NACIÓN
¿Qué pasó con los pulsos ambientales de 2016?
En nuestra primera revista impresa de 2016 hicimos un listado de los nueve temas prioritarios en Colombia durante este año que termina. Aquí les contamos qué pasó con cada uno.
Navegabilidad en el Río Magdalena
Si a principio de año había dudas sobre el impacto ambiental del proyecto que permitiría que por el río volvieran a navegar embarcaciones de carga y turismo, ahora las dudas son mayores. El proyecto ya estaba estructurado, financiado y sus costos y posibles beneficios habían sido calculados. El gran escándalo en el que se vio involucrada la firma Oderbrecht, el principal socio de Cormagdalena en la empresa Navelena que llevaría a cabo las obras, dejó al proyecto sin dueño y sin destino claro. Las recientes revelaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en el sentido de que la firma brasileña repartió sobornos en nuestro país hace aún menos factible que un inversionista aparezca para comprar la parte de Navelena que le corresponde a Oderbrecht.
Licencia de exploración para la minería
Varias de las tareas que la OCDE exigió de nuestro país como condiciones para ingreso están demoradas. La más importante en términos ambientales es la inclusión de la exploración minera y petrolera en el listado de actividades que requieren licencia ambiental. Según fuentes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el gobierno no está preparado para imponerle una licencia al proceso exploratorio y no tiene plan alguno para hacerlo, puesto que el costo a la competitividad del sector sería demasiado algo. Lo que sí se sabe es que el ministro Luis Gilberto Murillo le ha pedido a sus funcionarios que identifiquen alguna alternativa de condicionamiento ambiental a la exploración que no sea propiamente una licencia.
La lección de La Niña
Después de las duras consecuencias del fenómeno del Niño que azotó al país a finales de 2015 y comienzos del 2016, había alguna probabilidad de que el fin de año y comienzos del 2017 vinieran acompañados de una difícil temporada de lluvias. Esa hubiera sido la gran prueba para comprobar si fueron efectivas las medidas que se tomaron después de las inundaciones de 2010 y 2011 , incluyendo las millonarias obras financiadas por el entonces llamado Fondo de Calamidades y el nuevo Fondo de Adaptación creado justamente como respuesta a esa temporada de lluvias. Sin embargo, hasta ahora las lluvias no han sido siquiera comparables y el país parece haberse salvado de la dura prueba que un fenómeno de tal alcance puede presentar.
El mapa de los páramos
La tarea de delimitar los páramos se asignó desde la Ley del Plan de Desarrollo en 2010. Las primeras delimitaciones fueron demoradas mientras se desarrollaban las metodologías y las capacidades dentro del Instituto Alexander Von Humboldt y en las corporaciones. Además, por la urgencia de las decisiones necesarias en el Páramo de Santurbán, se empezó por ese lugar, uno de los más complejos en el país. Lo cierto es que durante el 2016 el trabajo en ese tema avanzó a gran velocidad y hoy ya están delimitados diecinueve de estos delicados y vitales ecosistemas. En la parte científica de la protección de páramos el sector ambiental se está luciendo.
Plan para la gente de páramo
Colombia tiene 2,9 millones de hectáreas de páramos en los cuales viven entre 300.000 y 500.00 personas. Aunque la tarea científica de delimitar esos ecosistemas montañosos va viento en popa, pero la de ofrecer a sus habitantes medios alternativos de supervivencia que les permitan vivir en los páramos y a la vez protegerlos no ha avanzado de manera significativa. Además, el fallo de la Corte que prohibió toda actividad agropecuaria en esos ecosistemas agravó la situación. El caso del páramo de Santurbán es uno de los que mejor caracterizan las complejidades que se enfrenta en este delicado tema. Como lo publicó Semana Sostenible en junio de 2016, el tema se incluyó de manera explícita en los Acuerdos de la Habana, pero aún no hay alguna estrategia, plan o programa gubernamental para trabajar con esas comunidades en la definición de actividades de mínimo impacto para que los habitantes paramunos no se vean obligados a desplazarse.
Los sectores productivos no se han metido la mano al dril
A pesar de que hay varios esfuerzos en diferentes industrias por modificar sus sistemas de producción en función de la reducción de emisiones, hasta el momento no se han ejecutado los planes de acción sectoriales que se definieron el año pasado con ese fin. La ganadería y la agricultura, dos de las actividades que más contaminan, siguen rezagadas en términos de productividad y eficiencia. Y la deforestación, que aunque en 2015 se redujo el 12% en comparación con el año anterior, arrasó 120.000 hectáreas de bosques el año pasado, principalmente en la Amazonía.
Las consultas populares siguen en veremos
A principio de año se tenía la idea de que la consulta popular en Ibagué marcaría el termómetro de la oposición de los ciudadanos a los grandes proyectos extractivos que impulsa el gobierno. Sin embargo, esa incógnita seguirá vigente en 2017. Después de varias idas y venidas, en octubre de este año el Consejo de Estado suspendió provisionalmente la consulta mientras se resuelve una tutela que demandó la pregunta por considerar que induce a los electores a votar negativamente.
Compensaciones ambientales: otro año en blanco
Se fue el 2016 sin que el gobierno reglamentara el sistema de compensación por pérdida de biodiversidad. Este mecanismo, que establece la cantidad de dinero que las empresas deben pagar por los daños ambientales que causen sus proyectos, sigue siendo letra muerta porque no se ha definido cómo se deben invertir los recursos que genera.
¿Paz sin ambiente?
Los impactos de la paz sobre el medio ambiente serán una de las principales incógnitas del 2017. Ya es un lugar común decir que la ausencia de conflicto armado puede ser la puerta de entrada de la destrucción de muchos ecosistemas. Y que involucrar esta variable en todos los proyectos del posconflicto será fundamental para evitar la degradación de la biodiversidad del país. Pero hasta el momento, cuando apenas se están ejecutando los protocolos de concentración y desarme de los guerrilleros, es muy poco lo que se puede afirmar al respecto. El otro año este será uno de los principales temas de la agenda ambiental.