Sostenibilidad
72 horas en Nariño: así fue la expedición del Jardín Botánico de Nueva York por el departamento
Nariño es una de las regiones más biodiversas del mundo y despertó el interés del Jardín, que viajó para conocer cómo esta región aporta a la conservación y la acción climática.
Jennifer Bernstein, presidenta y CEO del Jardín Botánico de Nueva York (NYBG, por su sigla en inglés), visitó Colombia por primera vez para participar en la COP16 que se organizó en Cali. Sin embargo, su experiencia fue distinta a la de los más de 21.000 visitantes que acudieron al Valle del Cauca para la Cumbre Mundial de la Biodiversidad.
Su agenda incluyó una expedición al departamento de Nariño, uno de los más biodiversos del mundo, según le había dicho en repetidas ocasiones el colombiano Mauricio Diazgranados, director científico y decano de Ciencias de la Conservación del NYBG.
Esta afirmación también sorprendió al diplomático y abogado nariñense Juan Carlos Caiza Rosero cuando era embajador de Colombia en Seúl, Corea del Sur.
Diazgranados, quien en ese entonces era investigador en el Real Jardín Botánico de Kew, en Reino Unido, “me explicó que, junto con el norte de Ecuador, esta región es una de las más biodiversas por metro cuadrado en el planeta. Allí converge la cordillera de los Andes en su punto más angosto, permitiendo la coexistencia de ecosistemas como el océano Pacífico, el Pacífico continental, el Chocó biogeográfico, la cordillera de los Andes y la región amazónica”, recordó Caiza.
Retomaron la conversación en marzo de 2024. Aprovechando que la COP16 se realizaría en Cali y que una delegación del NYBG asistiría, Diazgranados le encomendó a Caiza organizar una misión científica a Nariño. La tarea demandó una intensa coordinación de actores locales, nacionales e internacionales. En apenas cinco meses, lograron sumar apoyos y definir una ambiciosa agenda.
“Un gran desafío inicial fue el trabajo multinivel entre las comunidades indígenas, el sector privado regional (Acopi Nariño y el Consejo Gremial liderado por la Cámara de Comercio de Pasto) y la Gobernación de Nariño. Además, el NYBG debía tener una comprensión científica de la región, lo que demandó la participación de especialistas locales”, explicó Caiza.
A medida que avanzaban las reuniones preparatorias, surgía información que ellos desconocían. Cada detalle sobre la maravilla natural que es Nariño aumentaba su entusiasmo por visitar los lugares descritos. Sin embargo, el reto principal fue trazar una ruta que garantizara seguridad, acceso por vía aérea (en helicóptero) y terrestre (con Fuerza Pública), y respeto tanto para las comunidades como para los ecosistemas.
Fue así como se concretó la visita relámpago y se diseñó la intensa agenda que los llevó a recorrer diversas zonas del departamento para explorar ecosistemas únicos en 72 horas. En dos días, conocieron el Páramo de Bordoncillo, la Laguna de La Cocha, El Santuario de Flora Isla de la Corota (el área protegida más pequeña de los Parques Naturales de Colombia), la Reserva de Gualpantes en Ricaurte y los esteros de manglares en la isla de Bocagrande, en Tumaco.
“Contar con el apoyo de Naciones Unidas fue clave. Gracias a su respaldo y al de Carlos Ruiz Massieu, representante especial del Secretario General de la ONU en Colombia y secretario general adjunto de la ONU, junto con su equipo, no tuvimos que trasladarnos en helicópteros militares o privados. Esto nos permitió mostrar la diversidad de Nariño conforme a lo que nos habíamos planteado”, explicó el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar.
Una ventana al mundo
Cada lugar que visitaron fue una revelación. Sin embargo, recorrer el valle de frailejones en el Páramo de Bordoncillo, donde nace el agua que fluye hacia la cuenca amazónica, desbordó la emoción de todos, especialmente de Diazgranados, un apasionado confeso por estas especies: “Lo único que me falta es tener una corbata con frailejones”.
El respeto del biólogo por los frailejones raya en la devoción, que sustenta en la capacidad que tienen de albergar una gran cantidad de especies y microecosistemas, de retener agua, y de producir más biomasa que cualquier otro organismo. “A mí me gusta hablar de ellos como dedos que salen de la tierra”, dijo, mientras enterraba los suyos para explicar su riqueza.
Y aprovechó para hacer un llamado a las empresas y a la sociedad en general: “Estamos todos en el deber de entender el valor de nuestros recursos naturales y este conocimiento debería llegar a todos los niveles de la educación. Yo estudié en Colombia, y en el colegio ningún profesor de biología me enseñó qué era el frailejón, ni me habló de los ecosistemas del país o de la riqueza natural del departamento de Nariño. Mucho menos conocía los nombres de los parques nacionales. Fue en la universidad, estudiando Biología, que supe que teníamos parques tan maravillosos como Chiribiquete o La Macarena. ¿Cuántos parques nacionales ha podido visitar el colombiano promedio?”.
Tierra de manglares
El gobernador de Nariño acompañó la delegación internacional durante la ruta, que incluyó una parada en la isla de Bocacandre, en su natal Tumaco. Desde las alturas, se admira la belleza de la espesa montaña y sus ríos, los manglares y las playas donde se estrella el mar Pacífico.
Aquí visitaron Cabo Manglares, un área protegida donde el río Mira se une con el océano Pacífico. Hasta allí llegan los bancos de pesca más importantes del mundo, como los de China, Japón y Ecuador. Este ecosistema, estratégico para la captura de carbono y la biodiversidad marina, se proyecta como polo de desarrollo sostenible a través del Puerto Pesquero de Tumaco, teniendo en cuenta que los períodos de variabilidad climática afectarán considerablemente a los países del sur del continente y, por tanto, a su industria pesquera.
