Emprendimiento
Crecimiento económico y desarrollo sostenible: las grandes apuestas del sector azucarero en Colombia
Claudia Calero, presidenta de Asocaña, explica cuáles son las acciones que están impulsando desde la industria de la caña para contribuir al desarrollo rural.
¿Cuáles son los principales retos hoy para el sector agroindustrial de la caña?
Claudia Calero: Nosotros venimos de una serie de situaciones que apenas estamos superando, como el Fenómeno de La Niña, que nos dejó campos anegados y altos niveles freáticos, lo que implicó una reducción en la productividad del campo, específicamente en los cultivos de caña de azúcar. Ahora nos estamos enfrentando al Fenómeno de El Niño, que ya fue declarado, con bajas precipitaciones. Frente a esto haremos todo lo posible para mejorar las eficiencias de riego, para que así podamos surtir las necesidades de agua existentes. A esto también se le suma la incertidumbre actual que tenemos frente a las diferentes reformas y posiciones del Gobierno, debido a que esto puede restar competitividad al campo colombiano. Sin embargo, por nuestro lado siempre estamos haciendo los mejores esfuerzos para poder sortear los desafíos y necesidades.
¿En qué consiste la iniciativa que lideran para ayudar a los emprendedores rurales del país?
C.C.: Tenemos un programa llamado Compromiso Rural, que surge en el 2021, luego del estallido social que hubo en el suroccidente colombiano, y que generó grandes retos para los colombianos. Esta es una apuesta del sector agroindustrial de la caña para fomentar la generación de empleo, específicamente en personas jóvenes. Hasta el momento hemos hecho posible que existan más de 1.800 empleos directos en todo el valle geográfico del río Cauca, y a la vez, tenemos 700 emprendimientos -en una gran proporción derivados del campo-, que están siendo apadrinados por los ingenios azucareros. En este sentido, estamos apoyando a los emprendedores para que puedan hacer productivos sus proyectos, y los lleven a mercados nacionales e internacionales. Por ejemplo, tenemos emprendimientos relacionados con saberes ancestrales con productos como choculas a partir del cacao, o bebidas derivadas de la caña de azúcar, como el Viche.
¿Cómo llegan a estos emprendedores y en qué consiste ese acompañamiento
C.C.: En algunos casos llegan a nosotros porque han escuchado acerca del programa, en otros somos nosotros quienes buscamos esos emprendimientos en nuestra área de influencia, específicamente en 50 municipios de los 5 departamentos en los que estamos presentes: Valle, Cauca, Caldas, Risaralda y Quindío. Por nuestro lado estamos apoyando a los emprendedores a través de capacitaciones y un acompañamiento para que puedan consolidar y formalizar esas ideas de negocio, con ayuda de expertos. La idea es que ellos tengan la oportunidad de acceder a la oferta estatal, y que por supuesto cumplan con los requisitos sanitarios, fitosanitarios y mercantiles que se necesitan para llevar sus productos a la competitividad del mercado.
¿De qué manera contribuyen a la dinamización de las economías locales?
C.C.: Vale la pena recalcar que el 95 por ciento de nuestros bienes, materias primas o insumos los demandamos en el orden local, regional y nacional, esto quiere decir que todos esos recursos económicos se quedan en la región. Nosotros consideramos que el desarrollo solo se logra cuando fortalecemos esas economías vecinas, y eso es justo lo que estamos haciendo junto a pequeñas y medianas empresas. Además, esto es posible gracias a los socios de diversas organizaciones con los que contamos, que hacen parte del engranaje de los circuitos económicos del sector y también están comprometidos con este proyecto.
También han hecho una gran apuesta por el medioambiente, ¿en qué consiste el Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad?
C.C.: Este proyecto nació en el año 2009 y básicamente se concentra en la protección y conservación de las cuencas hidrográficas. Por ejemplo, hoy estamos en 26 cuencas hidrográficas que tienen un área de cobertura de un poco más de 800 mil hectáreas de ecosistemas estratégicos, como páramos, bosque seco, tropical, bosque alto Andino y bosque húmedo, en donde se generan una serie de ecosistemas de flora y fauna dignos de proteger. La razón por la que estamos impulsando estas acciones es porque las cuencas tienen que ejercer su función reguladora, es decir, que cuando tenemos altas precipitaciones, la cuenca tiene que regular esos altos caudales; mientras que en los casos en los que hay bajas precipitaciones, por ejemplo, en épocas del Fenómeno de El Niño, la cuenca hidrográfica tiene que soltar esos caudales retenidos.
¿Cuál ha sido el alcance de esta iniciativa ambiental?
C.C.: Estamos haciendo una sinergia con asociaciones de usuarios y con las mismas comunidades para intervenir y proteger los nacimientos de agua. Adicionalmente, hemos estado haciendo un proceso muy riguroso para tratar las aguas hervidas porque entendemos que la seguridad alimentaria también es muy importante. Estamos interviniendo a más de 1.200 metros sobre el nivel del mar, esto es en alta montaña, con comunidades que habitan en estos lugares. También hemos sembrado más de 1 millón de árboles, de hecho, hoy en día estamos en un área de ecosistemas estratégicos que superan las 300 mil hectáreas, en donde hemos impactado a más de 18 mil familias.