Educación
¡Bendita tecnología! Herramientas digitales facilitan estudios universitarios de jóvenes colombianos con discapacidad visual
Gracias a un software que convierte la información que se muestra en la pantalla en voz y a otro que amplía hasta 16 veces el tamaño de la letra se ha facilitado el aprendizaje de más de 300 estudiantes ciegos o con baja visión. El desafío para el sistema educativa es promover iniciativas en las que sentidos como el tacto o el olfato también puedan ser protagonistas.
La falta de planes educativos inclusivos, materiales en braille o estrategias pedagógicas sensoriales ha dificultado el aprendizaje autónomo de las personas con discapacidad visual; sin embargo, en medio de pandemia y tras la virtualización de las clases, más de 300 estudiantes universitarios en todo el país han podido continuar con sus estudios gracias a el desarrollo de herramientas como UNAccessibility y la estrategia ConVerTIC.
Uno de ellos es Edwin Carranza, estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la UNAD (Universidad Nacional Abierta y a Distancia), para quien inicialmente fue frustrante empezar a estudiar, pues era la primera vez que se enfrentaba al reto de aprender virtualmente, una experiencia que no le estaba gustando mucho. “Pensé en dejarlo, porque se me hacía muy complicado”, cuenta.
Su persistencia fue más grande y a medida que avanzaban las semanas empezó a descubrir herramientas que lo ayudaron en su aprendizaje, como UNAccessibility, Jaws y ZoomText. Estas dos últimas promovidas por el proyecto ConVerTIC del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
“Jaws realiza lectura en voz alta de todo lo que se encuentra en pantalla y es utilizada por estudiantes con discapacidad visual. Y Zoomtext permite ampliar el tamaño de la imagen para que una persona con baja visión pueda identificar los elementos”, explica Óscar Ortiz, gestor tecno-pedagógico de la UNAD, quien también destaca el desarrollo que tuvo la institución con UNAccessibility, la cual genera cambios de contraste, aumento de letra y traducción del contenido del campus virtual al lenguaje de señas colombiano.
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Con estas herramientas y gracias a un acompañamiento personalizado, Carranza se familiarizó con las plataformas y su proceso formativo empezó a mejorar. “En vista de los problemas que enfrentamos, realicé una propuesta de investigación sobre la accesibilidad para las personas con discapacidad y, gracias a ese trabajo, me uní a un semillero de investigación para seguir desarrollándola”, expresa.
Una situación similar vive Viviana Casanova en Neiva, quien además de las herramientas tecnológicas, destaca que los profesores deben tener conocimiento de estrategias para estudiantes con discapacidad. “Muchas veces cuando le digo a un profesor que soy una persona con discapacidad visual, no saben qué pedagogía manejar”, relata.
Para esta estudiante de tercer semestre de psicología las limitaciones no son un impedimento. “Yo les propongo a los profesores qué tipo de actividades puedo hacer, en cambio de enfocarme en las que se me dificultan. Por ejemplo, en vez de un mapa conceptual puedo hacer un texto argumentativo”. Actualmente es monitora de bienestar integral y es contactada por estudiantes de otras sedes del país que buscan apoyo. “Basada en mi experiencia los guío para que desarrollen esa autonomía en su estudio por medio de la tecnología”, añade.
Pensar inclusivamente
Se calcula que en Colombia más de 1.900.000 personas presentan discapacidad visual, lo que equivale al 4 por ciento de toda la población, según cifras del Dane. Además, representan el 62 por ciento de la población con discapacidad del país.
Deysi Patiño, estudiante en Cuítiva, Boyacá, comenta que hay un reto muy grande en la creación de contenido académico y sitios web accesibles, además de trabajar la educación con un enfoque más personalizado. “Lo más complejo a lo que me he enfrentado es a la realización de actividades gráficas como lo son los mapas conceptuales, presentaciones en PowerPoint o infografías”.
Esta problemática la reafirma Carlos Parra, director del Instituto Nacional para Ciegos (INCI). “El sistema educativo es muy gráfico y para una persona con discapacidad visual aprender se convierte en un reto muy grande”. De acuerdo con Parra, al hacer el ejercicio de visitar museos o bibliotecas, escenarios claves en el aprendizaje, todo está basado en el sentido de la visión. “Se deben promover más iniciativas donde el tacto o el olfato también puedan ser sentidos protagonistas para entender y aprender algo”, añade.
Desde el INICI se promueven actualmente proyectos de política pública que buscan impactar positivamente esta población, además de desarrollar capacitaciones, cartillas digitales y la creación de una biblioteca en línea para ciegos. Sin embargo, lograr avances significativos sólo será posible si la sociedad se compromete. “Las instituciones y organizaciones deben garantizar el acceso, la permanencia y el desarrollo de oportunidades para las personas con discapacidad como una prioridad”, concluye.
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