Escobar resaltó cómo las comunidades locales, en contraste con países como Chile, Ecuador y Perú, han preservado los manglares mediante prácticas tradicionales: “Ellos acabaron con sus manglares, mientras que en Nariño las comunidades negras, las concheras, no tumban el manglar para capturar los frutos del mar”.
De hecho, en el marco de la COP16 se creó un fondo impulsado por la CAF, con apoyo de los gobiernos de Colombia, Ecuador, Panamá y Costa Rica, que busca alcanzar los 100 millones de dólares para 2030 y conservar el Chocó Biogeográfico, del que este ecosistema hace parte.
El gobernador tenía muy claro que esta visita era una oportunidad para comunicarle al mundo la importancia estratégica que tiene Nariño para la conservación de la biodiversidad y la acción climática.
Actualmente, en Nariño planean avanzar en un plan de pago de deuda por conservación, como lo vienen haciendo países como Argentina. Hoy trabajan en proyectos como el aprovechamiento de 117 hectáreas de manglar para producir bonos de carbono. De acuerdo con el gobernador, algunos de ellos se negocian a precios irrisorios para las comunidades y para cambiar la ecuación que favorece a los intermediarios, lo harán de forma directa.
Más que un lema
En la Reserva de Gualpantes, municipio de Ricaurte, el lema de la COP16, “paz con la naturaleza”, cobró un significado especial. Escobar explicó que más del 60 % del territorio de Nariño es bosque conservado, aunque más 59.000 hectáreas han sido transformadas con cultivos de coca y minería ilegal.
“Me refiero a hectáreas que tenían una vocación para la sostenibilidad, históricamente abandonadas por el Estado. Esta ausencia facilitó los planes de los foráneos que llegaron al territorio, y a la guerra anclarse”, explicó. El gobernador enfatizó en que la transformación sostenible de estos territorios es clave para resolver desigualdades y reconstruir el tejido social.
En Ricaurte hay 12 Reservas Naturales de la Sociedad Civil (RNSC), las más grandes del país en materia de conservación. Aquí, la mayor aspiración de sus habitantes, entre ellos el pueblo indígena Awá, es que cese la violencia.
Estas RNSC iniciaron con el ambientalista y biólogo colombiano Cristian Samper, hoy director del fondo para conservar el medioambiente de Jeff Bezos. Cuando Samper hizo su doctorado en la Universidad de Harvard, realizó su tesis sobre La Planada, el primer proyecto de la red de reserva de la sociedad civil en el país.
Estas comunidades se han responsabilizado de la conservación del Chocó Biogeográfico y han resistido a la guerra. La semilla que dejó Samper creció y hoy muchas de sus actividades se centran en iniciativas de turismo comunitario y emprendimientos gastronómicos basados en productos naturales. Además, trabajan en coproducción científica con el Instituto de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia. “Es muy alentador ver lo comprometidos que están los colombianos”, comentó Bernstein.
El día que la delegación del NYBG visitó la Reserva de Gualpantes se encontró tres nuevas especies. “Esto evidencia que la guerra ha impedido que los científicos lleguen a estos territorios y que el mundo pueda conocer sus potencialidades. Y también es la razón por la cual las comunidades son hoy los mayores guardianes de los tesoros del mundo, de la humanidad”, apuntó Escobar.
“Wonderful”
Esta fue la expresión con la que la presidenta y CEO del Jardín Botánico de Nueva York resumió esta travesía. “Aunque solo he visto una pequeña parte. Me gustaría volver, especialmente a los páramos”, exclamó Jennifer Bernstein antes de abordar su vuelo con destino a Cali.
De tener otra oportunidad, los anfitriones la llevarían a conocer dos lugares de Nariño donde, aseguran “se suspende la vida”: Mariano y Punto Fijo, en la vía de Tumaco hacia el Parque Natural de Sanquianga, que albergan los manglares más altos del mundo.
Por su parte, Diazgranados reflexionó sobre las razones por las cuales Colombia hizo parte de la agenda internacional medioambiental en 2024, como referente global de biodiversidad y también por las acciones de conservación que adelanta, además del trabajo con las comunidades.
“No solo se trató de la COP16, sino de otros procesos en los que ha venido avanzando el país en los últimos años. Dentro de Colombia, creo que Nariño es la región que más se destaca. Así como el gobernador afirma que la belleza del país comienza en Nariño, yo creo que esta región está llamada a ofrecer soluciones que puedan ser escalables al mundo”.
El biólogo colombiano se refiere a las soluciones que pueden surgir de los conocimientos tradicionales, tan profundamente arraigados en el territorio.
“En la mesa están las discusiones sobre cómo hacer uso de esta sabiduría ancestral para detener la pérdida de la biodiversidad, que está directamente relacionada con el cambio climático. Las culturas indígenas han vivido por siglos en armonía con la naturaleza. Tal vez es momento de buscar entender qué podemos aprender de ellas. Este es un tesoro no solo para los colombianos, sino para el mundo, que hay que proteger”, afirmó Diazgranados.
Además, mencionó la intención del NYBG de contribuir científicamente con el departamento y explorar la posibilidad de desarrollar en Nariño un centro de tecnología e innovación basado en la biodiversidad. Este proyecto busca ofrecer opciones para un desarrollo sostenible del país mientras se conserva el medioambiente.
“Yo creo que de Nariño pueden salir soluciones de impacto global”, concluyó.
*Reporte especial.