Especial Movilidad y transporte
¿Cómo mejorar los problemas de movilidad de Bogotá?
Aunque hoy la ciudad es una de las cinco más congestionadas del mundo, la mayoría de viajes se realizan en transporte público y a pie. Nuestra columnista invitada, Deyanira Ávila, propone la ruta para acortar los tiempos de desplazamiento.
De acuerdo con la más reciente medición del índice TomTom Traffic, Bogotá se ubica en el quinto lugar de las ciudades más lentas para conducir, entre 387 urbes que hacen parte del ranking. Sin embargo, en comparación con 2022, el año pasado la situación mejoró.
TomTom Traffic es una compañía de sistemas de navegación para autos, motocicletas y teléfonos móviles, con origen en Ámsterdam, que se enfoca principalmente en medir los tiempos de viaje de su core de negocio: autos y motos. Pero, ¿qué pasa con los tiempos de viaje de los usuarios de transporte público, ciclistas y peatones? Este tipo de índices nunca contemplan esos segmentos, que cumplen un papel fundamental y estructurante en la movilidad de las grandes ciudades, y por los cuales se hace una gran apuesta por parte de los gobiernos locales.
De acuerdo con la más reciente Encuesta de Movilidad realizada en 2023, en Bogotá-Región se hacen 14,6 millones de viajes al día, de los cuales el 68 por ciento son a pie, en bicicleta y en transporte público. Por ejemplo, las mujeres son las que más viajan en el transporte público y caminan, con una participación del 72 por ciento; los menores de 15 años caminan (59 por ciento) y se mueven en transporte escolar, y el 95 por ciento de los mayores de 65 años se movilizan a pie, en transporte público y en taxi. Lo anterior reitera en dónde se deben focalizar los esfuerzos.
En Bogotá, la principal necesidad es reducir los tiempos de viaje para incidir en la calidad de vida de las personas. Para ello, es clave tener transporte público de calidad y variedad de modos (buses, metro, trenes o cables), y esto se logra reduciendo el rezago de la infraestructura vial en articulación con el ordenamiento territorial, que nos permita construir una Bogotá enfocada en una proximidad de 30 minutos.
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Ese planteamiento demuestra la necesidad de seguir construyendo el plan de infraestructura definido en el POT, donde los gobernantes entregarán durante estos años y hasta 2032 más de 194 kilómetros entre líneas de metro, RegioTram y corredores verdes. De esta manera se podrá pasar del vehículo particular al transporte público.
Transporte digno
El desafío, entonces, es saber cómo hacer infraestructura para un transporte público digno y al mismo tiempo solucionar el problema de la congestión causada por los vehículos particulares, reducir las muertes en las vías y fomentar el uso de medios sostenibles en condiciones de accesibilidad, asequibilidad, seguridad e inclusión. Esos no son retos menores, y el gobierno de turno debe enfrentarlos con asertividad.
El camino ya está trazado. Implementar las políticas y planes de movilidad de cero y bajas emisiones, para peatones y ciclistas, ayudará a la migración de más viajes a los modos sostenibles y, de esta manera, a contar solo con los vehículos automotores que en realidad deben circular en las vías, ya sea por condiciones asociadas a la industria, la movilidad reducida o condiciones especiales, entre otras. A esto se suma el mejoramiento de herramientas como cámaras, sensores y semáforos, reforzar el ejercicio de gestión y control en la vía, y el buen comportamiento de los ciudadanos.
El mejor viaje es el que no se hace. Por esto, hay que seguirles apostando al comercio electrónico, el teletrabajo y la educación virtual e híbrida.
* Exsecretaria de Movilidad de Bogotá y asesora en movilidad sostenible