Especial Minería Sostenible
Colombia, en la ruta para consolidar una minería verde. Estos son los retos
“El país está llamado a ser proveedor de los minerales estratégicos para la transición energética, por eso le puso el acelerador a los proyectos de exploración. ¿En qué vamos? tomando en cuenta el impacto al medio ambiente y las comunidades.”
La mayoría de los objetos están hechos a partir de minerales. El cepillo de dientes, el maquillaje, los dispositivos electrónicos, los electrodomésticos, los fertilizantes, la maquinaria agrícola, los medios de transporte, las viviendas y la joyería, entre muchos otros, están vinculados de alguna manera a la industria extractiva.
Adicionalmente, la carrera de la transición energética y el proceso de descarbonización en el que se avanza en el mundo exigen el desarrollo de fuentes de energía renovable no convencionales que demandan el uso de minerales estratégicos, es decir, de más minería, con las responsabilidades que eso implica.
Elementos como cobre, litio, zinc, manganeso y plomo, entre otros, son esenciales para las tecnologías de la descarbonización. Este escenario representa una gran oportunidad para Colombia, que ya identificó 46 proyectos claves para la transición energética. El país cuenta con el potencial geológico para proveer una buena parte de los minerales en este proceso. De hecho, el Servicio Geológico Colombiano ha identificado áreas con importante potencial en polimetálicos, avanzando en 26 distritos metalogénicos y teniendo como meta 36 distritos al final de 2022.
Según el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ‘América Latina y el Caribe 2050: en camino a convertirse en un centro global de metales y soluciones bajas en carbono’, para 2026 la demanda por minerales clave para la transición energética será más del doble que la registrada en 2015. Esta investigación también concluye que esto podría significar una serie de beneficios económicos para la región: (i) una mayor recaudación fiscal –estimada en América Latina y el Caribe 2050: en camino a convertirse en un centro global de metales y soluciones bajas en carbono–, (ii) una mayor generación de nuevos empleos y (iii) una aceleración de la demanda por servicios y capacidades tecnológicas locales.
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Ahora bien, como cualquier otra actividad lícita, la industria extractiva tiene un carácter de sostenibilidad, “que debe procurar la integración armónica entre las variables económica, social, ambiental, en un marco de respeto por los derechos humanos, y bajo el paraguas de la integridad y la transparencia”, puntualiza Mauricio López González, presidente del Pacto Global Colombia. En este sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo señala que la región debe continuar construyendo una minería que minimice su huella ambiental, priorizando tanto el uso eficiente de recursos y la reducción de los pasivos ambientales que genera, como también la gestión de emisiones y la protección de la biodiversidad. Además, sugiere profundizar en oportunidades de economía circular aplicable a la minería, con la finalidad de reducir la extracción de mineral virgen y aun así suplir adecuadamente los materiales requeridos.
Por su parte, López advierte que la narrativa de una minería responsable no se puede quedar en el tema de regalías y eventuales empleos, “sino de toda una dinámica integral, cómo se afecta lo menos posible y se producen los mayores beneficios a la comunidad, en general”. Sin embargo, para Clemencia Gómez, profesora de Geociencias en la Universidad Nacional, no hay que olvidar que la minería responsable es tarea de todos. “La presión sobre los recursos del suelo y subsuelo es algo en lo que todos estamos siendo partícipes”, señala en alusión al consumo desmedido, y al impacto de la obsolescencia programada para que esto ocurra.
Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) hoy los países andinos tienen una nueva oportunidad para aprovechar, gestionar e invertir los ingresos provenientes de la minería con miras a lograr un mayor crecimiento económico futuro, más inclusivo y amigable en términos ambientales. “Uno de los grandes retos para la industria extractiva es lograr que sea competitiva y que se inserte dentro de un nuevo modelo de desarrollo. Para ello, se requiere de una minería con una visión compartida que considere las condiciones sociales y ambientales, y no solamente las técnicas. Esto requiere una adaptación empresarial y una claridad en la política pública”, como se leía en las conclusiones del seminario ‘Minería para un futuro bajo en carbono’, de 2018, convocado por la Comisión Regional de Naciones Unidas.
Tres obligatorios para una minería verde
- Reducir su huella ambiental.
- Incrementar la producción de minerales estratégicos para la transición sostenible.
- Hacer uso de la tecnología es clave para reducir su impacto en los recursos hídricos y minimizar la generación de residuos.