Alimentando Talentos: así funciona el programa que cambia vidas a través del ciclismo

A Manuel Cordero, 18 años, oriundo de Chita, Boyacá, el ciclismo le ha cambiado la vida. Le ha servido para ser más disciplinado, responsable y resiliente. “Hace años el municipio sufrió de violencia por parte de grupos armados, y aunque no me afectó mucho a mí, sí a mí contexto. El deporte me ha servido para salir adelante y ser mejor persona”, aseguró.

Cordero es uno de los beneficiarios de Alimentando Talentos de Zenú, un programa con el que la marca, solo este 2024, ha impactado a 770 niños y jóvenes, entre 4 y 17 años, de 15 escuelas ubicadas en diferentes lugares del país. En año y medio, Manuel ha recibido anchetas con productos de la marca para su alimentación e implementos deportivos; y como resultado a este respaldo logró desempeños destacados en algunas competencias.

“Ha sido fundamental a nivel deportivo. Antes de tener el apoyo de Zenú no me inscribía porque la bicicleta no me servía o porque no tenía cómo transportarme”, recordó el joven, quien hoy hace parte de la escuela Colombielas.

Daniel Vélez, director de marca de Zenú, explicó que Alimentando Talentos es un programa que busca la formación de niños y adolescentes en condición de vulnerabilidad, enfocado en el desarrollo de habilidades psicosociales como liderazgo, trabajo en equipo, gestión emocional, resolución de conflictos y comunicación asertiva, entre otras.

Esta iniciativa, que cumple 10 años, tiene un alcance social apalancado en el ciclismo. El propósito superior es acercar a estos niños y jóvenes al cambio. “Les enseñamos y los apoyamos en toda la parte técnica de la práctica del deporte y en el aspecto nutricional”, precisó el ejecutivo, quién agregó que otra parte fundamental del programa es el reconocimiento que le hace la marca a los deportistas, con la entrega de paquetes de alimentación en algunos momentos del año.

Desde el 2014 y hasta la fecha han llegado a los municipios de Betania, Yarumal, Rionegro, Amagá, Jardín y Tarazá, en Antioquia; a Pácora en Caldas; Sogamoso y Tunja, en Boyacá, Sincelejo en Sucre; Cali en el Valle del Cauca, y Barranquilla, Atlántico. El directivo precisó que llegan a zonas de estas ciudades o municipios donde identifican temas de vulnerabilidad económica, seguridad o de ciertos peligros para los niños.

“Los padres necesitan mantener a sus hijos alejados de las calles y por eso los inscriben en las escuelas de ciclismo; para fomentarles la pasión y el talento por el deporte. Eso es lo que queremos: contribuir con su educación y mantenerlos lejos de los peligros”, aseveró Vélez.

Para el director de la marca Zenú, el impacto supera las 3 mil personas, si se considera el entorno de los 770 niños y jóvenes beneficiados. “Nos convertimos en una ayuda fundamental para la formación conjunta entre padres, escuela y el apoyo en educación que entrega esta marca”, precisó.

Algunos de estos 770 niños ya tienen varios años en el programa de forma continúa. En 2020 la cifra de beneficiados fue de 545; en 2021 de 531; en 2023 de 581 y en 2023 de 554.

Carlos Mario Cañaveral es padre de otro beneficiario de Alimentando Talentos. “Mi hijo Julián, de 11 años, pertenece a la escuela Jardín y ahora se siente más comprometido y responsable al recibir el sustento, tanto en el ciclismo, como en la escuela”, comentó. Es por esto que cree fundamental que el programa de Zenú tenga continuidad y pueda llegar a otras regiones: “por el bien social y deportivo de los niños del país”, dijo.

Isabella Holguín, especialista en Entendimiento del Consumidor del Grupo Nutresa, detalló que el programa hace parte de un proceso que se llama Marcas con Propósito. Junto al programa de Zenú, Alimentando Talentos, el objetivo es inspirar y facilitar oportunidades para que las personas alimenten sus talentos y pasiones. “Más que crear una frase inspiradora, se trata de tener acciones que generen un impacto social. Esta declaración se debe traducir en acciones que les permitan dar vida a ese propósito”, apuntó.

En el caso de Zenú, comentó Holguín, las acciones se han centrado en aprovechar el deporte como una vía para entregar educación, facilitar el desarrollo de habilidades psicosociales (liderazgo, trabajo en equipo, gestión emocional, resolución de conflictos, comunicación asertiva), formaciones técnicas y también de alimentación a los niños que asisten a las escuelas de ciclismo, que son en su mayoría de escasos recursos.

“En su paso por las escuelas podrán desarrollar capacidades para tener un mejor futuro, para poder conectarse con una universidad o con un emprendimiento, por ejemplo. Más que formar a un ciclista profesional, el programa quiere entregarles herramientas para progresar”, explicó.

Por lo pronto, la meta es sostener a los 770 niños y jóvenes que hoy hacen parte del propósito de Zenú , seguir brindándoles mejores oportunidades en términos de educación. Por eso, este año hicieron un piloto en tres escuelas de Antioquia, en alianza con la Universidad Pontificia Bolivariana, que les garantizará una formación adicional a la que reciben en las escuelas. A futuro el interés es ampliar ese impacto a través de disciplinas artísticas y culturales.

*Contenido elaborado con apoyo de Zenú.