Agro
Asociaciones campesinas de Tumaco encontraron en el cacao la posibilidad de abandonar la siembra de coca para comenzar un nuevo proyecto de vida
Menos del uno por ciento de los campesinos que se comprometen a la sustitución en Nariño vuelven a sembrar coca, según la Fundación Paz y Reconciliación. Así han crecido estos proyectos productivos que han contado con el apoyo del Sena para impulsar su tecnificación.
En el sector de Pueblo Nuevo, en Tumaco, Nariño, más de 40 comunidades trabajan desde el año 2004 para erradicar la violencia de sus territorios. Distintas asociaciones del departamento se han apoyado en instituciones públicas e internacionales para sustituir los cultivos de uso ilícito por cacao. Luego de numerosos procesos de tecnificación en la región, ahora buscan la industrialización de su producción para volcarse a la comercialización de chocolatería fina.
En medio del hastío por las dinámicas violentas que presencian las familias del Pacífico nariñense, de las pocas oportunidades y de las 39.964 hectáreas de coca sembradas en el departamento, varias organizaciones campesinas encontraron en los cultivos de cacao la posibilidad de un mejor proyecto de vida. La Asociación Porvenir Campesina (Asoporca) es una de ellas. Desde hace más de 15 años trabaja en proyectos de siembra de cacao, piscicultura y abono orgánico con familias aledañas de los corregimientos de Llorente, Guayacana, La Viña y San José de Caunapí con el objetivo de sustituir las hectáreas de coca.
Arturo Rodríguez, coordinador de la Asociación, explica que en San José de Caunapí tienen una fábrica extractora de cacao en la que producen chocolate listo para consumir. También cuentan con una bodega en Tumaco a la que las personas interesadas pueden acudir para comprar el producto final. “Hemos hecho convenios para impulsar esta estrategia y que ellos no siembren más coca, que tengan una o dos hectáreas de cacao porque yo creo que la manera de erradicar la violencia es convirtiendo los cultivos ilícitos en proyectos productivos legales sujetos a la regulación de las autoridades”.
El proceso de tecnificación ha contado con un apoyo importante del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), varios campesinos han recibido capacitaciones interdisciplinarias por parte de la entidad con el objetivo de fortalecer los proyectos productivos autónomos. Alba Alicia Roja, instructora de la estrategia AgroSENA en Tumaco, cuenta que algunos adultos mayores que sembraron cultivos ilícitos ahora producen licor de cacao, comercializan bolitas de chocolate y han recibido asesoría para la compra y adquisición de maquinarias indispensables para el proceso de transformación de la semilla.
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Rojas se refiere a las dificultades que se han presentado en la región para completar la producción de chocolate, por ejemplo, en Tumaco no hay una empresa que transforme el cacao en chocolatería fina, las personas deben trasladarse a Cauca para ese proceso, “por eso hay que generar opciones que den a conocer el territorio por este tipo de productos, que generen empleo y oportunidades. El cacao de Tumaco es reconocido mundialmente por su calidad pero como no se ve reflejado en los precios, algunos procesos aún no son tan relevantes. Si se le da esa importancia al producto los campesinos se vuelcan a los cultivos lícitos”, puntualiza Rojas.
La Fundación Paz y Reconciliación ha realizado un seguimiento a la erradicación de cultivos de uso ilícito y evidenció la efectividad de proyectos campesinos como la siembra de cacao. En Nariño, explica la organización, se encuentran más de 16.000 familias inscritas en el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de uso Ilícito (PNIS). Diego Restrepo coordinador línea de conflicto, paz y posconflicto en la Fundación, detalla que de ese porcentaje solo 5.000 hogares están implementando proyectos productivos. “Aunque el porcentaje es menor, la cifra de efectividad del PNIS es alta. Pese a todos los incumplimientos del Gobierno menos del uno por ciento de los campesinos que se comprometen con la sustitución vuelven a sembrar coca. Pero es importante que el Estado reconozca que si no se fortalece el programa los campesinos no van a tener otra opción más que la resiembra”.