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117 años después, el pez capitanejo sigue viviendo en el río Arzobispo
Este bagre endémico del altiplano cundiboyacense fue encontrado por investigadores del Instituto Humboldt a la altura del Parque Nacional Enrique Olaya Herrera. La colecta de este pez hizo parte de las expediciones de Boyacá Bio y permiten garantizar su preservación.
En el caudal del río Arzobispo, también conocido como El Salitre o Juan Amarillo, fue hallado un pez del que no se tenía registro hace mucho tiempo.
El bagre capitanejo, científicamente conocido como Trichomycterus bogotensis, fue la especie endémica del altiplano cundiboyacense encontrada por los investigadores de la Colección de Peces de Agua Dulce del Instituto Humboldt, en el marco de la expedición Boyacá Bio.
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Este especímen, primo del pez ciego cavernícola de Santander, permanecía en el mismo sitio donde fue encontrado hace 117 años cuando fue descrito para la localidad de Chapinero.
"Comprobar la persistencia de este pez, icónico en la ictiología nacional, al interior de la mayor urbe del país, nos brinda un panorama esperanzador y abre las puertas a nuevos retos para garantizar su supervivencia que, a la larga, se traducirá en una mejor calidad del ambiente que rodea a la ciudad de Bogotá”, comentó Carlos DoNascimiento, curador de la Colección de Peces de Agua Dulce del Instituto Humboldt.
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Bagre capitanejo. Foto: Alejandro Méndez/Instituto Humboldt
Durante el desarrollo del proyecto Boyacá Bio fueron recolectados ejemplares asignados, tentativamente, a la misma especie, razón por la cual la certidumbre sobre el estatus taxonómico de las poblaciones boyacenses podrá corroborarse a futuro con la disponibilidad de ejemplares y ADN del capitanejo.
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Por otro lado, el Instituto Humboldt, aseguró que con la robusta colección biológica que posee esa entidad en su sede en Villa de Leyva, se garantizará la preservación idónea de los individuos colectados, su ADN, datos georreferenciados de los sitios de donde se extrajeron y las fotografías de los ambientes y de los ejemplares vivos, convirtiendo esa biblioteca en un repositorio que revela los secretos del mundo natural y la memoria de los ecosistemas, en pro de la conservación de la biodiversidad.