Medioambiente
Bogotá no es un cenicero: así avanza el proyecto ambiental que busca educar a los fumadores
Silvia Barrero, VP de Asuntos Externos Clúster Andino de Philip Morris International, explica los detalles del programa que empezó como un piloto y hoy tiene un gran impacto en la capital del país. La presencia de colilleros interactivos en puntos estratégicos ha sido una de las claves.
¿Cómo nace la iniciativa Bogotá no es un cenicero?
Silvia Barrero: Actualmente en el mundo se producen 1 millón de toneladas de filtros de cigarrillos. Aunque algunos están dispuestos adecuadamente, hay otros que han llegado a lugares en los que nunca deberían estar como ríos, calles, plazoletas públicas, playas, entre otros. Fue así como Philip Morris International realizó una alianza con otras organizaciones para promover un programa a través del cual los fumadores tuviesen una mayor concientización sobre cómo reducir la presencia de colillas de cigarrillo en el espacio público. Inicialmente, ‘Bogotá no es un Cenicero’ fue un plan piloto -que comenzó en abril del año pasado- en el parque de los hippies en Chapinero; sin embargo, los resultados exitosos permitieron que el programa se empezara a ampliar de manera más formal en otras zonas de la capital, como Galerías y Modelia.
¿Cómo funcionan los colilleros interactivos y en qué lugares de la ciudad se pueden encontrar?
S.B: A través de este programa realizamos la instalación de 40 colilleros, de los cuales 10 son interactivos -con los que buscamos hacer un llamado a la acción- y están ubicados estratégicamente en diferentes zonas, mientras que los otros 30 colilleros masivos están en los principales sitios de consumo, como tiendas y bares. El funcionamiento de los colilleros interactivos es muy interesante. A través de ellos los ciudadanos pueden depositar una colilla y a la vez responder preguntas de interés general, relacionadas con hobbies, comida típica, música, entre otras. Aunque el objetivo de esta iniciativa es promover el uso correcto de las colillas, con la opción interactiva es más fácil que los ciudadanos se familiaricen y se interesen en participar.
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¿Cuál ha sido el impacto de este proyecto hasta ahora?
S.B: El piloto -que solo duró 3 meses- tuvo un resultado exitoso y por esa razón se formalizó el proyecto ampliando su cobertura. Hasta el momento la disminución de colillas en el espacio público puede estar entre un 30 y un 50 por ciento del total que identificamos. De hecho, hemos recolectado en 9 meses más de 91 mil colillas de cigarrillos, en donde la conformación de la alianza público-privada que tenemos para este proyecto ha sido fundamental. Además de Philip Morris International también está participando la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), Fenalco, Asobares, Acodres y No más colillas Colombia. Todas las organizaciones tenemos en común ese interés por fomentar una conciencia ambiental, en la que tenemos claro que el uso inadecuado de las colillas de cigarrillos es una problemática que nos afecta a todos como sociedad. Además, para lograr el impacto esperado -a corto plazo- hemos trabajado de manera articulada identificando cuáles son esos lugares prioritarios, por ejemplo, restaurantes o espacios con una actividad nocturna activa. Cabe reiterar que este es un programa de puertas abiertas al que se puede unir cualquier organización porque no hay ningún tipo de requerimiento o exigencia, sólo es necesario tener la voluntad y disposición para contribuir al medioambiente.
¿Cómo funciona el proceso interno?
S.B: Contamos con una metodología establecida. Inicialmente un proveedor especializado recoge las colillas semanalmente, luego realiza un proceso de segmentación, separación y conteo, para finalmente llevarlas a los rellenos sanitarios, que es donde tienen que estar por disposición legal. Estas colillas hoy en día no surten un proceso adicional de reúso o de reciclaje porque la ley no lo exige, sin embargo, eso no quiere decir que no se puede hacer. En caso de hacerlo, es un proceso adicional -con costos extra- porque se debe tener en cuenta que la colilla tiene unas sustancias tóxicas que exigen que el proceso de reciclaje sea de mayor rigurosidad, en comparación con cualquier proceso de reciclaje normal. Aunque por ahora solo estamos enfocados en un proceso de concientización para promover un uso adecuado de las colillas, a futuro -ojalá no muy lejano- esperamos tener un proceso de reúso y reciclaje con todos los estándares apropiados.
¿Cuáles son las metas a largo plazo con este proyecto?
S.B: La meta principal es poder continuar expandiendo este proyecto en Bogotá y eventualmente en otras ciudades del país. Esperamos contar con la colaboración de otras entidades, y ojalá con la vinculación de entidades oficiales de primer nivel, como el Ministerio de Ambiente. Por ahora, podemos dar una noticia importante y es que el próximo año tendremos presencia en Medellín. Aunque buscamos educar a los fumadores para que hagan una correcta disposición de las colillas de cigarrillos, la idea es que se apropien de este proceso para que se vuelva un hábito completamente voluntario. A futuro veremos esa reducción de colillas de cigarrillos en espacios públicos, como calles, andenes, playas, jardines, ríos, etcétera.