MEDIOAMBIENTE
Cuatro cosas que debe saber sobre la minería ilegal en la Amazonia
El informe Amazonia saqueada revela devastación por presencia de minería ilegal en seis países amazónicos: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Un mapa interactivo muestra más de 2.000 puntos en la región en los que se ha identificado esta práctica
Por primera vez, Latinoamérica cuenta con una plataforma regional sobre la minería ilegal. Se trata de un mapa elaborado sobre la base de imágenes satelitales, reportes de comunidades indígenas de la zona, informes de organizaciones que monitorean los bosques y noticias publicadas en la prensa.
La información ha sido puesta en un mapa interactivo en el que se puede explorar cada uno de los lugares identificados en seis países amazónicos: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
El mapa interactivo permite conocer la ubicación exacta de cada uno de los más de 2000 puntos identificados y saber qué tipo de mineral se extrae de este lugar, si ya ha sido cerrado, si aún está activo y qué maquinarias o insumos se utilizan, entre otros datos.
1.- El mapa de la minería ilegal
Este especial, denominado Amazonía saqueada, reporta 2312 sitios con esta actividad ilegal y 245 áreas de extracción no autorizadas en las que se explota oro, diamantes y coltán.
De todos los puntos mapeados, la mayoría se encuentra en Venezuela (1899), seguido por Brasil (321), Ecuador (68) y Perú (24), precisa el estudio elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) e InfoAmazonía, en coordinación con otras ocho instituciones latinoamericanas.
En cuanto a las áreas, Brasil está en el primer lugar con 132 seguido por Perú con 110, todas ubicadas en Madre de Dios, la región de la Amazonía que tiene la mayor degradación causada por la extracción de oro.
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La diferencia entre puntos y áreas consiste en que los primeros no tienen límites precisos en las imágenes satelitales, pero se identifica la actividad ilegal. En cambio, las áreas sí tienen contornos definidos de tal manera que se puede ver su extensión desde el aire, explica Julia Jacomini, investigadora de la RAISG. “Por primera vez tenemos una visión panamazónica de este problema y entendemos que la minería ilegal es un problema transfronterizo”.
La minería ilegal está causando efectos devastadores en la Amazonía por la presencia de dragas, barcas y otros equipos utilizados para la extracción de oro que acaban con los bosques, así como por el uso indiscriminado de mercurio que genera daños a la salud de las poblaciones locales -principalmente indígenas- y afecta a ríos y peces.
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) no están libres de las actividades ilegales, pues según el informe, de las 649 ANP identificadas, 55 tienen puntos de minería ilegal activos o balsas dentro de sus límites y 41 sufren daños indirectos, ya sea en áreas de amortiguamiento o en sus fronteras.
2.- La situación en los países de Latinoamérica
En Brasil, la presión de la minería ilegal es intensa sobre la región del río Tapajós donde, además, las comunidades indígenas son amenazadas cuando intentan oponerse a esta actividad no autorizada, según informa un artículo de la Deutsche Welle.
Las ANP ubicadas a lo largo de esta cuenca también están siendo impactadas. Según una investigación del Instituto Socioambiental (ISA) —citado en el estudio—, la Floresta Nacional de Altamira, una zona protegida situada al noroeste del estado de Pará, ha tenido una rápida transformación en los sectores de los ríos Novo, Branco y Jamanxim, donde se ha instalado un campamento minero de 6.5 kilómetros de extensión.
Perú enfrenta la misma devastación. “La minería ilegal en Madre de Dios ha contribuido a que la deforestación en ese país alcance niveles jamás registrados”, se indica en Amazonía saqueada. Y en esta región, la destrucción también se ha internado en una de sus áreas protegidas: la Reserva Nacional Tambopata.
Informes del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) utilizados en este estudio dan cuenta de cómo esta actividad ilegal ingresó a la reserva a partir del año 2015. A través de imágenes satelitales se observa cómo en setiembre de ese año el territorio no había sido afectado y solo dos meses después ya mostraba zonas deforestadas dentro de la reserva causadas por minería ilegal. Otro análisis de MAAP presentado en abril del año pasado indica que la deforestación causada por la minería entre enero de 2017 y febrero de 2018 fue de 1320 hectáreas, en las áreas de La Pampa (sector Balata), Alto Malinowski y en la Reserva Nacional Tambopata.
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Venezuela también es un país fuertemente impactado por la minería ilegal con más de 1800 lugares donde se visualiza la actividad. Uno de los casos más significativos corresponde a la presencia de la minería aurífera desde la década de 1980 en el Parque Nacional de Yapacana, entre los ríos Orinoco y Ventuari, una actividad cuya ilegalidad se hizo visible con las alianzas entre los mineros y los miembros disidentes de guerrillas colombianas. Un informe reciente de académicos, periodistas y autoridades del Estado de Amazonas ha denunciado que los disidentes de las guerrillas administran todas las minas.
