Especial ciudades competitivas
¿Cómo mejorar la movilidad en las grandes ciudades?
Más allá de megaobras viales, que terminan quedándose cortas por el rápido crecimiento del parque automotor, la solución está en un transporte público eficiente, alternativas como la bicicleta, los cobros por congestión y una mejor planeación urbana.
El transporte público debe ser la columna vertebral de la movilidad. Sin embargo, no se trata de condicionar a una sola opción la manera como nos movemos, sino de tener varias alternativas para hacerlo: caminar y montar en bicicleta hacen parte de las estrategias asociadas. También es crucial empezar a trabajar en la gestión de la demanda para evitar que sigan llegando vehículos que emiten contaminantes y que inciden en el ciclo de conducción. Las Zonas urbanas de aire protegido (Zuap) y cobros por congestión son parte de la solución para encaminarnos hacia la movilidad verde a nivel nacional. Actualmente, se siguen vendiendo automotores a un ritmo frenético y esto pone en riesgo a los territorios en términos ambientales.
Hay casos para resaltar como los metros, que además funcionan de forma articulada con cables, alimentadores y buses colectivos que han facilitado el desplazamiento y la accesibilidad de las personas en la ciudad. En Antioquia está el programa EnCicla del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, un sistema público de bicicletas ciento por ciento gratuito con el que en diez años de funcionamiento se han dejado de emitir 10.185 toneladas de CO 2 . Adicionalmente, la entidad instauró la estrategia del Plan de movilidad empresarial sostenible, que obliga a las empresas con más de 200 colaboradores a estimular diferentes opciones de movilidad limpia.
¿Cómo lograr que las personas no utilicen el vehículo particular? Las cifras son alarmantes. Según el Registro Único Nacional de Tránsito (Runt), al finalizar febrero de 2021 en Colombia estaban rodando 16.176.803 automotores, que seguirán incrementándose. Es evidente que a través de la historia las administraciones municipales y nacionales han sido más reactivas que planificadoras. Y ese justamente es uno de los errores que más nos afectan en la actualidad, porque no se logran anticipar los cambios de la sociedad ni existen las herramientas suficientes para responder.
Actualmente las congestiones en las principales ciudades son tan grandes, que lo que buscan los alcaldes es hacer megaobras para aliviar las presiones de movilidad. Pero la literatura internacional ha señalado que al cabo de dos años esa infraestructura empieza a permanecer atascada debido al aumento del parque automotor. El reto es construir ciudades diseñadas con una articulación entre la infraestructura vial y el transporte, teniendo como base una premisa: la sostenibilidad.
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Ahora bien, la idea que nos venden es que todo debe ser eléctrico pero esa tampoco es la solución. Sobre todo porque falta avanzar en el tema del desecho de baterías y acumuladores que, si bien han facilitado nuestra vida, su uso puede ser riesgoso si no se dispone de ellos de manera responsable: dejarlos a la deriva o darles un mal manejo podría convertirlos en residuos peligrosos para los suelos y el agua. La energía solar, eólica, hidráulica y el hidrógeno son otras alternativas que se deben potenciar.
(*) Director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.