GRUPO RÍO BOGOTÁ

Ocho zarigüeyas víctimas del maltrato sanan sus heridas en Bogotá

En el centro de fauna de la capital del país, estos marsupiales esperan recuperarse para regresar a ecosistemas como los humedales. La zarigüeya padece por el rechazo, golpes, envenenamientos y atropellamientos por parte de la ciudadanía.

29 de noviembre de 2020
Las zarigüeyas son confundidas con roedores, razón por la cual reciben toda clase de maltratos. Fotos: IDPYBA. | Foto: Zarigüeyas - IDPYBA

* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana.

Hace pocos días, al centro de recepción de fauna silvestre del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) llegó una zarigüeya adulta herida que fue rescatada por unos ciudadanos en la capital del país.

El mamífero a duras penas podía moverse. En los primeros chequeos médicos, los expertos de la entidad evidenciaron que tenía serios problemas de movilidad en sus patas traseras, las cuales lucían llenas de heridas, y una alta sensibilidad superficial.

Las zarigüeyas se encargan de dispersar las semillas en los bosques. Foto: IDPYBA. 

La zarigüeya presenta una paraparesia de miembros posteriores, la cual le impide desplazarse por su cuenta, y una respuesta a estímulos por contacto. Desde el momento de su ingreso, determinamos iniciar con un proceso de rehabilitación para devolverle la movilidad de sus extremidades”, informó el IDPYBA.

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El tratamiento de rehabilitación de la zarigüeya inició con una hidratación, medicamentos para el manejo de dolor y terapia antiinflamatoria para la irritación en su piel, “ya que para poder movilizarse, debía arrastrarse; esto le causó serias lesiones”.

Médicos veterinarios, biólogos y zootecnistas se encargan de aplicarle multivitamínicos para estimular su actividad motora y le realizan tratamiento de fisioterapia. “El ideal es que el animal, a partir del contacto con diferentes texturas, pueda estimular el movimiento de sus miembros posteriores”, dijo el instituto.

En el hogar de paso de la fauna silvestre de Bogotá habitan actualmente ocho zarigüeyas víctimas del maltrato. Foto: IDPYBA. 

Sumado a esto, al carismático e inofensivo mamífero le realizan sesiones de hidroterapia que van de 15 a 20 minutos diarios. “El tratamiento ha arrojado un avance considerable en su recuperación”.

Actualmente, el hogar de paso del IDPYBA, sitio a donde llegan los animales silvestres rescatados del tráfico ilegal de fauna en Bogotá, alberga ocho zarigüeyas de las especies Delphis Marsupialis y Delphis Pernigra, las cuales fueron víctimas del maltrato por varios ciudadanos.

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Este marsupial de tamaño mediano tiene su pelaje ligeramente largo, lanoso y un poco áspero, mientras que su cola es prensil y larga. Vive habitualmente en bosques húmedos y zonas andinas que están por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar”, aseguró la entidad.

 

Expertos cuidan a diario a las ocho zarigüeyas maltratadas en Bogotá. Foto: IDPYBA.

La zarigüeya permanece en los huecos de los árboles, cavidades rocosas o madrigueras en el suelo. Suele construir sus nidos con hojas, descansa durante el día y mantiene su actividad en la noche. “No son roedores, como la mayoría de la población cree. Son marsupiales de la fauna silvestre bogotana que no representan peligro para los humanos, por lo cual protegerlas es deber de todos. Si alguien se encuentra con alguna, se debe comuncar con la Secretaría Distrital de Ambiente”.

Rechazo humano

La zarigüeya es uno de los animales que más padecen por el rechazo de la ciudadanía. Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), este animal es tildado como una plaga invasora, maloliente y dañina.

“La también conocida como chucha, runcho y fara, es perseguida, cazada y sacrificada por la población, impactos a los que se suma el atropellamiento en las vías. Esto se debe a que muchas personas la confunden con ratas, algo que no es cierto”, precisó la autoridad ambiental.

Este marsupial ha sido avistado en varios humedales de la capital. Foto: IDPYBA.

En las zonas rurales, la zarigüeya es atacada cuando busca alimento en los corrales. En ciudades como Bogotá, habita en terrenos cercanos a los humedales. “La hemos registrado en Tibanica, Jaboque, Torca-Guaymaral, Córdoba y La Conejera, además de los cerros orientales y jardines del área urbana”, indicó la secretaria de Ambiente Carolina Urrutia. 

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Este mamífero cuenta con varias amenazas por parte de los ciudadanos, como envenenamiento, agresiones, caza y atropellamientos, además de ataques por parte de los perros que la población deja sueltos en zonas cercanas a los ecosistemas capitalinos.

Una de sus principales características es su extensa cola, que alcanza a medir hasta 43 centímetros. Cuenta con franjas negras que nacen alrededor de sus ojos y se extienden hacia la nariz, lo que aparenta un antifaz, y las hembras cargan a sus crías en el lomo.

Este año se han registrado certeros ataques contra las zarigüeyas en varias zonas del país. Foto: IDPYBA.

Es un animal silvestre omnívoro. Cada vez que se siente en peligro, muestra sus dientes, emite sonidos y un olor desagradable. “Cuando se ve acorralada, suele hacerse la muerta, quedando quieta, con los ojos vidriosos y la lengua afuera”, afirma la CAR.

Son mamíferos indispensables para el equilibrio ecológico de los ecosistemas, ya que dispersan semillas que con el paso de los años generan nuevos bosques. Según la CAR, presentan una alta tolerancia para habitar en espacios altamente modificados, “lo que sugiere que podría ayudar a mantener funciones ecosistémicas y favorecer procesos de restauración ecológica en lugares deteriorados”.