En Colombia, la extracción ilegal de oro y coltán de la región amazónica se desarrolla en las cuencas de los ríos Putumayo, Caquetá, Apaporis, Guainía e Inírida, entre otros. Esta actividad afecta áreas de manejo especial (territorios indígenas, parques nacionales, sitios Ramsar, reservas forestales y zonas fronterizas).
En Bolivia se presenta un problema para definir la ilegalidad de esta actividad, comenta Marco Gandarillas, director del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). El investigador dice que “en todos los países no se identifica de la misma forma la actividad ilegal” y menciona que en su país existe una situación compleja con las autorizaciones a las cooperativas mineras.
En el área del Parque Nacional Madidi y la Reserva de la Biósfera Pilón Lajas, por ejemplo, existen 41 operaciones de minería y a pesar de la evidente amenaza causada por la explotación dentro del área protegida, el estudio indica que esta actividad fue legalizada por el gobierno.
3.- Presencia de mercurio en la Amazonía
Un tema importante, sobre el que hace énfasis el estudio, es el uso del mercurio en la actividad ilegal y cómo este elemento está causando efectos severos en la salud de las personas y en el medio ambiente, principalmente a las comunidades indígenas.
Los peces, principal alimento de los pueblos nativos y ribereños, son también un problema de salud pública, pues estudios han revelado la acumulación de mercurio por encima de los niveles recomendados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una de las regiones más afectadas por el mercurio en la Amazonía es el territorio Yanomami, que se extiende entre Brasil y Venezuela. En esa zona se tomaron más de 200 muestras de cabello a la población indígena y el resultado más alarmante fue el caso de la comunidad Yanomami de Aracaçá, en la región de Waikás, en Brasil donde el 92 % del total de las muestras presentaron alto índice de contaminación.
En Colombia la zona más afectada por este mineral es la cuenca del río Caquetá. En este país, un estudio del Instituto Nacional de Salud de Colombia en el río Apaporis reveló que hasta el 80% de las poblaciones indígenas en esta región están contaminadas por mercurio.
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Para el 2015 Bolivia registraba 20 veces más mercurio utilizado en el país, en comparación con el 2010, según cifras del CEDIB citadas en este informe. Una publicación del gobierno boliviano en 2016 da cuenta que, con 133 toneladas de mercurio liberadas al año, Bolivia es el tercer país de América en emisiones del mineral.
Debido a la grave situación de contaminación por mercurio en varios países, la Organización de las Naciones Unidas adoptó, en el año 2013, el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de sus efectos adversos. El acuerdo firmado hasta ahora por 101 países prevé un mayor control de la importación, comercialización y descarte de mercurio. Salvo Colombia y Venezuela, todos los otros países amazónicos han suscrito y ratificado este convenio
4.- La minería ilegal en territorios indígenas
Las comunidades indígenas también padecen la amenaza de la minería ilegal. Según el estudio de RAISG, de los 6207 territorios indígenas identificados 180 tienen actividad minera ilegal dentro de su territorio o en los límites de estos. De ellos, 64 están ubicados en Perú.
Un caso preocupante es el de Puerto Luz, una de las diez comunidades de la Reserva Comunal Amarakaeri, en la Amazonía peruana, que enfrenta la extracción indiscriminada de oro. Walter Qertehuari, presidente de la Reserva Comunal Amarakaeri, dice que su comunidad no solo enfrenta una situación crítica por la presencia de la minería ilegal. “Nuestros territorios corren peligro por las actividades extractivistas como la minería y la tala ilegal”, comenta.
En Brasil y Venezuela se estima que 5000 mineros operan ilegalmente en la Tierra Indígena Yanomami. Entre 1987 y 1989 los Yanomami llegaron a contar 2003 balsas con dragas trabajando cerca de la comunidad de Waikas, para 1991 estas fueron cerradas. Sin embargo, en el 2010 los ilegales regresaron y para finales de 2013 las balsas ya eran 42. En el 2016, un sobrevuelo identificó 49.
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En la provincia de Zamora Chinchipe, en Ecuador, el megaproyecto minero Mirador ya ha deforestado 1307 hectáreas entre el 2009 y el 2017. Se trata de una concesión minera otorgada por el gobierno, pero que en mayo de 2018 tuvo que suspender el 40 % de sus obras por incumplimientos ambientales.
Los impactos de la minería ilegal son graves violaciones a los derechos humanos. La contaminación del agua y la expulsión de pueblos indígenas en aislamiento voluntario son algunos indicios de los daños al bien común. Además del impacto ambiental, existe un impacto cultural y económico en la perpetuación de la minería, indica el estudio.
Este informe fu tomado en su versión original de: https://es.mongabay.com/2019/09/mineria-ilegal-en-la-amazonia/