Especial Guardianes de la Amazonía y la Orinoquía
Cruzada mundial para proteger la Amazonía colombiana. ¿De qué se trata?
Los gobiernos de países como Noruega, Reino Unido y Alemania hacen grandes esfuerzos por ayudar a Colombia a preservar el pulmón del mundo. Sin embargo, en lo corrido de este año la deforestación aumentó según el IDEAM. ¿Por qué?
El cuidado de la Amazonía colombiana ha trascendido las fronteras nacionales y se ha convertido en un asunto global, debido a la importancia estratégica de este ecosistema para la biodiversidad, el medioambiente y la estabilidad del planeta.
Varios países y organizaciones vienen trabajando con el Gobierno colombiano para impulsar la protección de la selva más grande del mundo, a través de programas, capacitaciones y recursos económicos. Todo esto buscando frenar la deforestación del Amazonas.
A través del programa REM Visión Amazonía, que hace parte del Plan de Contención de la Deforestación de la Amazonía colombiana, los países se han sumado a esta lucha aportando recursos que se destinan tanto a cuidar el pulmón del mundo, como a impulsar núcleos de desarrollo forestal desde las comunidades que viven en departamentos como Guaviare, Vaupés, Amazonas, Caquetá, Putumayo y Guanía.
A finales de 2022, la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, anunció que los gobiernos de Noruega y Alemania desembolsarían 25 millones de dólares en el marco de este programa. Asimismo, a finales del año pasado, los gobiernos del Reino Unido y de Noruega anunciaron un nuevo aporte financiero a la cooperación con Colombia, a través del programa REM Visión Amazonía, por un valor de 30 millones de dólares.
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Steve Barclay, secretario de Estado de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido, reconoció en su momento “el gran trabajo en la construcción de capacidades para la lucha contra la deforestación tanto en la institucionalidad como con las comunidades indígenas, un gran impacto en el territorio y un gran aporte global frente al cambio climático”.
También es importante destacar la donación de siete helicópteros por parte del Gobierno de los Estados Unidos a Colombia, para luchar contra este crimen ambiental.
Agricultura sostenible y desarrollo forestal
La agricultura sostenible es otra alternativa para mitigar el impacto ambiental. Sus técnicas permiten la producción agrícola sin necesidad de talar grandes áreas de bosque, promoviendo la salud del suelo y la biodiversidad.
Desde el Ministerio de Ambiente, se trabaja de manera articulada con entidades públicas como gobernaciones, alcaldías y autoridades ambientales de la Orinoquía impulsando proyectos que fomenten negocios verdes y promuevan la conservación y restauración ecológica en áreas de especial interés ambiental.
“En la Amazonía colombiana, bajo la directriz de la Ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, estamos implementando un esquema integral que incluye el ordenamiento de núcleos de desarrollo forestal y biodiversidad”, contó José Perea, jefe de la Oficina de Negocios Verdes y Sostenibles del ministerio.
Este trabajo incluye la formulación de planes de ordenamiento y manejo forestal, así como el fortalecimiento de la soberanía alimentaria para más de 5.768 familias. Además, el Gobierno está impulsando la reconversión productiva hacia prácticas sostenibles como la trazabilidad en ganadería, sistemas agroforestales, y la promoción de productos no maderables y especies promisorias en 3.600 hectáreas.
“Estas iniciativas buscan potenciar la economía local y fortalecer la cadena de turismo de naturaleza en la región, promoviendo alianzas entre actores locales para el desarrollo sostenible”, agregó Perea.
La red del recurso forestal en Colombia abarca tanto el manejo sostenible de bosques naturales como el cultivo de plantaciones forestales comerciales. De las 114 millones de hectáreas de área continental del país, 60.3 millones están cubiertas por bosques, distribuidos en 59.7 millones de hectáreas de bosques naturales y 552 mil hectáreas en plantaciones.
La Amazonía alberga la mayoría de los bosques naturales con 51.1 millones de hectáreas (59.2%), y dentro de ella existen 22 núcleos de desarrollo forestal y de la biodiversidad, con planes de manejo que podrían alcanzar cerca de 269 mil hectáreas para su aprovechamiento. Además, se estima que al menos 4 millones de hectáreas de bosques naturales deben tener planes de manejo forestal para viabilizar su transformación productiva y económica.
“Es crucial fortalecer el manejo sostenible de estas áreas, enfrentando desafíos como la conexión entre oferta y demanda de productos forestales, la reestructuración de tasas de compensación para proyectos comunitarios, la concentración de recursos de cooperación internacional para reducir costos de transporte, y la provisión de tecnología para la transformación local de maderables”, indicó Juan Miguel Vásquez, director de Fedemaderas.
En la Orinoquía, donde se concentra el 13% de los bosques naturales del país, el enfoque debe dirigirse, según Vásquez, hacia las plantaciones forestales comerciales, que actualmente cubren 185 mil hectáreas (34% del país) pero enfrentan subutilización significativa.
“En regiones como el Meta, se deben implementar iniciativas clúster para escalar los beneficios sociales de las plantaciones forestales, mientras que en el Vichada la prioridad es la obtención de servicios ecosistémicos como los bonos de carbono y créditos de biodiversidad”, aseguró Vásquez.
A pesar de las diferencias entre la Amazonía y la Orinoquía en términos de modelos de desarrollo forestal, es crucial un mayor diálogo y entendimiento entre los gobiernos para maximizar los beneficios socioeconómicos y ambientales de estos recursos forestales estratégicos.
“El desarrollo de plantaciones forestales con fines maderables a nivel mundial requiere tecnologías avanzadas y años de investigación genética. En Colombia, es crucial aumentar la investigación para convertir especies nativas en árboles de crecimiento rápido rentables en construcción sostenible y dendroenergía. Escalar el modelo de negocio de especies introducidas podría mejorar la bioeconomía nacional y reducir la deforestación ilegal, fortaleciendo el desarrollo socioeconómico y ambiental”, concluyó el director de Fedemaderas.
Deforestación: ¿cómo vamos?
El Plan de Contención de la Deforestación evidenció que hay 22 zonas rurales con altas cifras de deforestación, en donde el Gobierno busca, de la mano de las comunidades, impulsar la reconversión productiva, la conservación y la restauración.
Durante el primer año del presidente Gustavo Petro, el Ministerio de Ambiente informó que, en comparación con 2021, durante 2022 se logró una reducción de la deforestación del 36,4 por ciento, pasando de 111.899 hectáreas a 71.185 hectáreas, es decir 40.000 hectáreas menos.
En 2023, aunque aún no se han presentado las cifras oficiales, el informe de alertas tempranas del IDEAM reveló a finales del año pasado que la deforestación de enero a septiembre en la Amazonía mostró una reducción del 70 por ciento, respecto al mismo periodo del año pasado, pasando de 59.345 hectáreas deforestadas a 17.909 hectáreas.
Sin embargo, recientemente el mismo IDEAM alertó que durante el primer trimestre de 2024 la deforestación en el Amazonas se ha incrementado considerablemente, en departamentos como Meta (15.251 hectáreas), Caquetá (13.271 hectáreas), Guaviare (9.259 hectáreas) y Putumayo (2.033 hectáreas).
La entidad indicó que en ese periodo, este fenómeno se triplicó frente a los registros de 2023, principalmente, por factores como el fenómeno de El Niño, la presencia de grupos ilegales, la minería y el aumento de la ganadería.