BIODIVERSIDAD
Biodiversidad profunda: Colombia tiene 260 ecosistemas subterráneos
Estos sitios han sido explorados por expertos del Instituto Humboldt durante los últimos años. En El Peñón (Santander), identificaron ocho posibles nuevas especies de insectos para la ciencia.
Entrar a una cueva es un reto y un privilegio para pocos. En el interior de estos lugares gobernados por la oscuridad y el misterio de lo oculto se pierde la noción del tiempo y la orientación, una explotación por el mundo subterráneo puede parecer de horas, cuando en la realidad dura días.
Esto le ocurre a los expertos dedicados a la espeleología, la ciencia que estudia el origen y la formación de las cavernas y cavidades subterráneas naturales, así como su biodiversidad. Carlos Andrés Lasso, doctor en ciencias biológicas e investigador del programa de ciencias básicas de la biodiversidad del Instituto Humboldt, es uno de ellos.
Carlos Lasso, experto del Instituto Humboldt, estudia la biodiversidad del mundo subterráneo en Colombia. Foto: Felipe Villegas.
“Quien no está acostumbrado puede sufrir claustrofobia, entrar en pánico, perderse e incluso, de no tomarse las precauciones, enfermarse por la toxoplasmosis. No se debe entrar solo nunca. Siempre se debe dar aviso a familiares o amigos de cuándo se tiene previsto regresar”, afirma el experto.
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Los ecosistemas cársticos corresponden a grandes macizos o mantos de caliza, por donde el correr del agua ha dado lugar a ambientes subterráneos como cuevas, cavernas, simas (hoyos) y abrigos rocosos durante millones de años, sitios de gran importancia geológica, paleontológica, antropológica, climática y biológica.
Santander es uno de los departamentos de Colombia con mayor cantidad de cuevas o sistemas cársticos. Foto: Felipe Villegas.
Según el Instituto Humboldt, en Colombia existen 260 sistemas cársticos descritos o inventariados y distribuidos en 21 departamentos, especialmente en zonas de Santander, Boyacá, Antioquia, Huila y Tolima.
“89 por ciento de estos sistemas se encuentran en paisajes fuertemente transformados por el hombre y sólo tres por ciento está protegido bajo alguna de las figuras de conservación del Sistema Nacional de Parques Nacionales Naturales”, indicó Lasso.
Las cuevas del municipio de El Peñón en Santander fueron exploradas en el Proyecto Colombia Bio 2016. Foto: Felipe Villegas.
A pesar de ser uno de los ecosistemas más fascinantes, la explosión de flora, fauna y recursos que esconden las cuevas y cavernas han pasado desapercibidos por muchos años.
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Para Lasso, esto se debe quizá porque ha sido materia de estudios de selectos investigadores y por la logística que conlleva explorar estos ecosistemas al requerir equipos especializados y una exhaustiva preparación física y mental de los investigadores.
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La biodiversidad del mundo subterráneo es una de las menos investigadas en Colombia. Foto: Felipe Villegas.
“Termina siendo un estilo de vida. Los espeleólogos son gente especial, solidaria, compañeros de la vida, mis mejores amigos los he conocido curiosamente dentro de las cuevas”, recuerda el experto.
Las cuevas y cavernas brindan numerosos servicios ecosistémicos como agua y sustratos resultantes de la acumulación de excrementos de animales, que actúan como fertilizante. Además, son el refugio de especies controladoras de insectos como los murciélagos y de aves como los guácharos, dispersores de semillas.
Aún hay mucho por descubrir en el mundo de las cuevas subterréneas de Colombia. Foto: Felipe Villegas.
“A esto se le suma un potencial único descubierto más recientemente: una biodiversidad desconocida entre las que destacan numerosas especies nuevas de peces y cangrejos cavernícolas endémicas o únicas de estos sistemas, con adaptaciones biológicas muy interesantes relacionadas con la ausencia total de luz” anota Lasso.
El Peñón, el más estudiado
Los sistemas cársticos se caracterizan por la compleja interdependencia entre los ecosistemas superficiales y subterráneos. Aunque si bien hay unos totalmente aislados, la mayoría actúa como sumideros y receptores de lo que ocurre en el exterior.
Pocos colombianos han tenido el privilegio de conocer la biodiversidad de este tipo de ecosistemas. Foto: Felipe Villegas.
De acuerdo con la primera publicación sobre espeleología en Colombia, llamada Biodiversidad subterránea y epigea de los sistemas cársticos de El Peñón (Andes) en Santander, estos ecosistemas son frágiles por amenazas como los agroquímicos utilizados en cultivos, pastizales asociados a la deforestación, tala o quema y ganadería extensiva.
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Este es el primer estudio en Colombia y Suramérica que incluyó distintas disciplinas y grupos biológicos, como historia de las expediciones espeleológicas, geología, hidroquímica, fauna y flora cavernícola, conservación del sistema cárstico, fauna y flora de la superficie terrestre como macrohongos, macroinvertebrados acuáticos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos medianos y grandes.
Bagre o pez ciego y cangrejo troglófilo, dos especies que habitan en el mundo subterráneo. Fotos: Felipe Villegas.
“Esta investigación se realizó en el marco de la primera expedición del Proyecto Colombia Bio 2016, en donde se eligió al municipio de El Peñón (Santander) para el estudio focal de los grupos en las cuevas El Caracol, La Tronera, Las Sardinas y Los Carracos, entre otras”, informó el Humboldt.
Según los datos recolectados, en Santander se han inventariado más de 200 sistemas subterráneos, de los cuales apenas la tercera parte cuenta con estudios geológicos, climáticos y biológicos.
Muerciélago (Anoura peruana) registrado en las cuevas de El Peñón. Foto: Felipe Villegas.
En estas expediciones se identificaron ocho posibles nuevas especies de insectos para la ciencia y el primer registro del género Epeirotypus en Colombia. Fueron reconocidas nueve especies de murciélagos, dos vistos por primera vez en alguna cueva del país.
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“Encontramos 77 especies de aves pertenecientes a 13 órdenes y 29 familias. Además, por primera vez se hizo una aproximación al conocimiento de mamíferos asociados a los sistemas cársticos registrando siete especies, entre ellas la oncilla (Leopardus tigrinus), animal vulnerable y que al parecer ha encontrado un refugio para su supervivencia en estos ecosistemas”, dice Lasso.
El felino oncilla también habita en las cuevas de Santander. Foto: Nicole Morales.
El experto del Humboldt y editor de la publicación considera que una de las grandes satisfacciones de esta expedición fue la participación de la población local y científicos de todo el país.
“El objetivo de este trabajo es que entendamos la necesidad de conocer y de comenzar a hacer lo necesario para la conservación de esa biodiversidad escondida", precisa Lasso.
Guácharos de las cuevas de Santander. Foto: Daniel Mulhemann.
Dentro de las recomendaciones que hace la publicación sobre la conservación de los ecosistemas subterráneos se destaca la urgencia por iniciar proyectos de restauración de los ecosistemas, de manera que se garantice la ejecución de planes de manejo adecuados.
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“La diversidad dentro y fuera del sistema cavernario estudiado nos brinda una puerta abierta para conocer mejor a Colombia desde la visión de la espeleobiología. Afortunadamente ya está en marcha un proyecto de Ley en el Congreso de la República para la protección de estos ecosistemas”, comenta Lasso.
Carlos Lasso analiza la fauna encontrada en las cuevas de El Peñón. Foto: Felipe Villegas.