó, igualmente, que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha puesto en marcha múltiples acuerdos interinstitucionales en torno a la recuperación de dicho cuerpo de agua en los que la presencia activa de la comunidad es clave. El propósito es que los habitantes en la zona de influencia “se apropien” de dicho afluente.
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En este entorno, considera como principal desafío que el “río cumpla con su objetivo multipropósito en el cual se desarrollen actividades económicas y ambientales simultáneamente, encontrando un balance entre las actividades antrópicas y el respeto por los ecosistemas”.
De igual forma, plantea como un reto la culminación de las obras de infraestructura que se desarrollan en el trayecto de los 380 kilómetros de extensión, proceso con el que se garantizará una mejoría en la calidad de las descargas de agua en todo el río.
“La CAR ha venido avanzando muy bien con este objetivo, dado que mejorar la calidad del agua es el primer paso para recuperar los ecosistemas y consolidar la estrategia de apropiación, reconocimiento y pertenencia de la ciudadanía con el río Bogotá”, explica el funcionario.
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Según Caicedo, del CECH, aunque este megaproyecto “no dista” de proyectos de este tipo desarrollados en el mundo, “vale la pena potencializar algunas herramientas e implementar, de manera proactiva, algunas otras”. Cita, por ejemplo, construir plantas de tratamiento de aguas residuales domésticas e industriales en mayor cantidad y con mayor eficiencia. Además de crear y aplicar normas legislativas que penalicen y multen a personas naturales, fábricas y/o empresas que vierten sustancias en el río.
También menciona crear incentivos monetarios dirigidos a las personas que vivan cerca del afluente y se dediquen, en su mayoría, a la agricultura para que no lo contaminen; introducir incineradores para los residuos generados en las plantas; aumentar la creación de reservas naturales y de parques lineales en el trayecto de la cuenca; implementar y adecuar obras de saneamiento, y renovar la red de distribución de agua y alcantarillado.
Finalmente, recalca que, una vez descontaminado el río, es fundamental promover el ecoturismo e introducir mejoras en los sistemas de monitoreo.
Garantizar recursos monetarios en los municipios de la cuenca del río Bogotá, uno de los desafíos para que este megaproyecto se fortalezca.
Por su parte, Yolanda Villabona, del GRB, afirma que el financiamiento es el mayor reto, “especialmente en los municipios que carecen de los dineros para la construcción o actualización de las plantas de tratamiento de los vertimientos y la corrección de las redes del acueducto o construcción de las mismas. Igualmente, con el sector de las curtiembres, donde existe una población carente de recursos”.
El megaproyecto de recuperación del río Bogotá camina con paso firme hacia el destino que lo convertirá en modelo a seguir en el manejo del ordenamiento territorial de una cuenca, pero lograrlo implica la generación y aplicación de acciones, así como la voluntad y disposición de todos los actores que participan en este proceso.