Perfil
Basilia Murillo, la leyenda de la gastronomía pacífica que siempre le cocinó al amor
Homenajeada en el Festival Petronio Álvarez 2024, su cocina transformó la Plaza La Galería de Cali en un epicentro de los sabores tradicionales del Pacífico.
En la noche del 16 de marzo de 2024 la brisa sopló suave como un arrullo. Hacía meses que nadie veía a Basilia Murillo, la cocinera que convirtió a la plaza La Alameda de Cali en una joya gastronómica del Valle del Cauca. Estaba en su casa, conversando con Elsis Valencia —su maestra— sobre una enfermedad ingobernable que la aquejaba desde hacía tiempo. De repente, Murillo se acercó al oído de su maestra y le susurró: “Cuando me levante de la cama, profe, vamos a hacer nuestro viajecito”. Un viaje que nunca ocurrió.
“Ese día se levantó y me cocinó un tapadito de pescado. Le respondí que no importaba como estuviera, me lo iba a comer. Cuando me comentó lo del viaje, le repetí que llevábamos mucho tiempo aplazándolo. De pronto lo hagamos en nuestro encuentro en el infinito. Sí, allá será”, recordó Valencia.
Basilia Petrona Murillo falleció el 14 de mayo de 2024. Fue una lideresa y cocinera que trabajó cerca de 40 años haciendo de la comida típica del Pacífico colombiano un espectáculo para el paladar. Por su restaurante Basilia Comida Típica Valle Pacífico, ubicado en la plaza La Alameda, Murillo recibió tres premios La Barra, un prestigioso galardón de la industria gastronómica del país.
Además, en julio de 2022 la Cámara de Representantes de Colombia le otorgó una Moción de Reconocimiento por su labor como líder de la conservación de los sabores autóctonos de la región.
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En su edición número 28, el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez le rindió un homenaje póstumo por su sobresaliente trayectoria.
La cara del Pacífico
En las más de 300 publicaciones de su cuenta de Instagram, Murillo aparece rodeada de celebridades nacionales e internacionales con una sonrisa impoluta, sincera: Tulio Zuloaga, Arap Bethke, Patrick Delmas, Luisito Comunica, Alejandra Borrero e, incluso, la vicepresidenta Francia Márquez. Para muchas personas esta serie de nombres no significan nada. Para Murillo, sin embargo, lo eran todo.
“A ella le encantaban esos reconocimientos, se mantenía contentísima. Recuerdo que una vez vino Pirry —un documentalista— y nosotras siempre veíamos sus programas. Ese fue el mejor día de mi mamá. Tenía la sonrisa más grande que alguien pudiera tener”, recordó Diana Castro, su hija.
“Ella vendía mucho, tenía un pedacito y luego tenía otro. En algún momento quiso tener una planta de procesos porque quería que sus hijos estuvieran bien. Esa visión le permitió llegar hasta donde llegó. Ella me decía, “es que usted es más famosa”, y yo le respondía, “pero usted es la que sale en el video del himno nacional”, contó Martha Jaramillo, chef y amiga.
Antes de que las personas preguntaran por el restaurante de Basilia Murillo en La Alameda, esta cocinera vendía arepas y cafés en un rincón de la plaza. Después, una mujer le vendió su puesto y ella comenzó a expandirse.
“Quería demostrarle al mundo que podía. Basilia trabajó para demostrarles a todos aquellos que le habían hecho daño que sí podía. Sufrió mucho de niña. Esa fue su construcción: querer tener el poder. No tienes que demostrar nada, le decía. Pero ella siempre lo repetía”, comentó Valencia.
Y lo logró. Basilia Murillo consolidó un negocio, formó una familia con cuatro hijos —Wilson Óscar, Sebastián, Diana— que ahora se encargan de conservar el legado gastronómico, conoció a sus dos nietas —que adoraba con devoción— y fue feliz. Pero hubo un miedo que la persiguió desde el principio de la vida, un deseo insatisfecho, un latido: la búsqueda del amor.
La eterna enamorada
Se podría decir que Basilia Murillo fue una mujer que siempre buscó la receta perfecta del amor. Una eterna enamorada. Dicen que fueron varias sus decepciones amorosas, pero que esta cocinera siempre se mostró optimista y apasionada.
“Incluso ese último día que nos vimos en persona —16 de marzo— yo le dije que eso ya no era una prioridad. Pero para ella sí lo era, era mucha prioridad que un hombre la amara. El amor fue su talón de Aquiles. Basilia fue una mujer maravillosa que no encontró a alguien que la amara de verdad, que la ciudara con esmero”, afirmó Valencia.
“En nuestras conversaciones íntimas, hablaba de lo que conseguía y lo que no. Las meditaciones eran más o menos estas: que muchas veces estábamos para todos, pero que cuando estábamos solas…. estábamos solas. Por qué si había tanto amor adentro, tanta entrega, no llegaba lo que merecíamos”, agregó Jaramillo.
De Chocó al Valle
Aún así fue una mujer enfocada y decidida por sacar adelante a su familia. Nació en el municipio de Novita (Chocó) y creció en un entorno tormentoso. Desde entonces se hizo la promesa de sacar a su familia adelante, de traer a sus hermanos hasta Cali y de que a sus hijos nunca les faltara nada.
Entre las cosas que más le gustaba cocinar estaba el pastel chocoano y el arroz de maíz que su abuela le preparaba. Así surgió su plato más tradicional: el Arroz Basilia. Un plato a base de maíz trillado, mariscos y queso costeño. La preparación más pedida en sus restaurantes. La más aclamada.
“Ella en vida logró ser homenajeada y reconocida. Ella era muy joven. Ella trabajó creyendo en eso: que iba a ser punta de lanza para otros. Se fue con todos los honores. Ahora, será un foco de inspiración para otros”, completó Jaramillo.
Elsis Valencia es una mujer que tiene la voz tierna. Fue maestra, amiga e incluso una hermana mayor para Basilia Murillo. Desde la última vez que la vio, Valencia no ha podido volver a la plaza. Le asusta el vacío que pueda encontrar.
“Pero me la he soñado dos veces en una estación de tren. Debe de estar en algún lado haciendo travesuras en una cocina ajena”, finalizó.