Agro
Agricultura: uno de los pilares de la paz en Norte de Santander
Históricamente el sector agropecuario ha sido una importante fuente de ingresos y empleo en el departamento. Hoy también avanza en la sustitución de cultivos ilícitos.
Norte de Santander es un territorio con tradición agropecuaria. Según contó el historiador Álvaro Tirado Mejía en la Introducción a la historia económica de Colombia, desde la colonia “el cacao de la región de Cúcuta se exportaba hacia Maracaibo, o por Cartagena con destino a México”. Hoy ese producto hace parte de la variada oferta de este sector, uno de los más dinámicos de la economía departamental. Según el Dane, en 2022 su valor agregado ascendió a 2,73 billones de pesos, equivalente al 11,8 por ciento del PIB regional.
En la actualidad, de los 2,1 millones de hectáreas del departamento, el 6,5 por ciento (141.000 hectáreas) corresponde a suelos netamente productivos, según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Esto lo ubica en el puesto 18 del país. En 32 de los 40 municipios hay hectáreas productivas. De acuerdo con Javier Bustos, director del Instituto Superior de Educación Rural (Iser), en la economía regional después de los servicios el sector más importante es el agropecuario. “Los subsectores que más aportan al PIB son el palmero; café y cacao que son los tradicionales; y todo lo que tiene que ver con frutas y hortalizas”, precisó. En el sector pecuario se destaca la producción bovina, caprina y de leche; mientras que en agroforestal el aprovechamiento de algunas líneas forestales y en el reciente año la reactivación de la venta de algunos servicios ecosistémicos.
Además, este sector es uno de los principales generadores de empleo, según explicó César Colmenares, profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Pamplona, quien precisó que cuenta con sistemas de producción representativos como el café y la ganadería, y en lo agroindustrial cuenta con procesos de transformación de productos como la palma de aceite. También destacó la producción de arroz que cuenta con un distrito de riego con infraestructura de más de 25 años y diez molinos que venden productos en varios lugares del país.
“Históricamente el sector agropecuario ha sido una fuente de trabajo y de ingreso, así como de riqueza y de contribución a la seguridad alimentaria del departamento”, puntualizó Colmenares. La población dedicada a las actividades rurales es la décima del país con 58.176 productores (47.024 hombres y 11.152 mujeres) según el Dane y la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra).
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Buscando fortalecer el sector, la Cámara de Comercio de Cúcuta (CCC) adelanta programas como Agrolab, a través del cual pequeños productores de 18 municipios recibirán herramientas de formación y comercialización. Sergio Castillo, presidente de la entidad, detalló que ya avanzan en la primera versión, “pero queremos seguir fortaleciendo los conglomerados y el encadenamiento productivo que permita que nuestros productos sigan llegando al resto del país y al exterior”.
Rosa Mery Soto es una de las campesinas beneficiadas por los diferentes programas e incentivos que otorga el gobierno local para fortalecer el agro. Desde que era una adolescente se ha dedicado a la siembra, y hoy a sus 46 años sigue cosechando sus frutos. En su finca, ubicada en la vereda San Antonio, de la zona rural del municipio de Lourdes, sobre la vía a Sardinata, cosecha café y plátano con extensiones de potreros. “Semanalmente salen cargamentos de plátano”, contó.
Rose Mary vive agradecida por todo lo que ha recibido de la naturaleza. “Aunque no todo es color de rosa y la mano de obra escasea, se sigue cultivando y trabajando. Muchos se van a las minas o a las ciudades, pero nosotros nos quedamos porque acá está nuestra vida”.
Cultivar la esperanza
La agricultura también es considerada uno de los grandes pilares con los que Norte de Santander aporta a la construcción de paz. Como parte de este propósito, 2.340 pequeños productores agropecuarios, de 40 municipios, se benefician del programa de Compras Públicas Locales de Alimentos avalado por la Ley 2046 de 2020. Mejorar los precios y las ganancias para los encargados de trabajar la tierra forma parte de la estrategia de sustitución de cultivos ilícitos, en la que el gobierno local ha invertido 380.000 millones de pesos.
Además, se han realizado siete festivales agropecuarios, cinco ferias de promoción agro, una rueda de negocios y 161 acuerdos comerciales valorados en 1.810.000.000 pesos; y entre 2020 y 2023 la administración departamental compró 318 toneladas de productos de forma directa que beneficiaron a más de 1.200 productores de arroz, yuca, fríjol, durazno, cebolla roja, lulo, tomate, panela, plátano, café, auyama, pimentón, mazorca, granada, granadilla, pepino, huevos y papa, por 1.200 millones de pesos. Todas estas iniciativas buscan fortalecer al sector en las zonas impactadas por el conflicto armado interno, donde el campesinado se ha sobrepuesto gracias al arraigo a la tierra y a la oportunidad de hacerla productiva.
Wilmar Rangel, presidente de la Federación Red de Productores del Catatumbo y Provincia de Ocaña (Fedeprocap), puso como ejemplo de los avances en la estrategia de transición de cultivos de uso ilícito, los pasos que se han dado en El Tarra y El Carmen, a través de la piscicultura y el cultivo de yuca. “Es difícil hacer el tránsito, porque pasar de cultivar lo mismo tantos años por culpa del conflicto a algo que quizá deja menos ganancias es difícil, pero lo hacen, porque las ganas de hacer grande este territorio son más”, concluyó.